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Momento en que los nazis invaden Polonia |
Sin embargo, la izquierda no parece dispuesta a analizar los errores propios que hacen posible que tantas personas -incluso en barrios obreros- cojan una papeleta de algo tan alejado a sus intereses de clase como es Vox (y no solo vox). Tampoco parece dispuesta a combatir al fascio en otro lugar que no sean las «instituciones democráticas».
Desde siempre a las organizaciones de la izquierda parlamentaria, los colectivos antifascistas les han dado cierto repelús por aquello de que quitan votos porque tienen muy mala prensa (burguesa), y sin votos no hay paraíso. Y, sin embargo, la extrema derecha avanza y la estrategia parece, una vez más, hacer un buen discurso en la cámara para convencer a los equivocados que ése no es el camino.
La presencia de decenas de diputados fascistas debería servir a la izquierda para acometer, de una vez por todas, algo que los dueños de la transición han querido ocultar: que los que ganaron la guerra no han dejado de tener el poder desde 1939, y que cuando necesitan de abascales tiran de ellos con absoluta tranquilidad.
Es posible que se entre en una etapa donde lo parlamentario tenga que pasar a un segundo plano.
-insurgente.org
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