El informe 2013 de la Confederación Sindical Internacional (CSI), de la que forman parte 315 organizaciones de 156 países y cerca de 175 millones de trabajadores, pone a España -junto a Portugal, Grecia, Rumanía e Italia- como ejemplo de país que ha restringido el derecho de negociación colectiva.
A este que suscribe, que se ha leído todos los informes de la CSI del último lustro, le llama la atención que si hasta hace un par de años España apenas merecía un puñado de líneas en el estudio titulado Violaciones de los derechos sindicales en el mundo, ahora, lamentablemente, nos dedican unos cuantos párrafos como país en el capítulo Europa y, a más triste abundamiento, nos citan hasta en la presentación general que firma cada año su secretario/a general, en esta ocasión Sharan Burrow.
“La crisis financiera ha tenido un serio impacto en la negociación colectiva, particularmente en Europa, donde las políticas favorecen la negociación a nivel de empresa. Los sistemas de negociación colectiva han retrocedido en países como Portugal, Grecia, Rumania, Italia o España, con predominio de las pequeñas empresas, debido, entre otras cosas, a la nueva legislación”, dice Burrow. O sea, que vamos para atrás.
“Estas reformas”, añade Burrow, “no sólo han impuesto barreras a la negociación colectiva, sino que además han repercutido en la fuerza sindical. Resulta imposible tener un sistema exhaustivo de negociación colectiva en países con una gran proporción de pequeñas empresas, a menos que la densidad sindical sea extremadamente elevada. Desgraciadamente los sindicatos, en la mayoría de estos países, no disponen de los recursos necesarios para organizar a los trabajadores o para negociar en una multitud de microempresas”.
Y todavía más, concluye la secretaria general de la CSI, “el paso a una negociación a nivel de empresa fomenta una competencia destructiva sobre los costos laborales, ejerce una presión a la baja en los salarios y crea un fuerte incentivo para que los empleadores adopten prácticas antisindicales y abandonen la negociación colectiva”.
Hay que reconocer que, respecto a España, la dirigente sindical lo clava. Incluso acierta de pleno cuando pronostica algo que lamentablemente, ya se está producido en nuestro país. “En base a las tendencias observadas hasta la fecha, estas reformas podrían conducir a la eliminación de la negociación colectiva en el sector privado, además de suponer un enorme aumento en el poder de los empleadores para dictar las condiciones y controlar a sus trabajadores”.
Ya en el capítulo dedicado exclusivamente a España, la CSI se refiere a la reforma laboral, las huelgas generales convocadas por CCOO y UGT (integrantes, junto a USO, de la CSI) o las consecuencias del celo policial (heridos, detenidos) en algunos de los conflictos registrados en el último año. En fin. Un desastre. Como sigamos así, el año que viene nos dedican un capítulo entero.
CuartoPoder
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