JOHN PILGER: "La guerra contra Venezuela está montada sobre mentiras.


Cuando el corresponsal del británico "The Guardian", Tom Phillips, dice: “Hagamos Venezuela fabulosa de nuevo, joder”, hay que traducirlo como la última fase de la degeneración del periodismo

Por EVA LAGUNERO PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-

El prestigioso periodista y documentalista australiano, John Pilger, visitó Venezuela durante el mandato de Hugo Chávez y se entrevistó personalmente con él. Ha publicado recientemente un artículo en el que analiza la actual ofensiva de EEUU y sus medios lacayos de lengua inglesa, que él conoce bien, contra el actual gobierno de Venezuela. Reproducimos a continuación un extracto del artículo.

Las políticas de identidad hacen furor en las páginas de los periódicos liberales deOccidente. Sin embargo, raza y clase son dos palabras que casi nunca aparecen en las mendaces “coberturas” del último y más descarado intento de Washington de hacerse con la mayor reserva de petróleo del mundo y volver a restaurar su “patio trasero”.

Con todos los defectos de los chavistas - como permitir que la economía venezolana se mantenga rehén del petróleo y no haber desafiado seriamente al gran capital y la corrupción -, estos trajeron justicia y orgullo a millones de personas y lo hicieron con una democracia sin precedentes. El ex-presidente de los EEUU,Jimmy Carter, cuyo centro (Carter Centre) es respetado por su labor de seguimiento de elecciones, declaró que “de las 92 elecciones que hemos observado en todo el mundo, yo diría que el proceso electoral venezolano es el mejor”. Por contraste, dijo Carter, el sistema electoral de EEUU, con su afán de inyectar dinero a las campañas, “es uno de los peores”.

En una habitación de un solo fluorescente, conocí a Ana Lucía Fernández, de 86 años, y Mavis Méndez, de 95, acompañada de una mujer de 33 años, Sonia Álvarez, y sus dos niños. En el pasado, ninguno de ellos sabía leer y escribir; ahora estudiaban matemáticas. Por primera vez en su historia, Venezuela tiene casi el cien por cien de personas alfabetizadas. Esta ha sido labor de la Misión Robinson, que fue diseñada por adultos y jóvenes a los que previamente se les había negado una educación porque eran pobres. Por otro lado, la Misión Ribas da a cualquiera la oportunidad de cursar educación secundaria (Robinson y Ribas son los nombres de dos héroes de la Independencia venezolana).

A sus 95 años, Mavis Méndez ha visto pasar por delante toda una cabalgata de gobiernos, la mayoría vasallos de Washington, robando millones de dólares del botín del petróleo, que volaba en su mayor parte hacia Miami. “No importábamos como seres humanos”, me dijo.

“Vivíamos y moríamos sin educación real y no podíamos costear agua corriente ni comida suficiente. Cuando caíamos enfermos, los más débiles morían. Ahora sé leer y escribir mi nombre y mucho más; y digan lo que digan los ricos y los medios, hemos plantado las semillas de la verdadera democracia y tengo el gozo de estar viéndolo”.

En 2002, durante el intento de golpe de estado dirigido por Washington, los hijos, hijas y nietos de Mavis se unieron a los cientos de miles que bajaron de los barrios de las colinas y exigieron al ejército permanecer leal a Chávez.

Nicolás Maduro, no es Chávez, ciertamente. El resbalón del precio del petróleo en una sociedad que importa casi todos los alimentos ha sido manejado con una ineptitud que ha causado desesperación a muchos chavistas. Con todo, Maduro ganó las presidenciales de 2018 en unas elecciones que la oposición, primero, le exigió que convocara, para después boicotearla, táctica que intentaron también contra Chávez. Pero el boicot falló: votaron 9.389,056 de venezolanos, participaron 16 partidos y 6 candidatos se postularon para la presidencia. Maduro ganó con 6.248,864 votos, o el 67,84 por ciento. El día de los comicios hablé con uno de los 150 observadores. “Fueron unas elecciones totalmente limpias”, me dijo.

La administración Trump ha presentado a Juan Guaidó, figura creada ad hoc por el National Endowment for Democracy, órgano de la CIA, como “legítimo presidente de Venezuela”. Maduro es “ilegítimo”, dice Trump (que ganó las presidenciales con tres millones de votos menos que su oponente), un “dictador”, dice el trastornado vicepresidente, Mike Pence. Como “enviado especial a Venezuela”, Trump ha nombrado al delincuente convicto Elliot Abrams,cuyas intrigas al servicio de los presidentes Reagan y George W. Bush produjeron el escándalo Irán-Contra en la década de los 80 y sumió a América Central en años de miseria bañada en sangre.

Y, sin embargo, sus mentiras sobre Venezuela las han creído quienes son pagados para ello, no menos los que tienen reputación de progresistas. En el Canal 4 británico, Jon Snow bramaba al diputado laborista Chris Williamson: “Mira, tú y el señor Corbyn estáis en una posición muy desagradable [sobre Venezuela]”. Cuando Williamson intentó explicar por qué estaba mal amenazar la soberanía de un país, Snow le cortó. En 2006, las noticias del Canal 4 difundieron que Chávez conspiraba para fabricar armas nucleares con Irán: una fantasía. El entonces corresponsal en Washington, Jonathan Rugman, permitió a un criminal de guerra, Donald Rumsfeld, comparar a Chávez con Hitler, sin que ello motivara reacción del periodista.

Un estudio de la West of England University demostró que de 304 noticias dadas por la BBC sobre Venezuela, sólo tres abordaban aspectos positivos. Para la BBC, la democracia venezolana, los programas de alimentos, salud, educación y reducción de la pobreza no existen. La mayor campaña de alfabetización del mundo no existe, ni existen los cientos de miles que han salido en apoyo de Maduro y en recuerdo de Chávez. Cuando se preguntó a la reportera de la BBC, Orla Guerin, que por qué filmaba sólo la manifestación de la oposición, esta contestó en un twitt que era “muy difícil” estar en dos manifestaciones a la vez en un solo día.

Se ha declarado una guerra contra Venezuela, cuya verdad es “muy difícil” de informar. Es muy difícil informar del colapso de los precios del petróleo desde 2014 como resultado en gran medida de las maquinaciones criminales de Wall Street. Es muy difícil informar que bloquear el acceso de Venezuela al sistema financiero internacional dominado por EEUU es un sabotaje. Es muy difícil informar que las “sanciones” de Washington contra Venezuela, que han causado cuantiosas pérdidas al país, son ilegales, o que la negativa del Banco de Inglaterra a devolver a Venezuela sus reservas de oro es un acto de piratería.

El corresponsal de The Guardian, Tom Phillips, mandó por twitter una foto suya con una gorra que decía en español el equivalente a: “Hagamos Venezuela fabulosa de nuevo, joder”. La última fase de la degeneración del periodismo puede perfectamente ser esta del periodista como payaso.

Si el secuaz de la CIA, Guaidó y sus supremacistas blancos, se hicieran con el poder, sería el 68 gobierno soberano en la lista de los derrocados por EEUU. A ello seguramente seguiría la venta de los recursos y la riqueza mineral del país, junto con el robo del petróleo, como dejó claro John Bolton. Con un gobierno controlado por Washington en Caracas, la pobreza alcanzaría proporciones históricas. Mavis Méndez, y millones como ella, no tendrían acceso a la educación ni la sanidad

¿Cómo de fabuloso es eso, Tom Phillips?
Fuente: http://johnpilger.com/articles/the-war-on-venezuela-is-built-on-lies

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