Los españoles tienen ya que robar comida por necesidad

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La vio mediante uno de esos espejos de vigilancia situados en una esquina del techo del pasillo. La mujer, joven y bien vestida, intentaba ocultar bajo el abrigo un bote de leche en polvo para bebé. El encargado del supermercado se acercó a ella y le hizo entender que la había descubierto. “La mujer reconoció lo que había hecho y pidió excusas. Me explicó que era fin de mes y que hacía días que el dinero que cobra del paro se le había acabado”, cuenta el responsable que, conmovido, acabó pagando el artículo de su propio bolsillo.

En AlertaDigital.com cuentan que episodios como este de pequeños hurtos de alimentos y artículos de primera necesidad han crecido en los últimos meses en los comercios españoles. Los expertos en seguridad apuntan como causa del incremento del llamado hurto por necesidad a la crisis, que ha dejado a miles de familias sin recursos.

CLIENTES HABITUALES

“Nadie roba una lata de atún para revenderla”, cuenta José Luis Cariteu, director comercial del área de retail (hipermercados y supermercados) de Checkpoint, una empresa especializada en seguridad de estos establecimientos, que pone sobre la mesa un dato muy esclarecedor. “La mayoría de los hurtos se producen entre el día 20 y el 30 de cada mes. Eso significa que el autor no es un ladrón profesional sino una persona a la que ya se le han acabado los recursos”, relata.

Según un informe elaborado por Checkpoint, en al menos la mitad de esos robos el autor es un cliente habitual del supermercado. Pero no solo se roba comida. Fuentes judiciales alertan de que la crisis ha disparado los hurtos. Prueba de ello es que la cifra de robos sin violencia por una cuantía menor de 400 euros se duplicó del 2007 al 2008. Así, sólo en los juzgados de guardia de Barcelona se abrieron el año pasado 6.406 diligencias por faltas de hurto, mientras que hace dos años la cifra no pasó de las 3.430. En Andalucía la cifra superó los 10.000 casos.

CENTROS COMERCIALES

“Con tanta gente que se ha quedado sin ingresos ha subido el número de personas que cometen pequeños delitos para conseguir productos para consumo propio o, en menor medida, para revender lo robado y obtener un dinero”, dicen fuentes judiciales.

Esta nueva dinámica se está dejando notar en los centros comerciales. Según Checkpoint, el robo en esos espacios creció un 2,3% durante el año pasado con respecto al 2007. Ese año ya se empezó a notar la nueva tendencia y se registró un ligero ascenso del 1,8%.

“Los indicadores del primer trimestre del 2010 señalan que estos robos aumentan aún más”, informa Checkpoint. “La crisis ha hecho que lo que más ha subido no sea el robo de productos valiosos (como colonias o aparatos tecnológicos) para luego revenderlos, sino el hurto de comida y objetos de primera necesidad”. Entre ellos abundan artículos como el arroz, la carne y los embutidos. Antes, en cambio, los robos en los centros comerciales eran sobre todo de vino, licores, cuchillas de afeitar y colonias, bienes que luego pueden revenderse, una actividad conocida como robo por comisión.

ENVASES DE METACRILATO


En total, en el 2009, la suma de esos dos tipos de hurto supuso pérdidas de 3.510 millones de euros a esos establecimientos, que invirtieron el año pasado 755 millones de euros en sistemas de seguridad. De hecho, muchos hipermercados están instalando cámaras y arcos de detección junto a las cajas registradoras, además de colocar bajo llave o en envases de metacrilato con alarma incorporada productos alimenticios que antes se exponían sin precaución.

BOLSOS RECUBIERTOS CON PAPEL DE ALUMINIO


Por otra parte, los supermercados madrileños detectaron el año pasado un aumento de los denominados ‘hurtos famélicos’, es decir los robos de alimentos básicos, y también el auge de robos en tiendas de ropa utilizando modalidades como los bolsos recubiertos de papel albal, que evitan que los objetos sustraídos sean detectados por el detector de metales.

Así lo han percibido tras los inventario anuales representantes de este tipo de establecimientos del centro de Madrid y que confirmaron fuentes policiales que achacan a la crisis económica.

Estas afirmaciones contrastan con las recientes manifestaciones de la delegada del Gobierno en Madrid, que indicaban que no ha aumentado la delincuencia contra el patrimonio por la crisis, ya que este tipo de delitos bajaron un 4,9 por ciento en su conjunto y el número de hurtos disminuyó, por su parte, un 8,3 por ciento.

Las fuentes consultadas aseguran que estos datos responden a que muchos de estos delitos no se llegan a denunciar, porque la mayoría no superan los 100 euros y los empleados reciben amenazas de muerte si lo hacen. “No merece la pena denunciar el robo de una bandeja de jamón. No compensa el tiempo que le dedicas para algo que, además, no supone ni un apercibimiento para el ladrón. Incluso muchos te hacen el gesto de rajarte el cuello si dices que llamas a la Policía”, indicó a Europa una cajera de supermercado.

No obstante, comerciantes y policías distinguen entre estos ‘ladrones profesionales’, que suelen planificar los hurtos, y las pequeñas sustracciones esporádicas de otros colectivos del barrio como parados, jubilados, amas de casa y adolescentes que, por motivos básicamente económicos, se llevan algún producto escondido entre sus ropa, aunque pagan el resto. En la mayoría de estos casos, si son detectados, devuelven tranquilamente los productos y casi nunca son denunciados.

Aparte de los denominados ‘robos famélicos’, también son comunes los realizados para revender los productos. Suelen practicarlas toxicómanos y ciudadanos extranjeros, que luego revenden los productos en lugares apartados de la Ribera de Curtidores y Atocha, entre otros, a un precio más asequible a ancianos que se quejan de que no llegan a fin de mes. Incluso, son estos compradores los que piden que consigan determinados productos, favoreciendo así un mercado que llaman ‘a la carta’.

En otros barrios, como Puente de Vallecas y Villaverde, hay viviendas que actúan de ’supermercados clandestinos’, donde los vecinos saben que se venden artículos robados a un precio mucho más asequible que el normal. Los artículos ya no son alimenticios o básicos, como en en el ‘mercadillo callejero’, sino que también se incorporan cosméticos y ropas.

CON PAPEL ALUMINO

Precisamente, son las tiendas de moda otras de las afectadas por este pequeño pillaje, cada vez más ingenioso. Así, alertan de que en los últimos años han detectado los ‘mangantes’ se quedan con lo ajeno sin darse cuenta introduciéndolo en bolsos forrados internamente con papel de aluminio, que no hace saltar las alarmas al pasar los controles de seguridad.

Los ladrones suelen ser señoras sudamericanas, rumanas y españolas en tiendas de importantes marcas distribuidas por la capital. Para atajarlo, la Policía Nacional y Local establecen operativos conjuntos, como el desarrollado este mes en la almendra central de Madrid, para captar a los responsables de este tipo de robos en calles cercanas, tras conocer previamente las características físicas de los sospechosos.

Agentes y comerciantes denuncian que existen páginas en Internet que “con total impunidad” aconsejan este tipo de métodos, así como otros más complejos y técnicas para robar en tiendas. Por eso, piden que se cierren.



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