Lo cierto es que los estados de la región con recursos de hidrocarburos poseen una empresa estatal que, en algunos casos, es la compañía con mayores ganancias del país.
Los pueblos del continente, que guardan en su memoria colectiva el recuerdo del expolio de sus recursos naturales, y saben que el oro de ayer es el petróleo de hoy, presionan para que los beneficios de esa explotación redunden en el bienestar de la población. No siempre es así, tampoco cuando las petroleras están en manos del Estado.
Las existencias conocidas de petróleo en la región rondan el 20% de las reservas mundiales, y en los últimos años no dejan de descubrirse importantes yacimientos.
De ese total, un 85% está bajo suelo venezolano, y la economía de ese país depende en gran medida de este recurso, que supone el 90% de todas las exportaciones.
En 2001, el presidente Hugo Chávez determinó que el Estado debía controlar la empresa Petróleos de Venezuela (PDVSA), que, aunque pública, funcionaba de un modo independiente, y decidió que una parte de los beneficios del oro negro pasase a financiar programas de desarrollo social.
Algo parecido sucedió en Brasil. Con el hallazgo en los últimos cinco años de ingentes yacimientos en el litoral sur del país, Brasil cuenta hoy con el 5% de las reservas de la región, y la estatal Petrobras, la primera empresa del país y la octava del mundo, se ha convertido en una pieza clave para el desarrollo de la nación.
El Estado brasileño controla la compañía con la posesión de un mínimo del 50% de las acciones, pero es una sociedad anónima de capital abierto.
Cuando se descubrió el potencial de los nuevos yacimientos, la sociedad civil presionó para que se creara un fondo especial a través del cual los beneficios de la explotación redundaran en el bienestar del pueblo y, en particular, en la mejora de la sanidad y la educación pública. Pero la extracción en aguas profundas requiere importantes inversiones, por lo que Petrobras contratará empresas privadas para la prospección.
México, Bolivia, Colombia, Perú, Ecuador...
En la lista de los países latinoamericanos con mayores reservas le sigue México, que gestiona este recurso a través de la estatal Petróleos Mexicanos (Pemex). Ya en 2003, el entonces presidente Vicente Fox aseguró tajantemente que no se consentiría ninguna inversión extranjera para Pemex, aunque sí existen "alianzas estratégicas" con firmas extranjeras que asumen riesgos a cambio de una parte de la producción.Pemex es accionista de Repsol, lo que explica las contundentes declaraciones del presidente Felipe Calderón con respecto a la expropiación de YPF.
En cuanto a Colombia, el Gobierno controla la amplia mayoría de la empresa Ecopetrol.
El boliviano Evo Morales, por su parte, nacionalizó los hidrocarburos y en la actualidad quiere aumentar la participación pública en la explotación de los recursos mineros, especialmente el codiciado litio.
Ollanta Umala creó en Perú nuevos tributos a las petroleras, y también el ecuatoriano Rafael Correa impuso nuevos impuestos a la exportación.
Petroecuador es 100% estatal y explota los hidrocarburos a través de asociación con terceros. El caso ecuatoriano es polémico, pues una buena parte de las reservas se encuentran en un parque nacional amazónico: la llamada Iniciativa Yasuní-ITT pretendía salvaguardar la selva a cambio de una compensación internacional, pero el éxito de ese programa está en cuestión.
Fernández estaba en lo cierto, entonces: Argentina, con su YPF en manos de Repsol desde 1999, era una excepción en la región. El problema de Argentina, otrora una potencia energética, es que ve menguar sus reservas y necesita inversiones millonarias como las que están desarrollando Pemex o Petrobras.
De ahí que se lanzase el Programa de Desarrollo Exploratorio y Productivo 2010-2014, a cargo entonces de Repsol YPF, con la intención de conocer el potencial de reservas en todo el subsuelo del país.
Fuente: elmundo.es
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