Más de 3.000 personas esperan en el pabellón deportivo de la Vall d'Hebron para ver el mitin Pablo Iglesias, el carismático líder de Podemos, que llega a Barcelona después de ser elegido secretario general del partido.
La cita ha levantado tal expectación que cientos de personas se agolpan en la puerta del recinto sin poder pasar. El color morado lo tiñe todo: banderas, ropas de color, pañuelos en la cabeza. Se palpa el entusiasmo, un fervor político desconocido en la mayoría de mítines de los partidos tradicionales.
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