Con más de 800 mil contagiados y ya 75 muertos en los libros, el gobernador David Paterson confirmó hoy el estado de emergencia en Nueva York por el impacto de la gripe A-H1N1.
Según el mandatario en la urbe estadounidense, la medida no significa sin embargo que la población deba entrar en pánico y si acelera procedimientos relacionados con la administración de vacunas en la llamada Gran Manzana.
El alcalde de la ciudad, Michael Bloomberg, respaldó la orden de Paterson y recordó que ahora un mayor número de profesionales podrá, amparados por la ley, colaborar en las tareas de vacunación para bien de miles de personas.
En status normal la legislación neoyorquina impide que especialistas de la salud como dentistas, farmacéuticos, podólogos, parteras, y otros técnicos de rango menor puedan participar en tales encomiendas.
Hace una semana el presidente Barack Obama declaró emergencia nacional por la gripe H1N1, en momentos en que Estados Unidos tiene millones de casos de infectados y más de mil fallecidos por causa de la enfermedad.
La declaración de la Casa Blanca califica la situación de emergencia, y reafirma la necesidad de reforzar la capacidad de las instituciones sanitarias para manejar la afluencia de pacientes contagiados.
En el texto, el mandatario demócrata destacó que el rápido aumento de los casos a través del país amenaza con desbordar a los servicios de salud.
Estados Unidos recibirá de aquí a diciembre entre 45 y 55 millones de dosis menos de las casi 195 millones de vacunas previstas contra la gripe A, según indicó un alto responsable en sanidad pública.
No creo que logremos el objetivo de 195 millones de dosis encargadas, opinó esta semana el doctor Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas, interrogado sobre retrasos en la producción de vacunas.
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