Dicho estudio mide la facilidad para hacer negocios en un total de 183 países sometidos a análisis, en función de la regulación empresarial existente, a través de diversas variables tales como la apertura y el cierre de empresas, permisos de construcción, contratación laboral, protección de los inversores, registro de propiedades, comercio exterior, cumplimiento de contratos o el pago de impuestos.
El Banco Mundial ofrece un balance muy negativo para la economía española. España ha perdido 11 puestos en el ranking mundial, tras pasar del puesto 51 al 62 en el último año. Se trata de uno de los mayores retrocesos a nivel mundial.
De este modo, países de la talla de Botswana, Armenia, México, Perú, Samoa o Mongolia cuentan con un mercado libre más flexible y abierto que España para hacer negocios. De hecho, la mayoría de las economías de Europa del Este (repúblicas ex soviéticas) superan de largo a la economía nacional. Es el caso de Estonia, que ocupa el puesto 24 del ranking mundial, Lituania (26), Letonia (27), Bulgaria (44), Hungría (47), Eslovenia (53) e, incluso, Rumanía (55).
Singapur lidera el ránking mundial
Las economías están clasificadas en términos de su facilidad para hacer negocios, de 1 a 183, de mejor a peor. Un buen índice de facilidad para hacer negocios implica que el ambiente regulatorio es favorable para la actividad empresarial. El ranking de 2010 establece, un año más, que Singapur es el país que goza de una normativa más favorable para los empresarios y las empresas, seguido de Nueva Zelanda y Hong Kong. Completan el top 10: EEUU, Reino Unido, Dinamarca, Irlanda, Canadá, Australia y Noruega.
Por el contrario, la República Centroafricana el es el peor país del mundo para hacer negocios al ocupar el último puesto de la tabla (183), según el informe, seguida de la República Democrática del Congo y Guinea-Bissau. Venezuela ocupa el puesto 177 del ranking mundial, Bolivia el 161 y Zimbabwe el 159.
De este modo, España se sitúa casi en la mitad de la tabla. Sin embargo, la rigidez administrativa se observa de una forma mucho más clara en alguna de las principales variables que incluye el informe:
1. Facilidad para abrir una empresa: España ocupa el puesto 146 del mundo. Es más fácil abrir un negocio en Zimbabue (145), Honduras (144), Tajikistán (143) o Venezuela 142) que en España.
De media, crear una empresa en España supone 10 procedimientos administrativos, una media de 47 días y un coste del 15% de los ingresos per cápita y un capital mínimo del 12,8% de los ingresos per cápita. En definitiva, es una tortura abrir un negocio en España.
2. Contratación laboral: sin embargo, los empresarios aún lo tienen más difícil a la hora de contratar trabajadores. España ocupa el puesto 157 del mundo en este ámbito. El Banco Mundial reitera así que la economía nacional cuenta con uno de los sistemas laborales más rígidos del planeta, por detrás de Mozambique (156), Francia (155), Sudán (154) e, incluso, China (153).
El informe advierte de que España cuenta con una rigidez para contratar de 78 puntos (sobre un total de 100) y rigidez en la jornada laboral de 40 puntos.
3. Protección para los inversores: España ocupa el puesto 93 del mundo, a la altura de países como Armenia, Chipre, Qatar o Lituania, y por detrás de Camboya (73), Argelia, Malawi o Brasil, entre muchos otros.
4. Pago de impuestos: por último destaca igualmente la mala nota que obtiene en cuanto a facilidad para el pago y tramitación de impuestos. España ocupa el puesto 78 del mundo. Los empresarios tienen que hacer frente a una media de 8 pagos fiscales al año, cuya gestión consume unas 213 horas de trabajo al año.
Además, el informe destaca que la presión fiscal total sobre las empresas se come hasta el 56,9% de los beneficios. En esta materia, España está por detrás de Ecuador (77), Grecia (76), Turquía (75) o Madagascar (74).
