Son varias las lecturas sobre las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre en Venezuela. Primero, hay que resaltar que el proceso fue una gran muestra de civismo y de verdadera democracia. Una contundente lección de ejercicio participativo y democrático, una soberana bofetada y tapabocas para todos los que se han atrevido a cuestionar la democracia venezolana, y para los muy desinformados e insolentes políticos malintencionados que afirman que en Venezuela hay una dictadura.
El inmediato reconocimiento de los resultados por el presidente Nicolás Maduro ha sido una lección de coherencia y dignidad de parte del gobierno para con una oposición tremendamente oportunista y de doble moral. Esa oposición cuando gana, celebra legítimamente. Pero cuando pierde, rasga sus vestiduras, denuncia fraude y llama a desconocer los resultados. También fue tapabocas para los que dentro y fuera de Venezuela cuestionaron la legitimidad del Consejo Nacional Electoral (CNE), acusándolo de favorecer al gobierno y de estar sometido al poder del Ejecutivo.
LAS CIFRAS
Dicho esto hay que hacer el análisis crítico de los resultados electorales, de sus causas y posibles consecuencias para el futuro de la Revolución Bolivariana. Estas elecciones son un duro revés para el proceso revolucionario. Los partidos de la oposición han sacado 7.707.422 votos que representan 57.9% del total de votos emitidos. Han conseguido 112 diputados. El chavismo obtuvo 5.599.025 votos (41,7%), eligiendo 55 diputados y diputadas. Estas cifras muestran principalmente dos cosas: la oposición aumentó su votación respecto a la elección presidencial de 2013 en sólo 343. 434 votos. En efecto, los partidos de la Mesa de Unidad Democrática (MUD) alcanzaron en 2013 la cifra de 7.363.980 votos. La segunda cuestión es que el gobierno perdió, respecto a la elección de 2013, la cifra de 1.988.554 votos. En esa oportunidad el Gran Polo Patriótico (GPP) había logrado 7.587.576 votos. Esto indica que sus votos no se pasaron a la derecha opositora, sino que hubo una importante abstención de quienes en 2013 votaron por el chavismo. Trataremos de explicar las causas de esta abstención más adelante.
Asimismo hay que resaltar que casi 42% de votos para el bloque revolucionario no es poca cosa. Se revela como voto duro y consciente, se puede deducir que es un voto muy comprometido y leal, ya que se ha expresado a favor del gobierno en medio de la difícil situación económica que vive el país.
“SE SOLTARON LOS DEMONIOS”
Los 112 escaños que consiguió la oposición representan dos tercios de la Asamblea Nacional, es decir han conseguido una mayoría calificada. Con esa mayoría la oposición está en capacidad (y así lo ha anunciado) de desmantelar las conquistas alcanzadas por el pueblo en estos 17 años de gobierno. Por ejemplo pueden derogar las leyes orgánicas, como la emblemática Ley Orgánica del Trabajo, que costó tantos años de discusiones y asambleas de trabajadores para construirla y redactarla. También pueden derogar la Ley Orgánica de Tierras, que elimina el latifundio; puede derogarse la Ley de Pesca, que beneficia a los pescadores artesanales y que ha revertido la progresiva extinción de peces que producía la pesca de arrastre del monopolio pesquero. (Cuánta diferencia con la nefasta y corrupta Ley de Pesca chilena, redactada a la medida de las grandes empresas pesqueras y en perjuicio de la pesca artesanal y de la delicada ecología marina). Otras importantes leyes orgánicas que pueden ser borradas de un plumazo y que han costado años de lucha y sacrificios, son la Ley de Hidrocarburos, la de Educación, la de las Comunas, la del Poder Popular o la de Pueblos Indígenas.
Esta mayoría parlamentaria puede remover o censurar ministros y ministras, llamar a una Asamblea Constituyente y así cambiar la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, una de las constituciones políticas más avanzadas y humanistas del mundo. Puede rechazar presupuestos para los proyectos y programas sociales, es decir, puede bloquear toda iniciativa legal. Incluso puede inhabilitar al presidente de la República.
Solo como comparación, recordemos que en el Chile de la Unidad Popular de Salvador Allende se realizaron, el 4 de marzo de 1973, elecciones parlamentarias. La oposición (partidos de derecha y la Democracia Cristiana) pretendía lograr los dos tercios para objetivos similares a los que en Venezuela anuncia la oposición. La Code (la alianza opositora) no logró en Chile los dos tercios necesarios para destituir al presidente Allende, pero alcanzó mayoría suficiente para remover ministros y bloquear las iniciativas gubernamentales.
CAUSAS DEL “ATASCADERO”
Nicolás Madurolas señaló: “O en Venezuela salimos de este atascadero que nos metió la guerra económica, que nuestros propios errores nos metieron, de la burocracia y la corrupción que envolvieron las políticas revolucionarias”.(1)
Describir el fenómeno de lo que pasa en Venezuela y cómo esto se reflejó en el resultado electoral no es fácil. Primero, hay que hablar de los propios grandes errores y desviaciones, donde está el tema mencionado por el presidente Maduro: la corrupción y el burocratismo. La dirección del gobierno revolucionario no ha sido capaz de terminar con esos flagelos que han carcomido la institucionalidad y han dejado sin efecto innumerables iniciativas y políticas revolucionarias. No se ha cumplido uno de los últimos mandatos del Comandante Hugo Chávez, que exigió “mano de hierro, caiga quien caiga”. Son muchos los funcionarios públicos que se han vestido de rojo y con un falso discurso revolucionario han accedido a puestos de poder solo para enriquecerse en complicidad con una corrupta clase empresarial.
