Marruecos se convirtió a finales de 2008 en el primer país al que la Unión Europea (UE) le otorgaba el estatuto avanzado de relaciones bilaterales. Gracias a él, tendrá acceso a determinados programas comunitarios y el disfrute de un marco privilegiado de relaciones políticas, económicas y sociales. Al menos así es como se describió desde las instituciones europeas. Sin embargo, hay quien advierte de que la falta de contenidos concretos amenaza con que se quede en un mero cúmulo de buenas intenciones.
El Presidente de la delegación del Parlamento Europeo para los países del Magreb, el español del grupo del Partido Popular Europeo Carlos Iturgaiz, tras un reciente viaje con su grupo al país, dijo haber encontrado "un país que quiere mantener un diálogo de iguales con el PE y la UE".
Por su parte, la Comisaria europea de Relaciones Exteriores y Política de Vecindad, Benita Ferrero-Waldner, afirmó el día de la concesión que Marruecos "ha emprendido un ambicioso programa de reformas en todos los sectores" y que "es preciso un vínculo más estrecho con Europa para consolidar los logros y dar un nuevo impulso a su proceso de modernización y transición democrática". Supuestamente, esta nueva fase de integración incorporará "todo menos las instituciones", algo que los especialistas ponen en duda.
Se trata de profundizar en unas relaciones preexistentes que, por cierto, han sido impulsadas de manera especial por el gobierno español. Ya en 2005, el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, proponía un estatus de integración en la Unión Europea "casi idéntico" al de Turquía. La Política Europea de Vecindad, que constituye el marco principal de sus relaciones con sus países vecinos del sur como y del este ha comenzado a desarrollarse con esta nueva generación de acuerdos de la que Marruecos es pionero.
El nivel de acercamiento entre el país musulmán y la UE será determinante también en el marco de las relaciones comerciales con España. Las exportaciones españolas hacia el otro lado del Estrecho de Gibraltar han pasado de los 1.370 millones de euros en el año 2000, a los 3.064 millones en 2007, una cifra que en los diez primeros meses de 2008 ya había sido superada, según datos del Instituto de Comercio Exterior (ICEX).
Consecuencias para España
Para Kristina Kausch, investigadora de la Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior (FRIDE), tras la concesión del estatuto "las ventajas a medio y largo plazo para España serán más que las desventajas, siempre suponiendo que la mayor integración vaya acompañada por regulaciones que ayuden a minimizar los riesgos".
El fuerte vínculo entre ambos países hace que, según la analista, exista cierto miedo a que le pueda perjudicar pero, por las mismas razones, España más que ningún otro país, puede salir ganando. "Por ejemplo, ha sido ahora, durante las negociaciones para el estatuto avanzado cuando Marruecos, por primera vez, ha declarado su voluntad de negociar un acuerdo de readmisión para inmigrantes ilegales. Esto es una muy buena noticia particularmente para España".
Alfonso Diez Torres, director general de coordinación e Integración de Asuntos Generales y Económicos de la UE, insiste a elmundo.es sobre la importancia del acercamiento, al ser Marruecos uno de los principales destinos de exportaciones españolas fuera de países OCDE y España es el segundo socio comercial de Marruecos tan sólo por detrás de Francia. "Sin duda las empresas españolas y marroquíes podrán verse beneficiadas por las mayores oportunidades de comercio e inversión".
Quien sí espera más inconvenientes es el catedrático de Derecho Constitucional de Santiago Carlos Ruiz de Miguel quien, en un artículo publicado en Libertad Digital aseguraba que una relación "especial" de Marruecos con la UE supondría que el primero gozara "de mayores subvenciones aún pero sin el control de un Estado de derecho". Para él, que afirma que un "lobby promarroquí opera en España e impregna todas las esferas de influencia y decisión", tal como explica en un artículo publicado por el Grupo de Estudios Estratégicos (GEES), los beneficiados serán el corrupto sistema del Majzén, las empresas españolas, las francesas y los políticos o partidos europeos que son ilegalmente financiados por la monarquía marroquí.
Afirma asimismo que los perjudicados serán los pueblos saharauis, marroquí y España "que ve impotente cómo quienes amenazan la integridad territorial española continúan allegando medios para mejorar un Ejército que algún día se volverá contra nosotros".
"Plantearnos la relación con Marruecos en esos términos es abundar en las percepciones de desconfianza y recelo que, precisamente, queremos contribuir a superar", argumenta en su contra Diez Torres.
Los cambios siempre suscitan nerviosismo. Cuando España y Portugal accedieron a la entonces Comunidad Europea había ciertos miedos en el resto de la CE respecto a los efectos negativos de esta integración, de las que hoy ya no habla nadie.
Por su parte, Iván Martín, investigador asociado del Instituto Complutense de Estudios Internacionales (ICEI), también cuestiona la ausencia de "cualquier compromiso concreto en alguna de las materias en las que existe un interés más inmediato por parte marroquí: la política agrícola común, la política regional y de cohesión y la movilidad de personas", en un artículo publicado por el Real Instituto Elcano.
Concluye que el alcance del estatuto avanzado -un término, por cierto, creado 'ad hoc' para este acuerdo- tiene un alcance "eminentemente declaratorio", sin carácter vinculante y añade que "elude hacer mención alguna a una posible Unión Aduanera (que añadiría una política comercial común como ya tiene Turquía con la UE desde 1995)".
El potente aliciente de acercarse a Europa
Los países europeos deben ser cuidadosos a la hora de elogiar y no tomar cualquier reforma automáticamente como un avance para la democracia. "Por ahora ni se puede hablar de un proceso de democratización. El Rey Mohammed VI no solo tiene la última palabra en la Ejecutiva sino también tiene mucho poder legislativo a través de decretos reales. La mayoría de los proyectos legales importantes no pasan por el Parlamento sino que son un proyecto común del Palacio con los respectivos ministros (los más poderosos son nombrados directamente por el Rey) y, que luego se mandan al Parlamento para su aprobación", explica.
La propia ministra de Desarrollo, Familia y Solidaridad, Nouzha Skalli, aunque mucho más optimista sobre la situación en su país, reconocía en una entrevista con elmundo.es que hace falta mucho tiempo para cambiar "siglos de tradición en Marruecos'.
Los analistas coinciden en que las reformas que se deben abordar de manera más urgente es una significativa transferencia de poder del Rey al Parlamento y al Gobierno, y el establecimiento de una separación de poderes efectiva, porque en esto se basa todo lo demás. Por razones obvias, la elite política no quiere perder sus privilegios, y además tiene miedo de que un cambio rápido pueda desestabilizar el país.
Esta última preocupación la comparte con los gobiernos europeos, lo que podría explicar la relativamente leve presión desde Europa para una democratización genuina
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