Un programa de investigación del
Departamento de Defensa de EE.UU. está financiando universidades para
modelar la dinámica, los riesgos y los puntos de inflexión de los
disturbios civiles a gran escala en todo el mundo, bajo la supervisión
de agencias militares de Estados Unidos, afirma el diario británico The Guardian.
El programa “Minerva” se inició en el año 2008 y
su objetivo es “mejorar la comprensión básica por parte del
Departamento de Defensa del conjunto de fuerzas sociales, culturales,
conductuales y políticos que se desarrollen en sociedades enmarcadas en
aéreas geográficas de importancia estratégica para EE.UU.”.
Otro de los proyectos pertenece a la Universidad de Washington y
busca “determinar las condiciones en que se producen movimientos
políticos, cuyo propósito es provocar cambios políticos y económicos a
gran escala”. Gestionado por la Oficina de Investigación del Ejército de
EE.UU., el proyecto se enfoca en los movimientos que involucran a más
de 1 000 personas en una “actividad duradera” y abarcará a un total de
58 países.
“En cada contexto –dice el informe– nos encontramos con personas que
comparten las características demográficas, familiares, culturales, y/o
el nivel socioeconómico de quienes decidieron participar en el
terrorismo, pero se abstuvieron de asumir la militancia armada, a pesar
de que simpatizaban con los objetivos finales de los grupos armados.
Entré en contacto con la investigadora principal del ya mencionado
proyecto Minerva, profesora María Rasmussen, de la Escuela Naval de
Postgrado de EE.UU., y pregunté por qué los activistas “no violentos”
que trabajan para organizaciones no gubernamentales deben equipararse a
los partidarios de la violencia política y por qué los partidos y las
organizaciones no gubernamentales estaban siendo investigados; pero no
recibí ninguna respuesta.
Entre las preguntas, estaban:
“¿El Departamento de Defensa ve los movimientos de protesta y el
activismo social en diferentes partes del mundo como una amenaza a la
seguridad nacional de EE.UU.? Si es así, ¿por qué? ¿El Departamento de
Defensa de EE.UU. considera a los movimientos políticos destinados para
el cambio político y económico a gran escala, como un asunto de
seguridad nacional? Si es así, ¿por qué?
El Director del programa Minerva, Dr. Erin Fitzgerald dijo:
“Agradezco sus preocupaciones y me alegro que nos dé la oportunidad de
aclarar el asunto”, antes de prometerme una respuesta más detallada. En
lugar de ello, recibí la siguiente declaración trivial de la oficina de
prensa del Departamento de Defensa:
“El Departamento de Defensa toma muy en serio la seguridad de Estados
Unidos, a sus ciudadanos, aliados y socios. Aunque no todos los retos
de seguridad causan conflicto, y cada conflicto no involucra a los
militares de EE.UU., Minerva ayuda a la investigación en ciencias
sociales básicas, para que el Departamento de Defensa comprenda mejor
las causas de la inestabilidad y la inseguridad en el mundo”.
Gracias a una mejor comprensión de estos conflictos y sus causas,
dijo, el Departamento de Defensa “puede prepararse mejor para un entorno
de seguridad dinámico en el futuro”.
Altos funcionarios del Pentágono dijeron que su prioridad era
“desarrollar capacidades que puedan emplearse rápidamente en forma de
modelos y herramientas que se puedan integrar con las operaciones”.
Muchos académicos independientes critican lo que consideran esfuerzos
de EE.UU. para “militarizar las ciencias sociales” y muestran
preocupación porque “la investigación solo se financia cuando apoya la
agenda del Pentágono”.
De acuerdo con el profesor David Price, antropólogo de la Universidad
de San Martín, en Washington DC, y autor de “Militarización de la
Antropología, las Ciencias Sociales al Servicio del Estado militarizado”
ha dicho que se trata de programas “para integrar las ciencias sociales
en las operaciones militares de campaña dentro de escenarios diversos”.
Se trata, dijo, de identificar a los “solucionadotes” de problemas, a
los “causantes” de problemas y al resto de la población, “que sería el
blanco de las operaciones de información”.
Estos juegos de guerra son consistentes con documentos de
planificación del Pentágono que sugieren que la Agencia de Seguridad
Nacional (NSA) está parcialmente motivada para prepararse ante el
impacto desestabilizador de las próximas crisis ambientales, energéticas
y económicas.
James Petras, profesor de Sociología en la Universidad de Binghamton
en Nueva York, está de acuerdo con las preocupaciones de Price. Los
científicos sociales financiados por Minerva vinculados a las
operaciones de contrainsurgencia del Pentágono están implicados en el
“estudio de las emociones para avivar o sofocar movimientos de
motivaciones ideológicas”, dijo, incluida la forma “para contrarrestar a
los movimientos de base”.
Minerva es un excelente ejemplo de la naturaleza
profundamente intolerante y contraproducente de la ideología militar
norteamericana.
Peor aún, la falta de voluntad de los funcionarios del Departamento
de Defensa para responder a las preguntas más elementales es síntoma de
un hecho simple: en su misión inquebrantable de defender un sistema
mundial cada vez más impopular, al servicio de los intereses de una
pequeña minoría, los organismos de seguridad no tienen reparos en pintar
al resto de nosotros como potenciales terroristas.
(Tomado de The Guardian. Traducido por CubaDfensa)
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