“La mayor parte de la información que recibimos está controlada por seis corporaciones transnacionales”, afirma el autor.
Viendo los medios de comunicación españoles parece que el único país de América Latina que merece una información destacada es Venezuela. Raro es el día en que los periódicos o las televisiones no nos presentan un panorama estremecedor sobre la situación en ese país. Con un fondo de crisis económica, desabastecimiento y pobreza, se producen masivas manifestaciones impulsadas por la oposición “democrática”, con una secuela de violencia, represión, enfrentamientos y decenas de víctimas. Una y otra vez nuestros medios de información con más pedigrí de demócratas claman contra el gobierno dictatorial que impera en Venezuela. Mantener una relación amistosa con ese gobierno ya es suficiente para descalificar a cualquier persona u organización, presentándolos como filocomunistas y enemigos de la libertad.
Ahora bien, al recibir estas informaciones es muy importante que tengamos en cuenta un dato fundamental, y es que en el mundo 1.500 periódicos, 1.100 revistas, 9.000 estaciones de radio, 1.500 cadenas de televisión y 2.400 editoriales están hoy controladas por solo 6 corporaciones transnacionales. La mayor parte de la información que recibimos está controlada por esas seis corporaciones. Se trata de grandes grupos financieros que mantienen todos esos medios de comunicación para obtener un beneficio económico, pero también para fomentar una mentalidad, una cultura y dar una visión de los acontecimientos que ocurren en el mundo de acuerdo con sus intereses económicos y políticos.
No es extraño pues, que la mayoría de los medios de comunicación presenten una visión tremendamente negativa del gobierno chavista de Venezuela. Un gobierno que seguramente habrá cometido serios errores y que en él se dé también la corrupción. Pero es la primera vez en mucho tiempo que la oligarquía ha perdido el poder, y se gobierna en favor de las mayorías sociales empobrecidas por decenios de gobiernos de derecha. La burguesía venezolana está profundamente dolida por esta situación, y según pasa el tiempo sin poder recuperar el poder por medios democráticos, aumenta su rabia y se rebela furiosamente contra un gobierno que no es suyo. Naturalmente apoyada por el gobierno y el capital estadounidense que no pueden tolerar que en “su patio trasero” alguien se independice de su tutela.
En Washington, Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos, afirmaba que en Venezuela se están violando todos los derechos humanos. Simultáneamente, en Ginebra, la Organización de Naciones Unidas, aprobaba de manera abrumadora el Examen Periódico Universal presentado por Venezuela. Examen que tiene como objeto supervisar la situación de derechos humanos en cada uno de los 193 países miembros de esta organización.
Según estos medios de comunicación del capital en Venezuela no hay libertad de expresión. Pero de las más de 1.000 emisoras de radio y televisión a las que el gobierno ha otorgado permiso para operar en el espectro electromagnético, el 67% son privadas, 28% están en manos de las comunidades y el 5% son de propiedad estatal. De los 108 diarios que hay, 97 son privados y 11 públicos, y el 67% de la población venezolana tiene acceso a internet.
Y parece que estas emisoras privadas no son demasiado coherentes. Los oyentes de los programas de opinión de las radios, sobre todo aquellas con una línea editorial manifiestamente contraria al gobierno, habitualmente escuchan que: “Estamos en la peor crisis económica, requerimos ayuda humanitaria, nos estamos muriendo de hambre, no hay comida, exigimos que se abra el canal humanitario”. Luego pueden oír: “Y ahora publicidad… los invitamos a visitar el Restaurant ‘X’, allí podrán degustar variedades en carnes y pescados, postres exquisitos, ubicado en la calle tal, lleve a toda su familia este fin de semana”… “Querido amigo, querida amiga, ¿se va de vacaciones esta Semana Santa?, no deje de pasar por el supermercado ‘Y’, allí encontrará todo lo que busca, variedad y frescura a buenos precios para disfrutar de unas excelentes vacaciones y descansar como usted lo merece”. Final de la publicidad: “Regresamos con nuestro invitado de hoy, experto en economía, y seguimos conversando acerca de la necesidad urgente de abrir el canal humanitario en Venezuela por la falta de alimentos”.
Y por supuesto que no es solamente en el caso de Venezuela donde los grandes medios de comunicación dan una versión tergiversada de los hechos. Cuando abrimos el periódico o encendemos la televisión no olvidemos nunca quién está detrás de la gran mayoría de las informaciones que recibimos y qué intereses defienden.
Antonio Zugasti es socio cooperativista de La Marea.
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