¿Piensa llamar a Rubalcaba? La pregunta se la han hecho al presidente del Gobierno en los pasillos del Congreso y Rajoy, de naturaleza huidiza en lo que se refiere en su atención a la prensa, se ha dado media vuelta y se ha marchado. Había contestado, antes, eso sí, otras preguntas sobre la escalada de la prima de riesgo o sobre la importancia de que Grecia permanezca en el euro. Pero sobre una posible cita con el principal líder de la oposición, de momento, en Moncloa ni está en la agenda ni se la espera a corto plazo.
Rajoy no tiene prisa alguna, ni tampoco necesidad parlamentaria, en pactar sus reformas con el Partido Socialista y la sesión de control al Gobierno ha vuelto a poner de manifiesto la larga distancia política que, a día de hoy, con la prima disparada y con la bolsa otra vez en números rojos, separa al presidente del Ejecutivo del principal líder de la oposición. Rajoy reconoce que es bueno hablar, pero hablar por hablar no conduce a nada si luego ese diálogo no produce frutos. Y en este sentido, parece que el presidente todavía no espera gran cosa del secretario general del PSOE.
Los Pactos de Estado no están en el horizonte de La Moncloa, pues Rajoy guarda todavía cierto rencor con el PSOE a cuenta de la última reforma de la Constitución para limitar el déficit. Medida que el PP apoyó desde la oposición y que el PSOE no ha respaldado después en la ley orgánica que la desarrolla. “Yo estoy absolutamente convencido de que es bueno hablar con ustedes”, le ha explicado Rajoy a Rubalcaba durante su réplica parlamentaria, que ha sido más retórica que otra cosa. “Pero me hubiera gustado que ustedes hubieran apoyado buena parte de las reformas importantes que hemos traído aquí”, ha lamentado el presidente citando, expresamente, el ejemplo del déficit. “Ni siquiera han sido capaces de apoyar la ley orgánica de estabilidad presupuestaria”.
De espaldas a los ciudadanos
Esta contestación y la posterior evasiva en los pasillos a las preguntas de los periodistas es la plasmación evidente de la ruptura total que todavía hoy impera entre los grandes partidos de España. Y todo pese a que los ciudadanos reclaman cada vez con más insistencia diálogo entre ambas formaciones para afrontar la salida de la crisis, tal y como han puesto de manifiesto las últimas encuestas de opinión o el hecho de que el 92% de los empresarios reclame un gran Pacto de Estado de salvación en este mismo sentido.
Rubalcaba ha apelado durante toda su intervención a que el Gobierno retome el contacto con su grupo parlamentario y ha vuelto a ofrecer su mano tendida para sentarse y hablar. Por segunda vez en poco más de un mes, el líder del PSOE se ha dirigido al presidente en este sentido a pesar de, según ha dicho, Rajoy contestó “con displicencia” la última vez que se lo propuso. “Hay gente que piensa que el diálogo y el acuerdo debilita”, ha explicado Rubalcaba. “Yo creo que es justamente lo contrario, que los grandes países lo son porque son fuertes cuando hacen frente a la crisis y España es un gran país que lo está pasando muy mal”.
Los socialistas, además, se sienten marginados de las principales reformas que está tomando el Ejecutivo, como la nacionalización de Bankia, en la que según ha dicho Rubalcaba, el ministro De Guindos “se limitó a informar” al PSOE, lo que considera otro gesto de “displicencia” por parte del Gobierno.
Por todo eso, Rubalcaba ha reclamado un diálogo múltiple entre Gobierno y oposición, entre comunidades autónomas y Estado y entre sindicatos, empresarios e instituciones para pactar una política de recuperación y crecimiento. “Corresponde a usted como presidente trabajar para conseguir esa unidad”, le ha explicado a Rajoy dejando la pelota en su tejado. “Le decimos que si quiere dialogar, estamos dispuestos porque España lo necesita. Con las soluciones que acordemos, que serán las mejores para los ciudadanos”.
La respuesta, pues, en manos de Rajoy que, o no tiene prisa ni ganas o no lo hará de forma pública, con luz y taquígrafos, según se desprende de la pregunta que ha dejado en el aíre cuando los periodistas le han interpelado, directamente, en los pasillos del Congreso.
Fuente: - elConfidencial.com
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