El golpe de Estado en Honduras es una advertencia que no se puede ignorar ni minimizar considerándolo como un hecho aislado ocurrido en un país pequeño y pobre.
El golpe se dio en Honduras, pero afecta a toda América Latina y el Caribe porque nos está indicando que ese pasado ominoso no quedó bien sepultado y que la osadía de declararnos independientes y soberanos no nos es perdonada. No se puede sacar otra conclusión de los sucesos hondureños, donde el golpe militar fue la respuesta al propósito de hacer de ese país una nación más justa, donde los sectores populares tuvieran voz.
Nuestros pueblos, aún con democracias imperfectas, injusticias y desigualdades, han ido estrechando sus relaciones, tienen conciencia de sus derechos y los defienden. También defienden sus tierras y las riquezas que ellas contienen. Frente a quienes quieren cerrarles el camino están los que los impulsan a seguir adelante. Hay gobiernos que recuperan los recursos naturales y otros que los entregan. Sin embargo, en medio de las diferencias se han encontrado importantes coincidencias y en ese contexto el golpe en Honduras se convierte en un peligro generalizado.
Así lo entendieron América Latina y el Caribe que reaccionaron en forma inmediata, unitaria y firme, a través de todos los organismos de integración creados. También lo entendieron así los países desarrollados de Europa que a través de la Unión Europea señalaron, con la firma de los 27 cancilleres, que el derrocamiento del presidente Zelaya era una violación inaceptable del orden constitucional en Honduras y exigieron el retorno a la normalidad democrática.
Reacciones similares se produjeron en todos los continentes, pero hubo una especialmente débil y fue la de Estados Unidos, país que se supone que también ha entrado en una etapa de cambios. El presidente Barack Obama dijo que estaba muy preocupado por lo sucedido, que cualquier conflicto y disputa debe resolverse pacíficamente a través de un diálogo sin interferencias externas y le pidió a todos los actores políticos y sociales de Honduras respetar las normas democráticas y la Carta Democrática de la Organización de Estados Americanos...
Pero antes de entrar en el análisis de las posiciones de la nueva administración estadounidense es importante conocer qué causó el golpe contra el presidente hondureño.
El pecado de Zelaya
Manuel Zelaya fue postulado por el Partido Liberal, que es uno de los dos partidos políticos tradicionales de Honduras que se han alternado en el gobierno en los períodos en que no ha habido dictaduras. Aunque ambas colectividades podrían incluirse en la derecha política, el Partido Liberal ha asumido desde hace años una línea progresista e incluso pertenece a la socialdemócrata Internacional Socialista. Zelaya tuvo desde un comienzo la oposición de los medios que pertenecen, sin excepción, a la derecha política, ganó por un margen no muy grande a su rival del Partido Nacional y fue ratificado como presidente después de la intervencionista visita de una enviada del entonces presidente Bush.
0 Comentarios
DEJA UN COMENTARIO