Ahora más que nunca con Chávez


Una Revolución para los niños

Esta es una revolución de niños, van a la escuela, chico. ¡Por fin, Dios mío! Yo me acuerdo mucho de un muchachito en Zaraza, un catirito bachaco, así como yo cuando era niño en la sabana, muy avispa’íto y llegó a lavar el carro, en una de esas giras, hace como tres años. Andaba yo solo en el desierto, con dos o tres personas nada más, recorriendo de pueblo en pueblo. Entonces él llega corriendo y empieza a lavar el carro. “Pero, bueno, ¿quién te dijo que lavaras el carro?”. “No, no, yo lo lavo y usted después me da lo que pueda”. Le dimos qué sé yo, veinte, treinta bolívares y le brindamos una empanada ahí.

“¿Tú estás en la escuela, chico?” “No, no, yo no estoy en la escuela”. “¿Por qué no estás?” Entonces dijo: “Porque mi ‘amá’ no me ha ‘inscribío’”. Pero muy avispado, con unos ojos muy avispados, Dios lo cuide. “¿Y por qué no te ha ‘inscribío’ tu mamá, chico?”. “No se dice ‘inscribío’, se dice inscrito”, le dije yo. “Ah, me equivoqué”. “Sí, se dice inscrito, no ‘inscribío’, no vuelvas a decir eso”, le dije yo. “Ok, yo no estoy inscrito”. “¿Por qué?”. “Porque mi mamá no tiene dinero y le están cobrando veinte mil bolívares y ella no tiene, pues. Yo apenas ando por aquí para comer, para llevar unas cuatro empanadas y comer con mi mamá”. Él vivía solo con su mamá. Ojalá ese catire hoy en día sea uno de los que se ha inscrito. Me imagino que sí, tiene que ser, seguro, porque es muy avispado y él quería ir a la escuela.

Fotos de Milágela Galea

Texto: Cuentos del Arañero.

- laculturanuestra.com

Publicar un comentario

0 Comentarios