¿El Datagate? Comenzó en Roma cuando la National Security
Agency (NSA) espió la visita de Chávez. En mayo de 2006 los servicios
secretos de EE UU organizaron una masiva operación de espionaje contra
el presidente venezolano. La capital italiana estuvo interceptada
durante una semana.
El Datagate se inició en Roma en mayo de 2006, cuando por orden
de George Bush la mitad de la ciudad fue interceptada por la NSA, que
quería conocer
hasta el mínimo detalle de la visita de Hugo Chávez a
Italia.
Primero Roma, luego el G-20 en 2009, con técnicas y tecnologías más
refinadas. Edward Snowden ha revelado que el G-20 de 2009 se caracterizó
por un complejo sistema de espionaje de las conversaciones de
delegaciones enteras y de los líderes que asistieron a la cumbre, a
través de la instalación de Internet cafés dotados de software espía, y del control capilar del sistema de Blackberry utilizado por los invitados, entre otras diabluras.
Lo que todavía no se sabe –y lo que Globalist es capaz de
informar gracias a una fuente calificada que tuvo un papel directo en la
historia– es que la gran operación de espionaje del G-20 tuvo en Italia
su auténtico banco de pruebas. Una acción masiva de la NSA que se
tradujo en un enorme salto de calidad que permitiría a la agencia de
inteligencia convertirse en el Big Brother a escala planetaria de que hoy estamos hablando.
Volvamos a mayo de 2006, en la segunda visita a Italia de Hugo Chávez,
presidente de Venezuela. Chávez estaba en esos momentos en una posición
de confrontación con Estados Unidos y, en particular, con George Bush,
al que unos meses más tarde (en septiembre) definiría como un diablo que
dejaba tras de sí un rastro de azufre. Por otra parte, unos años antes
Estados Unidos había apoyado el fallido golpe de estado contra el
presidente venezolano, y uno de los agentes de la CIA implicados en el
complot había sido destinado posteriormente a la estación de la CIA en
Roma. Coincidencias.
La NSA, durante esos días, llevó a cabo una operación de sigint ( signal intelligence
) es decir, de espionaje electrónico, sin precedentes, que fue el
comienzo de una nueva etapa en su capacidad de control y penetración.
7 de mayo 2006 . En el aeropuerto de Ciampino, en zona
reservada, aterriza un avión que transportaba a algunas personas
“invisibles”, sin nombre ni identidad. El procedimiento es el mismo que
más tarde sería conocido para el público en las entregas extraordinarias y que ya era procedimiento estándar: nivel de secreto máximo, con el menor número de posibles huellas.
Los ocupantes de la aeronave eran parte de un equipo de élite de la NSA.
Al llegar a Ciampino fueron llevados directamente a un ala de la
Embajada de EE.UU. en la Via Veneto, donde permanecieron recluidos en
régimen de aislamiento durante la duración de la misión. Nada de
hoteles, nada de contactos con el mundo exterior, ni siquiera con el
personal de la Embajada. Después de la misión, mismo recorrido a la
inversa hasta Ciampino. El equipo llevaba equipos de última generación
(estamos hablando de 2006), capaces de interactuar con el sistema de
satélites y guiar a éstos e interactuar con los aviones espías.
9 de mayo de 2006 . En el cielo de la capital comienzan
a volar dos aviones espías controlados directamente por la NSA. Dos
aviones que se relevan y que permanecen 24 horas al día en vuelo sobre
Roma para que no perder ni un minuto de supervisión.
10 de mayo de 2006 . Llega a Roma el presidente
venezolano, Hugo Chávez. El suyo es un viaje por toda Europa. En Roma,
el encuentro más importante está programado para el día 11 por la
mañana: se trata de una visita al Papa Benedicto XVI. También en la
agenda hay una visita y entrevista privada con el presidente de la
Cámara, Fausto Bertinotti. Chávez va directo a un hotel de Via Veneto,
que se halla, paradójicamente, a unas pocas decenas de metros del equipo
llegado a la capital para espiarlo. Pero es sólo un detalle: la
tecnología hubiera garantizado también un monitoreo a una distancia de
kilómetros.
La operación de la NSA se inicia en todos sus aspectos. Llega poner bajo
control todas las frecuencias de radio (incluyendo las de los equipos
italianos); y también llega a controlar la red internet de manera
similar, por supuesto de acuerdo con las posibilidades de la época, a la
descrita por Snowden para China: mediante entrada en los nodos de las
redes de comunicación que dan acceso a las comunicaciones de cientos de
miles de personas sin tener que piratear cada uno de los ordenadores, y
obviamente también los teléfonos.
Durante toda la duración del viaje, Hugo Chávez es acechado
electrónicamente gracias a dos instrumentos de extraordinaria
importancia para la sigint : el bombardeo por radio y las
capacidades de escucha a gran distancia. Es decir, sólo con el uso de
satélites y aviones espías, la NSA era capaz de escuchar las
conversaciones de Chávez, incluso las que se llevaban a cabo en lugares
privados y cerrados y, por supuesto, en lugares abiertos. No había
ninguna necesidad de instalar micrófonos en las habitaciones o de enviar
a ningún espía armado con un micrófono espía en el tobillo. Todo
circulaba vía satélite con potentísimas tecnologías. Obviamente
carísimas.
Además, cuando el presidente venezolano se trasladaba de un lugar a
otro, o estaba en algún lugar en el que las ondas de radio causaban
interferencias y no se llegaba a escuchar las conversaciones, la NSA era
capaz de activar un dispositivo de emergencia consistente en tumbar
todas las ondas y frecuencias en un radio de 500 a 600 metros. En la
práctica, mientras estaba activo el dispositivo los mandos a distancia
de los televisores o el control remoto de las puertas no funcionaban,
las líneas de teléfonos móviles quedaban interrumpidas, y los aparatos
de radios reducidos al silencio. Todo ello no durante horas, sino por
unas pocas decenas de segundos. Nada que no pudiera confundirse con un
mal funcionamiento temporal normal, que por lo tanto no generase
sospechas. Pero que ofrecía a la NSA el tiempo necesario para “ limpiar”
la señal.
La operación Chávez costó una fortuna, pero fue una orden explícita del
propio George Bush, quien veía en el presidente de Venezuela uno de sus
principales enemigos y del que quería conocer todos los detalles, sus
estrategias y cuáles eran sus contactos y referencias internacionales.
Tras la partida de Chávez, los dos aviones espías emigraron a otros
cielos. El equipo de la NSA siguió recluido en la Embajada un día más
antes de ser devuelto en secreto a Ciampino; los altos mandos de la NSA
que habían estado siguiendo el operativo desde la sala de mandos (al
igual que Obama hubiera seguido la muerte de Bin Laden, y como vemos en
las películas) comenzaron a analizar el botín.
¿Cuál era el botín de esa operación? Continuará en un próximo episodio.
Por el momento tenemos una seguridad: la operación de Chávez fue una
prueba. Sin ella no hubiera habido la del G-20 y quién sabe cuántas más.
Era el año 2006. Desde entonces ya no se han detenido.
*Traducido del italiano por S. Seguí
Fuente: http://megachip.globalist.it/Detail_News_Display?ID=78687&typeb=0&Datagate-Inizio-a-Roma-quando-Nsa-spio-Chavez-
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