Incluso si la oposición siria “se arma hasta los dientes, no derrocará al presidente Bashar al Assad”, anunció el canciller ruso, Serguéi Lavrov, durante un discurso en la capital de Azerbayán.
Por eso los activistas antigubernamentales apuestan por la participación de “fuerzas exteriores”, añadió el ministro de Asuntos Exteriores ruso. Por el contrario, el suministro de armas a los opositores transformará el conflicto en “una masacre”, advirtió.
Por su parte, el Gobierno de Siria ya ha comenzado a retirar al Ejército gubernamental de las ciudades y localidades del país, según establece el plan de paz propuesto por Kofi Annan.
El plan del enviado especial de la ONU, apoyado tanto por Al Assad como por representantes de la oposición, prevé un cese de las hostilidades por ambas partes del conflicto, pero no hace ninguna alusión a cambios en el régimen.
Sin embargo, EE. UU. y el grupo denominado ‘Amigos de Siria’ ya han reconocido al opositor Consejo Nacional Sirio (CNS) como su principal socio en las negociaciones, reforzando la presión sobre el actual Gobierno de Siria.
El próximo 10 de abril, fecha límite para la implementación del plan de Annan, el canciller sirio, Walid al Muallem, viajará a Moscú en visita oficial, siguiendo la vía política para la resolución del conflicto.
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