Rubalcaba se desfonda a mitad de carrera

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Si situamos la barrera psicológica de la debacle electoral en los 100 escaños, el PSOE aún se salva aunque por poco. Pero si lo hacemos en el 30% de los votos, los socialistas estarían a punto de romper un récord negativo, de creer alguna de las encuestas que hoy publican los principales diarios nacionales.

Ironías de la estadística, la lectura de ABC y de La Gaceta le indigestará menos el desayuno al militante socialista que la de El País o El Mundo, pues las dos primeras cabeceras aún le harán mantener la esperanza de que el próximo domingo puedan, al menos, mantenerse en los niveles de su hasta ahora peor resultado, los 125 escaños de Joaquín Almunia en el año 2000. Pero lo que señalan los sondeos de Metroscopia y de Sigma Dos es que Rubalcaba se quedaría entre los 110 y los 113 representantes y que el PP se acercaría (198 escaños según El Mundo) a la histórica victoria de Felipe González en 1982, con 202 asientos que le daban la mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados. Unos resultados que le permiten comparar a Fernando Garea en el diario de PRISA al candidato socialista con el Woody Allen de Desmontando a Harry, el hombre que progresivamente se desenfocaba hasta que no se distinguía su borroso rostro.

Desmenuzados los datos región por región, o circunscripción por circunscripción, resulta más evidente tanto la histórica victoria popular como la no menos histórica derrota socialista. Los populares ganarán las elecciones en todas las comunidades autónomas salvo en dos: el País Vasco y Cataluña. Pero sus resultados distan mucho de ser malos en ambos lugares.

Veamos: tanto El País como El Mundo dibujan un escenario de práctico triple empate en País Vasco, donde el PP sacaría entre cuatro y cinco representantes, por cinco o seis de PNV y PSOE, mientras que Amaiur, la coalición en la que se integra Bildu, obtendría tres representantes, a los que habría que sumar un cuarto por Navarra, lo que dejaría a la franquicia etarra al borde de obtener el grupo parlamentario. Por lo que se refiere a Cataluña, si bien el PSC sería de nuevo primera fuerza, perdería al menos diez de los veinticinco que tan decisivos fueron en la segunda victoria de José Luis Rodríguez Zapatero en 2008.

CIU mejoraría hasta en cuatro sus diez escaños de hace tres años, lo que dejaría a los nacionalistas catalanes al borde de ganarle por primera vez unas generales a los socialistas. Y el PP se consolidaría como tercera fuerza con trece diputados, incluido el de Gerona que no se obtenía desde la mayoría absoluta de Aznar en 2000. ERC, por su parte, lograría mantener sus tres diputados e ICV, la marca catalana de IU, aumentaría de uno a dos sus parlamentarios. Atención, por cierto, al capítulo "otros" que en esta comunidad está siendo particularmente abultado, lo que da esperanzas a la extrema derecha de la Plataforma por Cataluña de Josep Anglada o a la excéntrica formación Piratas.

Volviendo a la batalla de los dos grandes partidos, una de las grandes novedades de lo que ocurra dentro de una semana estará en Andalucía, donde además dentro de cuatro meses habrá elecciones autonómicas. Significativo es lo que el aludido militante socialista podrá leer hoy en la segunda página de la sección España de El País. Primero el titular: "Se desmorona el gran feudo socialista" y luego el arranque de la crónica: "Adiós al granero de votos, adiós al baluarte, adiós al feudo. Lo que Andalucía fue para el PSOE desde los inicios de la democracia va a pasar a la historia". Y no es para menos, ya que el PP aventajaría al PSOE en diez escaños, una distancia que el sondeo de El Mundo amplía a los diecisiete. Los populares ganarían por primera vez en las ocho provincias a las listas socialistas, incluida la que encabeza Alfonso Guerra en Sevilla.

Extraordinarios también los resultados del PP en Madrid, donde el partido presidido por Esperanza Aguirre obtiene la mejor votación de su historia; en Galicia, donde los de Alberto Núñez Feijoo casi doblan a socialistas y nacionalistas juntos (el BNG mantiene dos diputados); en Asturias, donde el efecto Cascos dañaría más al PSOE quitándole un diputado y donde Gaspar Llamazares obtendría su acta de diputado; en Castilla La Mancha, donde la formación que lidera María Dolores de Cospedal doblaría al PSOE y, en fin, en Castilla y León, Valencia, Murcia, Aragón, Baleares y el resto de comunidades autónomas.

Los sondeos confirman también la entrada de Compromís-EQUO en Valencia con un diputado y la mejora de UpyD, el partido de Rosa Díez, que contaría con dos compañeros de filas en la nueva legislatura, los números dos y tres de la lista que encabeza por Madrid.

Observando estos sondeos, queda claro que la campaña no está sirviendo siquiera para que Rubalcaba mantenga los apoyos que ya tenía antes de empezarla. Hasta cinco escaños habría perdido en apenas una semana. Teniendo en cuenta que quedan otros siete días para que se abran las urnas, muchos se preguntan si el PSOE tiene aún fondo.

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