Batacazo en toda regla de los expertos. España pierde seis puestos en el Ranking de Competitividad Mundial 2009, hasta el 39, por detrás de Portugal. Lo peor, sin embargo, es que España es uno de los países desarrollados peor preparados para afrontar la crisis económica y financiera mundial.
LD (M. Llamas) El sueño de una economía de "Champion League", tal y como aseveró el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en plena fase de negacionismo sobre la crisis -meses antes de las elecciones generales de marzo de 2008- se ha quedado, simplemente, en eso. Una mera ilusión carente de base real sobre la que asentar tal afirmación.
La economía española acaba de recibir todo un baño de agua fría por parte de los expertos internacionales. España ha perdido seis puestos en el Ranking Mundial de Competitividad 2009. En concreto, la economía nacional desciende hasta el puesto 39, de un total de 57 economías desarrolladas o en vías de desarrollo analizadas por la prestigiosa escuela de negocios Lausana IMD. Pasa así del puesto 33 al 39, por detrás de países como Bulgaria, Perú, Kazajistán, Estonia, Portugal, Eslovaquia, Eslovenia o Lituania.
La escuela de negocios de Lausana IMD elabora cada año el anuario mundial de competitividad (World Competitiveness Yearbook), en base a 329 criterios. Un índice de referencia para que las empresas de todo el mundo decidan en qué país invertir. La medición no sólo se centra en el crecimiento económico sino en el ambiente más favorable para la competitividad económica como la calidad de vida, la tecnología o la educación.
El ranking de 2009 está encabezado por EEUU, seguido de Hong Kong, Singapur y Suiza. Por el contrario, Venezuela, Argentina y Ucrania ocupan los puestos de cola. Es decir, la competitividad internacional de tales países brilla por su ausencia.
El índice destaca que todos los países nórdicos han aumentado o mantenido sus clasificaciones en comparación con EEUU: Dinamarca mejora un puesto y se sitúa en quinta posición, Suecia sube 3, hasta el sexto, también mejora Finlandia, que sube desde el 15 hasta la novena posición, mientras que Noruega se mantiene estable en el puesto 11.
Otras economía, como la indonesia, experimentaron un importante aumento de su competitividad, tras subir del 51 al 42. Por el contrario, entre los retrocesos más sustanciales destaca el caso de Colombia (51 ), Grecia (52 ) y Taiwán (23), que bajan 10 puestos cada uno, seguidos de Rumanía (del 45 al 54). Luxemburgo pasa del 5 al 12, Hungría de 38 al 45, España del 33 al 39 e Irlanda del 12 al 19. El caso de Irlanda es paradigmático ya que en el año 2000 era la quinta economía más competitiva del mundo.
España, entre los peor preparados frente a la crisis
Y es que, según el stress test elaborado por esta institución, la economía nacional ocupa los puestos de cola a la hora de poder afrontar con solvencia la recesión mundial y la crisis financiera internacional. En concreto, ocupa el puesto 50, de un total de 57 países analizados, por detrás de Grecia, Polonia, Italia, Bulgaria o Sudáfrica, y muy alejada de otros países como Portugal (42), Bélgica (35), Perú (31) o EEUU (28).
De hecho, la fortaleza de la economía española para encarar la crisis se sitúa en consonancia con las repúblicas ex soviéticas de Europa del Este, envueltas en una grave situación financiera y económica. Así, tan sólo se sitúa por delante de Rusia, Hungría, Croacia, Rumanía, Ucrania, Argentina y Venezuela.
Por el contrario, Dinamarca encabeza el ranking mundial de países mejor posicionados para afrontar la crisis económica y mejorar en el futuro su nivel de competitividad, seguido de Singapur, Qatar, Noruega y Hong Kong. Mientras, Francia (puesto 44) y España (50) se encuentran en una situación “preocupante”, según el informe.
La prueba de estrés concluye que los países más pequeños, orientados a la exportación y con un ambiente socio político más estable están mejor posicionados para beneficiarse de cara a una futura recuperación económica. El stress test mide 20 criterios a través de una amplia encuesta -3.960 entrevistas- realizada a ejecutivos y líderes empresariales de todo el mundo. El objetivo del estudio es mostrar una “visión” de futuro. Para ello, se han analizado los siguientes elementos:
Previsiones económicas: crecimiento del PIB, inflación, desempleo, balanza por cuenta corriente y resistencia de la economía.
Gobierno: gestión de las finanzas públicas, marco jurídico y reglamentario, adaptabilidad de la política del Gobierno, burocracia y políticas económicas.
Negocio: ética, credibilidad de los gestores, juntas corporativas, valores corporativos y espíritu empresarial.
Sociedad: riesgo de inestabilidad política, cohesión social, flexibilidad y adaptabilidad, actitudes hacia la globalización y necesidad de reformas económicas y sociales.
El citado estudio coloca a España a la cola de los países desarrollados y en vías de desarrollo para combatir la crisis y salir airoso del intento. A ello se suma al demoledor informe de la Comisión Europea, en el que se augura una recesión en forma de “L” para España.
Por último, el World Competitiveness Yearbook viene a confirmar la pérdida de competitividad que padece España en los últimos años. Así, tal y como señala el profesor del Instituto de Empresa (IE) Rafael Pampillón en su blog, la econoñia nacional pierde competitividad desde 2002.
España pierde competitvidad desde 2002
“La competitividad de un país se define como el grado en el que éste puede, bajo condiciones de libre mercado, producir bienes y servicios que superan la prueba de los mercados internacionales, al mismo tiempo que mantiene y expande la renta real de su población en el largo plazo. De la propia definición de competitividad se puede intuir la gran variedad de factores que influyen en la misma, como puede ser la estabilidad macroeconómica, tipos de cambio adecuados, el fomento de la inversión productiva, la carga fiscal, las infraestructuras públicas, el grado de desarrollo tecnológico, los costes laborales o la formación del capital humano”, explica.
Según Pampillón, “una forma de saber cual es el nivel de competitividad internacional de un país es conociendo su cuota de participación en las exportaciones mundiales de bienes. De acuerdo con la Organización Mundial del Comercio (OMC), durante la década de los noventa y comienzos del 2000, se produjo una mejora continuada de la participación española en las exportaciones mundiales de bienes; sin embargo, a partir de 2002, se aprecia un ligero retroceso. Esta menor cuota en las exportaciones, tanto de España como de la mayoría de los países industrializados, es consecuencia del surgimiento de nuevas economías emergentes, como es el caso de China e India”.
“Otro indicador relevante de competitividad es el que publica todos los años The World Economic Forum (WEF). En el informe del año 2008 sobre Competitividad Mundial muestra que España ganó competitividad en el periodo 1995-2002, dicha ganancia fue consecuencia de una mayor estabilidad macroeconómica y reformas en el mercado de factores (trabajo, electricidad, suelo, telecomunicaciones, etc.). Sin embargo, en los años 2002-2007, España e Italia son países que de forma considerable pierden puestos en el ranking de competitividad del WEF”, concluye.
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