Presidente, no salen las cuentas

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Al menos, es un paso. Zapatero admitió ayer en el Congreso que 2010 llegará con sorpresa para los ciudadanos: una subida fiscal de, como mínimo, 930 euros por hogar. Es el resultado de dividir el equivalente a 1,5 puntos del PIB (15.831 millones de euros) entre el número total de familias de residentes legales (17,05 millones, según los últimos datos del INE).

Para quien se define como “optimista antropológico” es un reconocimiento muy importante. Pero eso no evita que sea insuficiente, como ponían ayer de manifiesto expertos y analistas: o el presidente desvela su reforma fiscal o no puede pedir el apoyo incondicional a sus cambios tributarios, porque con una simple subida de las rentas del capital (unos 1.000 millones) y la supresión del cheque de 400 euros (cerca de 5.300 millones) no salen las cuentas.

La primera opción queda descartada, pues Zapatero no quiere revelar los detalles de una reforma que primero deberán ver sus –minoritarios– socios en el Parlamento. Así que, por ahora, sólo queda la segunda alternativa, que aboca al consenso de que el Gobierno deberá lanzar una fortísima subida de impuestos –más alta de la anunciada– para cumplir sus planes.

¿El motivo? Elevar 1,5 puntos la presión fiscal (que se mide como el cociente entre los ingresos tributarios y el PIB) no se hace por arte de magia. Los contribuyentes, pagando más impuestos, ayudarán a elevar la recaudación – subiendo el dividendo–. Pero, mientras tanto, el mundo no se detiene y la actividad generado de ingresos seguirá cayendo –mermando el dividendo–. Así que los 16.000 millones de subida tributaria sirven para menguar el déficit computado hasta ayer, al animar la recaudación.

Ahora bien, no cuentan con que la recesión no se detiene, lo que provoca que, por esta simple división, el plan del presidente supondrá un aumento sensiblemente superior a esos 1,5 puntos, para compensar también el impacto de la caída de la actividad económica en la recaudación futura. Una subida tan alta como para convertirla en la mayor de la historia reciente.

El doble discurso
En este escenario, ayer quedó en evidencia el doble discurso de Zapatero, en el que sus silencios decían más que su discurso. Recordó que la presión fiscal se sitúa hoy en el 32,6%, frente al 34,5% del PIB de 2004, cuando tomó las riendas del Gobierno. Pero olvidó decir que ese fenómeno no se produce gracias a que bajen los impuestos, que no lo han hecho; la causa es la caída de los ingresos.

Peor aún: cada hogar ha pagado 355 euros más desde que llegó a Moncloa por la no actualización de la tarifa y las deducciones del IRPF a la inflación. Una realidad muy contraria a la aseveración del jefe del Ejecutivo. “Les hemos rebajado 20.000 millones y ahora les pedimos una cantidad inferior”. Ahí no había doble lectura. “Ahora” son 20.000 millones. Pero mañana será otro día.

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