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Ni gobernanza económica ni manifestaciones de trabajadores a lo largo y ancho de Europa. Los ministros de Economía de los países del euro (Eurogrupo) han dedicado toda la mañana de hoy en una reunión que han mantenido en Bruselas a hablar de Irlanda, y no es para menos, después de que el Gobierno de este país anunciara que, como consecuencia de los rescates “in extremis” que tiene que hacer de varios de sus bancos, el déficit público se situará en el 32% del Producto Interior Bruto (PIB) este año y la deuda rozará el 100%.
Y de la intensa mañana ha trascendido poco aunque, para aviso de navegantes, el director del Fondo de Estabilización Europeo que se creó en mayo para rescatar a Grecia, Klaus Regling, ha asegurado que el mecanismo está preparado ante una posible petición por parte de cualquier país europeo.
Este fondo, al que hasta el momento sólo ha acudido el país heleno y que estará activo tres años, está dotado con hasta 750.000 millones de euros de los que 60.000 millones son una facilidad comunitaria de ayuda a la balanza de pagos, 440.000 millones son préstamos de los propios países europeos y 250.000 provienen de una aportación complementaria de créditos del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Los dirigentes europeos han recordado que el fondo de rescate está ahí
Ahora bien, tanto el presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, como el máximo representante del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker y el comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, han mandado el mensaje a Irlanda de que cuenta con el apoyo europeo, que confían en que cumplan con los compromisos de reducción del déficit para que éste se sitúe en el entorno del 3% del PIB en 2014 aunque, al mismo tiempo, le aconsejan que aclare cuanto antes el montante exacto de dinero que va a tener que inyectar a sus bancos, de tal modo que consiga devolver de nuevo la confianza a los inversores en la fortaleza futura de la economía del país.
Estos temores sobre la situación de Irlanda, que han provocado hoy una declaración formal del Eurogrupo, se suman a los que pesan también sobre la salud de la economía portuguesa, cuyo Gobierno tuvo que anunciar anoche nuevos recortes de gastos y aumentos de impuestos para devolver la confianza a los mercados . En el caso portugués los ministros del euro, que también emitieron una declaración por escrito, confían en que pueda cerrar 2011 con un déficit público equivalente al 4,6% del PIB, lo que estabilizará el precio de la deuda, en máximos respecto al bono alemán desde hace semanas.
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