Otro error ha sido no haber podido controlar efectivamente la guerra económica. Hay que dejar en claro que efectivamente hay una brutal guerra económica en Venezuela. Eso no puede negarse. Hay muchas pruebas y evidencias, se han decomisado miles y miles de toneladas de alimentos y otros productos de primera necesidad que estaban ocultos por acaparadores; el contrabando hacia Colombia de productos subsidiados por el gobierno venezolano también es brutal. La escalada especulativa, creando artificialmente una espiral inflacionaria, no tiene ninguna base y justificación en la economía real.(2)
Históricamente Venezuela ha dependido de la renta petrolera, históricamente ha sido un país exportador de petróleo e importador de casi todos los productos de consumo de la población. Esta realidad no ha podido ser superada en los 17 años de gobierno revolucionario, a pesar de múltiples intentos. Algo se ha avanzado en algunos sectores productivos, pero en general aún es muy insuficiente la producción nacional.
En la economía la batalla de fondo está relacionada con cambiar una historia y cultura rentista por una cultura productiva. Eso no es fácil y no se logra en pocos años pues implica profundos cambios culturales. Pero antes se hace imperioso controlar el comercio de importación y lograr una distribución efectiva, sin intermediarios. Esto mientras se logra, poco a poco de manera efectiva y eficiente, impulsar la producción nacional para el mercado interno e ir sustituyendo las importaciones.
La inmensa mayoría de las importaciones las hacen grandes comercializadoras privadas con dólares subsidiados por el Estado. Son multimillonarias las estafas y desfalcos que esto ha generado.(3) Si el gobierno controlara de forma eficiente el comercio de importación, y controlara también la distribución, sería un gran avance para ganar la guerra económica. Hay muchos oscuros intereses económicos en medio de todo esto, que deben y pueden ser enfrentados.
LA HORA DEL PODER POPULAR
En el nuevo escenario que plantearon las elecciones parlamentarias, el margen de maniobra institucional para defender las grandes conquistas sociales de la Revolución Bolivariana es muy limitado. La situación es muy delicada y mucho depende de los movimientos que hagan los partidos de oposición con la mayoría calificada de que disponen en la Asamblea Nacional.
Ante esa situación, la movilización callejera y el accionar del Poder Popular constituyen las principales herramientas de resistencia y de lucha para los tiempos que vienen. El gobierno deberá -de una vez por todas- transferir decisiones y poder directamente y sin frenos burocráticos al Poder Popular, así como articular con el pueblo organizado las estrategias en defensa de la revolución y las conquistas ya alcanzadas.
Históricamente el pueblo venezolano ha demostrado que ante situaciones difíciles se levanta con gran capacidad de reacción y claridad política. Este proceso de transformaciones estructurales que vive la sociedad venezolana desde hace 17 años, cuando llegó Hugo Chávez a la Presidencia de la República, ha sido mucho más que un cambio de gobierno. Se trata de un proceso revolucionario que ha cambiado el rumbo de la historia de Venezuela y ha ejercido importante influencia más allá de sus fronteras. Este pueblo y esta revolución no se dejarán avasallar por una circunstancial mayoría parlamentaria.
De una forma u otra se hace necesario profundizar la revolución, corrigiendo con energía los errores y nefastas desviaciones producto de la corrupción burocrática, y de esa misma forma mejorar la difícil situación económica que se vive producto de los desaciertos en la conducción de la economía y de los bajos precios del petróleo, sumados a la implacable guerra económica que tanto daño ha causado al pueblo y al proceso de cambio social que vive Venezuela. La obligación inaplazable y necesaria es ganar la guerra económica. Aquí y ahora son más válidas que nunca las palabras del presidente Nicolás Maduro: “Sea como sea”.
PABLO SEPULVEDA ALLENDE (*)
En Caracas
(*) Médico chileno residente en Venezuela, nieto del presidente Salvador Allende.
Notas
(1)
https://www.youtube.com/watch?v=QlSTStmzZnI
(2) Dicho por un economista opositor: “¡Me horroriza, el daño que le está haciendo “Dólar Today” a nuestro país! al presentar una tasa irreal del dólar, que no está basada en la oferta y en la demanda, y la cual sólo responde a intereses particulares; pero que desafortunadamente se posicionó como marcador de la tasa cambiaria, a pesar de llegar al descaro de subirla 60 bolívares en un viernes, y bajarla 30 bolívares un sábado, donde ni siquiera hay actividad cambiaria.
Más allá de la ganancia que esto les pueda proporcionar a sus creadores, o de las intenciones que puedan tener de desestabilizar nuestra economía o al gobierno, están contribuyendo gravemente a desatar una espiral inflacionaria, que sólo se traducirá en más escasez y pobreza. ¡Con su actuación están llevando a la miseria a miles de venezolanos!”. Artículo completo en:
http://www.eluniversal.com/opinion/150322/dolar-today
“No hay economía en el mundo que aguante una devaluación del 900% sin llevar irremediablemente al país y a toda su población a la pobreza, debido a que destruye completamente el tejido empresarial, pulveriza el poder adquisitivo de los sueldos y acelera la espiral inflacionaria indetenible”. Artículo completo en: http://www.eluniversal.com/opinion/150719/dolar-tomorrow
(3) Para hacerse una idea recomiendo este artículo de Luis Britto Garcia:
http://www.aporrea.org/contraloria/a194519.html
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