Es 18 de abril. El clima político está signado por la densidad que impuso el tono altamente confrontativo y pre-bélico de la oposición venezolana un día antes de una actividad (“Plantón”) convocada en varios estados del país, donde nuevamente proyectaban hechos de violencia, destrozos y choques con las fuerzas de orden público.
El presidente Nicolás Maduro toma la palabra a horas de la noche desde Miraflores. Junto al jefe del CEO-FANB y Ministro de la Defensa, G/J Vladimir Padrino López, el vicepresidente Tareck El Aissami y el diputado Diosdado Cabello, anuncia la activación del Plan Zamora para garantizar el orden y seguridad interna de Venezuela.
La decisión fue motivada por un comunicado del Departamento de Estado de Estados Unidos, publicado esa misma noche. En el texto apoya abiertamente la violencia generada por grupos de choque afiliados a la agenda opositora durante el “Plantón”, tratando de intimidar a actores claves de la institucionalidad militar y judicial venezolana de permitir estos hechos para evitar ser objeto de sanciones a futuro.
Entre otros elementos importantes el texto acusó -sin ninguna prueba- al aparato de seguridad, específicamente al Cicpc y al Sebin, de hacer uso de la tortura y a los cuerpos de seguridad del Estado de avalar la incursión de “los colectivos” en “la represión” de los manifestantes.
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