El encuentro, organizado por la Fundación de Análisis y Estudios Sociales, adquiere una dimensión oficial porque contará con la asistencia del actual ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel García Margallo
En la víspera del décimo aniversario del golpe de Estado contra el presidente legítimo de Venezuela, Hugo Chávez, el ex presidente del Gobierno español José María Aznar se reunirá con denominados "opositores" venezolanos y "disidentes" cubanos, este martes 10, en Cádiz, España.
El encuentro, organizado por la Fundación de Análisis y Estudios Sociales (FAES), que preside el ex jefe del Ejecutivo hispano (1996-2004), adquiere una dimensión oficial porque contará con la asistencia del actual ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel García Margallo. Le acompañan todos los antecesores en el cargo, que ha tenido el Partido Popular (PP).
Hasta ahora la prensa española sólo ha revelado los nombres de algunos cubanos que acudirán representando a las denominadas "Damas de Blanco", al Movimiento Cristiano de Liberación y al Partido Demócrata Cristiano, entre otros. Pero no se ha dicho nada respecto a la identidad de los venezolanos que estarán presentes en Cádiz.
Como pretexto para esta reunión de antibolivarianos y anticubanos, sirve la presentación de la publicación "América Latina. Una agenda de libertad 2012", una obra que ha corrido a cargo de la FAES y que será divulgada en las próximas semanas, tanto en las Américas como en Europa.
En ella, Aznar y el PP dicen que América Latina y el Caribe sólo prosperarán política y económicamente si siguen las pautas marcadas desde España, en general, y en particular, las que decreta el Gobierno del PP.
Además atacan a los países del ALBA, augurando su fracaso económico. El ex secretario regional de la organización juvenil falangista y el Gobierno de su correligionario Mariano Rajoy siguen un doble objetivo: Por un lado quieren que el Estado español recupere así su posición perdida en América Latina y el Caribe y por el otro pretenden también que repúblicas como la venezolana y la cubana vuelvan a los sistemas políticos que ambos pueblos superaron en 1999 y en 1959, respectivamente.
Para lograr estas metas, el ejecutivo de Aznar no ha dudado en ayudar y blindar políticamente el golpe de Estado que, en 2002, un puñado de empresarios y militares llevaron a cabo en Caracas.
Cádiz: Encuentro con un simbolismo múltiple
Por una parte, el Estado español está celebrando en estas fechas el bicentenario de la Constitución de Cádiz, que recientemente le sirvió al rey español Juan Carlos I como referente para la "Comunidad Iberoamericana de Naciones", ignorando que una buena parte de las ex colonias españolas iniciaron ya hace más de una década el camino hacia su segunda independencia.
El discurso del monarca forma parte de la política española que quiere "reconquistar" espacio perdido en Venezuela.
Por otra parte, el encuentro de Aznar y del PP con "opositores" venezolanos y "disidentes" cubanos retoma la política que el ex presidente y su partido profesaron en 2002 cuando apoyaron abiertamente al golpe de Estado que sectores de la oligarquía venezolana con la ayuda de elementos anticubanos y estadounidenses iniciaron contra el presidente Chávez.
Aznar blindó el golpe de Estado en 2002
Cuando el 11 de abril de 2002 los golpistas masacraron a los simpatizantes del comandante bolivariano, quienes estaban defendiendo el Palacio presidencial de Miraflores, su designado presidente dictador, Pedro Carmona Estanga, venía apresuradamente de Madrid, donde se había reunido con altos cargos del Ejecutivo español.
Nada más usurpar el poder el día 12, recibió el reconocimiento oficial por parte de los embajadores de EEUU y del Reino español quienes le visitaron personalmente en Miraflores.
Desde Madrid, Aznar blindó políticamente el golpe de Estado no sólo como presidente de Gobierno sino también como máximo representante de la Unión Europea.
Él y su partido mantuvieron también excelentes relaciones con el ministro de Asuntos Exteriores de Carmona, José Rodríguez Iturbe. El miembro de la organización ultracatólica Opus Dei, fundada bajo la dictadura franquista, es amigo de Aznar.
