Los ciudadanos, hemos asistido atónitos al gran desliz que ha tenido el rey Juan Carlos, tras su cacería de Elefantes en Botswana. El Jefe de Estado de España, ha tenido que sufrir un accidente (rotura de cadera) para que los españoles supiéramos donde se encontraba. Este desconocimiento, implica la total falta de transparencia de la monarquía y supone que los ciudadanos nos preguntemos ¿Cuántas veces habrán pasado situaciones similares, sin habernos dado cuenta de nada?.
El rey Juan Carlos y Corina
Durante estos días, varios medios de comunicación leales a la monarquía, se han apresurado a tratar de restarle importancia al asunto y lo que es aún peor, justificarlo. Nada puede justificar esta deleznable actuación del rey, sobre todo porque su figura es la máxima representatividad de todos los españoles, según la Constitución de 1978. Aunque dicho quede, cada día somos más los que no nos sentimos representados por un rey que fue elegido por un dictador y que representa a una institución tan corrupta como es la monarquía.
Todo ello deja en entredicho la sucesión de la monarquía y sobre todo en una situación peligrosa al príncipe Felipe de Borbón, que es el aspirante al trono. Para evadir esta situación embarazosa, el rey, tras su estancia en el hospital aprovecho para decir un “Lo siento mucho, he cometido un error. No volverá a suceder”.
Como comentaba anteriormente, los medios de comunicación antirepublicanos y los partidos políticos afines a la monarquía, han aclamado este gesto, tratando ensalzar la figura del rey, lo mismo que sucedió en el 23-F.
Pero a este escándalo se le une otro y al parecer el rey ha tenido un "affair" con la rubia alemana Corina zu Sayn-Wittgenstein, lo que ha puesto patas arriba al Palacio de la Zarzuela.
Cuando alguien comete un error y pide disculpas, traslada el problema y la responsabilidad a la víctima. En este caso, el pueblo debe juzgar si acepta las disculpas o no. El problema radica, en que cualquier representante político cuando comete un error de este calibre, inmediantamente se le pide su dimisión del cargo. A modo de ejemplo, recuerdo a Mariano Fernández Bermejo, que siendo Ministro de Justicia participó en una cacería y tuvo que dimitir. En esta ocasión y como cabía esperar, el rey pidió disculpas y .... ¡Aquí no ha pasado nada!.
Si su majestad tuviera un poco de dignidad, lo que tendría que hacer es abdicar y dar paso a un referéndum consultivo vinculante, entre Monarquía o República. Pero claro, es evidente que se aferra al poder de la misma forma que hizo su predecesor, el dictador Franco. Y con toda probabilidad permanecerá en el cargo hasta que agonice y muera.
Sinceramente, veo la República cada día más cerca
0 Comentarios
DEJA UN COMENTARIO