Récord de reformas
Por otra parte, el Doing Business 2010 señala que 131 economías han reformado su respectiva normativa empresarial para facilitar el desarrollo de negocios. Esto constituye más del 70% de las 183 economías que cubre el informe: la mayor proporción de todos los años desde que el informe anual fuera publicado por primera vez, en 2004. Un progreso récord que se ha producido a pesar del contexto de crisis económica global.
En concreto, el estudio registra un total de 287 reformas entre junio de 2008 y mayo de 2009, un 20% más que el año pasado. Los gobiernos se centraron en facilitar la apertura y la puesta en marcha de empresas, el fortalecimiento de los derechos de propiedad y la mejora de la resolución de disputas comerciales y de los procedimientos de quiebra.
“La normativa empresarial puede afectar el modo en que la pequeña y mediana empresa se enfrenta a la crisis y aprovecha las oportunidades cuando comienza la recuperación”, afirmó Penelope Brook, Vicepresidenta en funciones de Desarrollo del Sector Financiero y del Sector Privado del Grupo del Banco Mundial.
“La calidad de la normativa empresarial contribuye a determinar la facilidad con que se pueden reorganizar las empresas en dificultades, para ayudarlas a sobrevivir en tiempos difíciles, para reponerse cuando la demanda se recupere, y para emprender nuevos negocios”.
Singapur, un reformador constante, es la economía a la cabeza de la clasificación en facilidad de hacer negocios por cuarto año consecutivo, seguido por Nueva Zelanda. Pero la mayor parte de la acción tuvo lugar en las economías en desarrollo.
Dos tercios de las reformas registradas en el informe se produjeron en economías de ingresos bajos y medianos-bajos. Por primera vez una economía de África Subsahariana, Rwanda, es el mayor reformador a nivel global de la normativa empresarial, al facilitar la apertura de empresas, el registro de propiedades, la protección de inversores, el comercio transfronterizo y el acceso al crédito.
El Banco Mundial tan sólo recoge un reforma en España, en referencia a la bajada del Impuesto de Sociedades aplicada por el Gobierno. El informe Doing Business 2010 se suma al demoledor informe del Foro Económico Mundial, que sitúa a España como la economía menos competitiva de los grandes países desarrollados (OCDE).
España pierde competitividad
"La competitividad de un país se define como el grado en el que éste puede, bajo condiciones de libre mercado, producir bienes y servicios que superan la prueba de los mercados internacionales, al mismo tiempo que mantiene y expande la renta real de su población en el largo plazo", tal y como señala el profesor del Instituto de Empresa Rafael Pampillón.
"De la propia definición de competitividad se puede intuir la gran variedad de factores que influyen en la misma, como puede ser la estabilidad macroeconómica, tipos de cambio adecuados, el fomento de la inversión productiva, la carga fiscal, las infraestructuras públicas, el grado de desarrollo tecnológico, los costes laborales o la formación del capital humano".
El informe del Foro sobre Competitividad Mundial muestra que España perdió competitividad en 2008. Además, España alcanzó el año pasado su peor registro desde que se elabora este índice. Su anterior peor registro fue el puesto 32 con datos de 1995.
El sector exportador, clave para la recuperación española
"Otra forma de saber cuál es el nivel de competitividad internacional de un país es conociendo su participación en las exportaciones mundiales de bienes", indica Pampillón. En este sentido, España ocupa el puesto 18 del mundo en 2008, la misma posición que en 2007.
Sin embargo, de acuerdo con la Organización Mundial del Comercio (OMC), "durante la década de los noventa y comienzos del 2000, se produjo una mejora continuada de la participación española en las exportaciones mundiales de bienes; sin embargo, a partir de 2002, se aprecia un ligero retroceso".
Pampillón concluye que es "llamativo que España, octava economía del mundo, ocupe el puesto 18 en exportaciones. España, por ejemplo, exporta la mitad que Italia. En cambio Italia tiene peor puesto en el índice de competitividad mundial". Así pues, según este experto, "el necesario cambio de modelo productivo que España necesita pasa por aumentar sus exportaciones", y no por la denominada Economía Sostenible, tal y como mantiene el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.
0 Comentarios
DEJA UN COMENTARIO