Una mujer protesta contra el presidente brasileño Michel Temer en Manao, Brasil. REUTERS/Brune Kelly |
El sociólogo João Paulo Lima bromeaba el viernes en las redes sociales sobre la situación en la que se encuentra el mandatario brasileño Michel Temer: “Nunca había visto que un presidente tuviera tantas posibilidades de caer. No podemos dudar que Brasil es un país democrático, no le faltan opciones”.
Desde la noche del miércoles cuando la cadena Globo dio a conocer unas conversaciones en las que Temer autorizaba la compra del silencio de Eduardo Cunha – ex líder de la Cámara preso por corrupción en el escándalo Petrobrás y responsable del impeachment contra Dilma Rousseff-, las noticias para el mandatario brasileño no han hecho más que empeorar.
Las grabaciones registradas por los dueños de la JBS, la mayor productora de carne de Brasil (y del mundo) investigada por corrupción en la operación Lava Jato, se hicieron públicas en la tarde del jueves. Unas horas antes el juez del Tribunal Supremo Federal encargado de Lava Jato, Edson Fachin, acató la petición de la Procuraduría General de la Unión y aceptó investigar formalmente a Michel Temer.
Poco después de darse a conocer la denuncia, el presidente hizo su primer pronunciamiento público tras la noticia: “No renunciaré”, repitió tres veces. También dijo que no tenía “nada que ocultar” y que “jamás” había comprado el silencio de un diputado. Con un tono irritado y un tanto airado advirtió que no sería fácil sacarlo del puesto: “Las aclaraciones oportunas se verán en el proceso jurídico con el Supremo. Si han sido tan rápidos para usar grabaciones clandestinas, también lo serán para investigarlas”, señaló.
El viernes la Fiscalía presentó las tres acusaciones que caen sobre el mandatario: corrupción pasiva, obstrucción a la justicia y organización criminal. Los tres delitos se encontrarían en el contenido de los diálogos entre Temer y Joesly Batista, dueño de JBS que está investigado en cinco procesos por corrupción. Con eso curriculum cuesta entender que el presidente brasileño aceptara recibirlo un jueves a las once de la noche en el Palacio de Jaburu (residencia oficial), en una cita que no constaba en su agenda presidencial. Un encuentro que marca un antes y un después en la carrera de Michel Temer.
Esa noche Batista grabó una conversación en la que en diversas ocasiones este empresario le dice al presidente que ha resuelto “las pendencias” con diversos diputados, le dice que mantiene los “acuerdos” con Eduardo (Cunha), también cuenta que va a conseguir la “ayuda” de dos jueces del Supremo y de un procurador al que tienen de su lado. Temer tan solo asiente, no muestra sorpresa, indignación, miedo, sólo indica que “las cosas sigan así” o la famosa frase en relación a “cuidar” de Cunha: “Hay que mantenerlo así, ¿vale?”.
El congreso paralizado
El miércoles a las ocho de la tarde el Congreso de Brasilia dejó de funcionar. Diputados y senadores han pasado las últimas 48 horas moviéndose de una cámara a otra para obtener informaciones, evaluar la gravedad de los hechos, y formar nuevas alianzas.
A medida que pasan las horas los medios anuncian nuevos contenidos de las grabaciones y delaciones hechas por Batista y por el director de JBS, Ricardo Saud, donde cada vez salen más parlamentarios, ex presidentes y gobernadores incriminados.
El jefe de la Cámara de los Diputados, Rodrigo Maia, quien sustituiría al presidente Temer en el caso de que fuera apartado, abandonó el Congreso el miércoles por la noche y ha pasado los últimos dos días de lado del mandatario en el Palacio de Planalto. Maia también es investigado por la operación Lava Jato y puede convertirse en reo en cualquier momento.
Desde la noche del miércoles Temer no se separa de sus abogados que como primera medida han solicitado la pericia de la cinta porque argumentan que podría haber sido “manipulada”. El presidente ha cancelado su agenda presidencial sin previsión de cuándo será reanudada. Por ahora se ha dedicado a convocar una romería de reuniones con sus aliados para intentar convencerles de que no abandonen el barco.
Además de la denuncia del Supremo, el presidente está a la espera de que en cualquier momento la Cámara de los Diputados acepte uno de los ocho pedidos de impeachment que se presentaron el jueves. Los tres delitos que alega el Supremo también podrían considerarse crimen de responsabilidad, argumento esencial para iniciar una proceso de destitución.
El próximo 6 de junio Temer también se enfrenta al proceso que está a cargo del Tribunal Superior Electoral que juzga la destitución del equipo Dilma-Temer por uso de dinero negro en su campaña electoral de 2014. Algunos analistas señalan que este juicio podría ser el que decidiera antes la destitución del mandatario, pero en el caso de que fuera condenado todavía podría presentar un recurso que le daría más tiempo en el cargo.
La cadena Globo de televisión, la misma que apoyó el impeachment contra Rousseff y aupó a Temer a la presidencia, se ha convertido en la principal enemiga del mandatario. Además de ser el medio que publicó la exclusiva, también se ha postulado como la voz de la conciencia del presidente al que le pide que renuncie “lo antes posible”. Una de las economistas de la cadena, Flávia Oliveira, señalaba que “el empeño de Temer de seguir en el cargo solo va traer más desestabilidad a la economía”. Según Oliveira, en los próximos meses el mandatario “va a invertir su tiempo en defender su mandato y no podrá esforzarse en sacar adelante al país”.
Renuncia o destitución eterna
En la única aparición pública desde que se supo la noticia, el presidente fue enfático al asegurar que no dejaría el cargo. Una hipotética renuncia dependería de dos factores fundamentales: la reacción de las calles y el papel que tome el PSDB, el principal partido aliado del Gobierno.
La última encuesta de Datafolha señalaba que el 92% de los brasileños consideraban “malo o muy malo” el gobierno Temer. El pasado jueves movimientos sociales de izquierda se manifestaron en diversas ciudades para pedir la salida del presidente y exigir elecciones anticipadas. Este domingo está prevista otra manifestación con los grupos de izquierda, pero a última hora del viernes los movimientos conservadores, que también habían confirmado su asistencia, dieron marcha atrás.
Por otro lado el Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), principal socio de Temer hasta el momento, también se ha convertido en otra de las grandes víctimas de las grabaciones. En otro diálogo se escucha a Aécio Neves (ex presidente del PSDB) pidiendo 600.000 euros a la empresa JBS para pagar su defensa en la operación Lava Jato.
Este audio provocó que el juez Edson Fachin apartara a Neves de su cargo como senador y de la presidencia del PSDB. La pérdida de uno de los pesos pesados de esta sigla ha dejado al partido en una situación delicada. En un primer momento decidieron alejarse del gobierno Temer, pero después el presidente les convenció para esperar: “Temer es un paciente terminal y el PSDB lo está monitoreando”, dijo el periodista Gerson Camarotti.
Si no hubiera renuncia Temer podría ser destituido por una condena del Tribunal Supremo, por un proceso de impeachment o por el proceso pendiente en el Tribunal Superior Electoral. Ninguna de las opciones serían rápidas, podrían llevar meses.
La incertidumbre está sobre la mesa y el poder de alguna forma vuelve de nuevo a las calles donde se demostrará la capacidad de los brasileños para presionar al Congreso. Mientras, los posibles candidatos para las elecciones de 2018 como Lula da Silva, Marina Silva o Jair Bolsonaro, esperan en silencio nuevas informaciones. En Brasil ya se sabe que en apenas 24 horas, todo puede cambiar.
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