La moneda local se está convirtiendo en Reino Unido en el mejor antídoto contra la crisis. El último a subirse el carro ha sido Brixton, uno de los barrios más peculiares del sur de Londres, bautizado desde hace años como la capital afrocaribeña de las islas. Desde hace dos semanas, por las calles se ven unos billetes con la cara del cantante David Bowie, el activista por los derechos civiles Olive Morris, los ex primeros ministros John Major y Harold MacMillan, y el medioambientalista James Lovelock. Parecen de monopoli, pero son los nuevos Brixton Pounds.
Se consiguen y se utilizan sólo en el suburbio con el objetivo de mantener a flote los negocios locales. No son ilegales mientras no intenten hacerse pasar por la libra esterlina. El único requisito para su uso es que, en ningún momento, se utilice la imagen de la soberana Isabel II. De momento, más de cien establecimientos se han sumado a la iniciativa y, a día de hoy, están en circulación 25.000 billetes.
Tim Nichols, responsable de la campaña, asegura a Cotizalia que la acogida ha sido buena. “Está prevista para utilizarse durante los próximos dos años, aunque todo dependerá de la marcha de la crisis. Nuestro objetivo no es tanto crear empleo como conservar los pequeños negocios. La clave es que la gente del barrio consuma en el barrio”, matiza.
Crear el sentimiento de hermandad no ha sido nada difícil. Es cierto que Brixton es uno de los puntos con más delincuencia, consumo de marihuana y tráfico de armas del país. Pero también es una zona donde la gente se siente identificada con su comunidad. Jane, por ejemplo, está encantada con la propuesta y no ha dudado en pedir en Brixton Pounds parte del salario que recibe como camarera en uno de los cafés del suburbio. También hay muchos escépticos que consideran que la campaña no sirve de nada y se niegan a aceptar cualquier cosa que no lleve estampada la cara de la reina.
Aunque Brixton es el primer suburbio de la City con moneda local, ya existían tres ciudades con sus propios pounds. La primera fue Totnes, al sur de Devon. Luego se sumó, Lewes (en el este de Sussex) y por último, Stroud (Gloucestershire).
Todas ellas pertenecen a Transition towns, una asociación que combate el cambio climático y la escasez de petróleo con bienes de comercio justo a pequeña escala y puestos de trabajo para los locales. La iniciativa nació en 2007 en Kinsale (Irlanda), y ya se ha extendido a Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Italia, Chile y Estados Unidos. En Berkshare (Massachuset) también lograron impulsar su propia moneda en 2006.
Una salida imaginativa a la crisis
Podría pensarse que se trata tan sólo de la solución más creativa para la crisis, pero nada más lejos de la realidad. La Gran Depresión de EEUU de la década de 1930 llevó consigo la creación de un mercado similar a este, y mucho más tarde, cuando Argentina tocó fondo en 2001, se creó el Club de Trueque Mundial, un sistema que en su época de mayor apogeo fue utilizado por tres millones de personas.
Los defensores sostienen que mantener el dinero en la zona es la mejor manera para impulsar la economía de la comunidad. Pero los más críticos dicen que tan sólo se trata de “trucos de moda” similares al proteccionismo.
Algunos economistas han llegado incluso a advertir de que podría servir para evadir impuestos, pero el recaudador británico ha descartado por completo esta posibilidad.
La Agencia Tributaria asegura que todos los empresarios tienen que dar cuenta de su facturación. Dado que cualquier divisa o moneda local está vinculada a la libra, cualquier tipo de venta debe considerarse en base al valor de la libra. Además, si no hay negocio de por medio, el recaudador no tiene nada que decir, porque al no extraerse beneficios comerciales atribuidos a la actividad, no hay consecuencias fiscales. Para el Tesoro británico este tipo de billetes no son otra cosa que un ticket británico.
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