Además Carmona e Iturbe estaban en contacto con Gustavo de Arístegui, el entonces portavoz del PP para la política internacional, y con el expresidente de COPEI, Eduardo Fernández, que residía en la capital española.
En cada momento el embajador español en Caracas, Manuel Viturro de la Torre, y el director del servicio secreto español CESID (hoy CNI), Jorge Dezcallar, estaban al tanto de los planes golpistas, pero el Ejecutivo de Aznar no alertó al presidente venezolano del peligro inminente.
Para más, en 2001 militares españoles habían entrenado la intervención militar de la OTAN en Venezuela en el marco de un "juego de guerra" conocido como "Operación Balboa".
A lo mejor el actual encuentro de Cádiz les sirve a Aznar y a sus invitados sólo para recordar aquella batalla perdida. En el peor de los casos se preparan para otro intento, tal y como si fuera posible "copiar y pegar" el pasado.
En 2002 tanto el PP como sus socios venezolanos han mostrado que carecen de cualquier escrúpulo para lograr sus fines.
El 13 de abril les venció el pueblo venezolano, pero leyendo la denominada "agenda de libertad" del FAES queda la impresión de que no han aprendido del pasado y que siguen ignorando la realidad política y emancipadora que rige en las tierras de Bolívar y Martí.
Aznar y su españolismo del siglo XXI
"La Comunidad Iberoamericana es una prioridad para España y es fundamental para el futuro de la libertad, la democracia y el bienestar en el mundo", constata Aznar para conceder de nuevo a la Madrid de Rajoy el mando sobre sus ex colonias.
Después sigue una arenga al neoliberalismo que ha llevado a España al borde del abismo: entre otros extremos el paro ha alcanzado el 23 por ciento, siendo el índice más alto de la UE; el Gobierno de PP ha de decretar nuevos recortes para evitar la quiebra del Estado.
Esta política de ahorro incluso afecta a los "disidentes" cubanos que en 2010 llegaron a territorio español. Uno de ellos se acaba de quitar la vida después de que se les ha terminado la ayuda financiera, concedida por el Gobierno socialista, y frente al pésimo futuro laboral en España.
Aún así, Aznar tiene la osadía de arremeter contra el "socialismo del siglo XXI" en Latinoamérica y de proclamar su "fracaso económico" y su "desprestigio", frente "a los avances de países en los que rige el libre mercado".
Sin haber acabado con la politización de la Justicia española, la tortura en comisarías españolas y aún ilegalizando partidos políticos, el líder espiritual del PP habla de "la protección de los derechos humanos, de la paz y de las garantías democráticas" cuando se refiere a "la dictadura cubana y los regímenes autoritarios del 'socialismo del siglo XXI'".
De paso recomienda "que Latinoamérica estreche vínculos con sus socios y aliados de Europa y con los Estados Unidos". El ex militante falangista forma parte de un grupo de neoconservadores estadounidenses quienes con la vista puesta en el ALBA siguen la estrategia para vencerla: "Primero Caracas, después La Habana".
Como último, Aznar adopta una postura de prepotencia e ignorancia, que ya dos siglos atrás alejó a las colonias de la "madre patria", postulando que "España desempeña, y debe continuar haciéndolo, un papel comprometido en el sostenimiento y avance de la Comunidad Iberoamericana de Naciones, que constituye a su vez un ámbito privilegiado para la profundización y proyección de los valores de la libertad, los derechos humanos y la democracia. Con estos valores, Latinoamérica está llamada a construir una historia futura tan irrenunciable como la pasada".
Este brote de "españolismo del siglo XXI", protagonizado por Aznar, va acompañado por la prensa derechista española. Justamente este Domingo de Resurrección el diario ABC abrió su edición digital con una serie de artículos bajo la consigna "Juntos somos más y mejores", y la portada impresa lleva el título "España. Lo que nos une".
De esta forma ha querido atacar por un lado a las tendencias emancipadoras de vascos y catalanes, relanzando la idea de la España "una, grande, libre", tal y como se decía en el Estado franquista. Por el otro lado esta campaña encaja en los recientes mensajes lanzados por el Rey español y Aznar hacia América Latina y contra el ALBA.
0 Comentarios
DEJA UN COMENTARIO