Resultado de la política económica de Zapatero

| El Periódico de Catalunya
La crisis genera un circuito fijo de abastecimiento en contenedores
1. • Muchos establecimientos no destruyen el género a punto de caducar pero que está en buen estado
2. • Foros de internet informan de rutas para comer a diario con lo que desechan los súper y restaurantes

PATRICIA CASTÁN
BARCELONA

Cada vez son más los que salen con el carro de la compra en plena noche. Su destino no es el mercado ni el súper del barrio. Algunos, de hecho, se desplazan para que no les reconozcan, porque ellos no pasarán por caja ni buscarán entre en género más fresco. Lo que harán será levantar la tapa de un contenedor con la esperanza que los restos de ese día sean abundantes y estén en el mejor estado posible. Son los cientos de personas que, en unos casos acuciadas por la crisis o el paro, y en otros como fórmula de subsistencia alternativa, han hecho de la recuperación de restos de los desechos de tiendas y restaurantes su modo alternativo de alimentación.
La recuperación de alimentos que sobran de supermercados ha existido siempre, aunque la particularidad del fenómeno en los últimos meses es tanto su auge (con parados, pensionistas, inmigrantes y jóvenes) como la forma en que se han organizado, básicamente gracias a internet. Así, es posible enterarse con precisión de cómo obtener alimentos gratuitamente en los diferentes barrios de la ciudad. Algunos usuarios muy necesitados incluso han establecido rutas que comparten en blogs. En algunas de ellas se contabilizan decenas de paradas que recorrer para obtener fruta, pan recién tirado y muchos alimentos envasados a los que quedan pocos días para caducar.

RESIGNACIÓN / «No es agradable pero muchas veces las cosas están en perfecto estado y también es un pecado que acaben en el vertedero», explica una mujer obligada a esta práctica por las circunstancias (ella y su pareja están en paro) desde hace tres meses, ante un súper de Sants (que no se detalla para evitar el efecto llamada). Ese día hay pizzas, fruta con algún golpe y mucho pan. Está en bolsas limpias, así que a veces se adivina la mano amiga del que tira para que no caiga en saco roto...
Los foros que hay en la red al respecto explican incluso los trucos para sacar provecho de esta circunstancia pero no desatar alarmas: se pide discreción, limpieza, no presionar a los empleados de las tiendas, no discutir con otros buscadores, no acumular «ya que cada día se vuelve a tirar más» e incluso se apela a la solidaridad de dejar algo para el que venga después y lo puede necesitar para el día.

Los usuarios intercambian consejos sobre los problemas que tienen con los empleados de los negocios y recomiendan no insistir con determinadas cadenas de súpers y «recuperar» sin crear conflictos con los servicios de limpieza ni estorbarles. A las puertas de un súper de la calle de Villarroel, no obstante, se constata que la realidad se impone a veces a la teoría, y media docena de personas (incluidas una señora de avanzada edad) se reparten a velocidad de vértigo todo lo que ha sacado un conocido súper tras bajar la persiana.

Las rutas que comparten los usuarios desde internet van de cabo a rabo de la ciudad, pasando de las panaderías a los restaurantes donde a veces tiran género aún en buen estado, a las fruterías y mercados municipales, con horarios, trucos («la tienda está en tal número, pero usan el contenedor situado en tal otro») y tipos de productos.
No obstante, los grandes protagonistas son los súpers, porque sacan productos envasados que, por tanto, generan menos rechazo. No se puede generalizar en cuanto a marcas, ya que este diario ha consultado a las grandes cadenas y en muchos casos aseguran no eliminar sobrantes en los contenedores de la calle, cuando la realidad es distinta. De hecho, supermercados de una misma cadena siguen a veces distintos procedimientos.

No obstante, no es un secreto que varias sedes de Lidl, Caprabo, Consum, Dia, Opencor, Condis, Carrefour Expres y otros desechan cerca de sus puertas. Y cada vez más, grandes centros, como Mercadona y El Corte Inglés, afinan sus sistemas de estocs y afirman no tener casi merma. La que tienen la eliminan (no la ven apta para consumo) por otras vías, aunque incluso en estos casos hay picaresca.

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