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Mariano Rajoy no tendrá tiempo de recrearse en la victoria. Le espera un listado de asignaturas urgentes que el Ejecutivo saliente deja sin resolver, cuando no embarradas o enquistadas. El voto de confianza masivo otorgado ayer por el pueblo español legitima plenamente al nuevo Gobierno para actuar sobre ellas sin demora y con valentía.
1. Reforma laboral y del empleo
El mayor drama del país siguen siendo los 4.978.300 parados. Los economistas coinciden en que la solución pasa por una reforma laboral seria, que profundice en la norma aprobada en septiembre de 2010 y que fue calificada de insuficiente. Los expertos creen que el nuevo Ejecutivo tendrá que abordar de manera urgente la reforma de la negociación colectiva, de modo que los salarios se puedan ajustar a la situación económica de la empresa, así como la reforma de la contratación, creando un contrato único con una indemnización progresiva en función de la antigüedad del trabajador. «Para que las empresas no tengan miedo al coste del despido», explica Marcel Jansen, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid. «Y para que el empresario no tenga miedo a contratar habrá que reducir las cotizaciones a la Seguridad Social», añade Rafael Pampillón, profesor en el IE Business School. Sugiere también una rebaja del impuesto de sociedades que mejore la competitividad.
2. Política fiscal e impositiva
La política fiscal será una de las primeras batallas de Rajoy para combatir el déficit fiscal. «Tendrá que subir, por lo menos, el IVA e impuestos especiales como los que gravan el tabaco y el alcohol», aventura el profesor Pampillón, quien prevé, además, una subida del IRPF y de las tasas universitarias. Tampoco descarta que se aborde el copago sanitario. «Hay que replantear la financiación del sistema financiero», dice Manel Pieró, vicedecano de ESADE, en el documento «Siete propuestas para 100 días», que recoge las sugerencias de una decena de maestros del instituto.
3. Sanear la banca
Nadie en el sector financiero esconde que la reforma del mapa bancario ni mucho menos ha terminado. Bancos y cajas encuentran aún difícil financiación, lo que estrangula el crédito a familias y empresas. El motivo: el mercado sigue dudando de lo que guardan en sus balances. «El nuevo Gobierno tendrá que incrementar la transparencia de las entidades y dar salida a la cartera del ladrillo, que es lo que está minando esa confianza», explica José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi España. Los expertos creen que el Ejecutivo entrante tendrá que aislar todos los activos tóxicos ligados al sector inmobiliario en un «banco malo» de carácter nacional y público. «El Estado recibe los activos y, a cambio, emite deuda pública para pagar a los bancos por esos activos», propone Juan Ignacio Sanz, profesor de ESADE. Estima que costaría a las arcas públicas unos 100.000 millones de euros y elevaría su deuda del 70 al 80% del PIB.
- «Tendrá que subir el IRPF, tasas universitarias, el IVA e impuestos especiales como los del tabaco y el alcohol»
4. Ordenar las cuentas públicas
Quizá una nueva política fiscal no baste para sanear las cuentas públicas y se deberá hacer un fuerte ajuste del gasto público y una profunda reforma de las administraciones. Los economistas enumeran: una reforma de la ley de financiación de las autonomías, una recentralización de las competencias de las administraciones, la unión o supresión de ayuntamientos con menos de 5.000 habitantes, cierre o privatización de televisiones públicas regionales, supresión de cuerpos de Policía autonómicos… «Sobre todo, recortar todo el gasto superfluo, el que no tiene que ver con la productividad y el crecimiento», apunta Pampillón.
5. Recomponer la política exterior
Por más que los socialistas quisieron adivinar en 2009 una coincidencia planetaria en la presidencia rotatoria española de la UE y la de Obama en EE.UU., la política exterior del Gobierno de Zapatero ha sido, además de insuficiente, errada. El desconocimiento del inglés y de las mismas claves de la política exterior llevó a poner el foco en los regímenes populistas latinoamericanos, mientras España resultaba irrelevante para las grandes potencias. Urge, por ello, recomponer la confianza con la potencia americana y pelear por abrirse un hueco en los círculos de decisión europeos. También las transformaciones que está viviendo el mundo árabe abren un nuevo frente en el que el ministro de exteriores habrá de manejarse con prudencia e inteligencia.
6. Regeneración institucional
Ya el pasado septiembre, en el foro popular sobre administraciones austeras celebrado en Zaragoza, Rajoy se comprometió a impulsar una «estrategia de regeneración institucional» dirigida a hacerlas más austeras, eficaces y transparentes. Para ello, anunció su intención de aprobar en los cien primeros días de Gobierno un decálogo de medidas que incluye: ley de estabilidad presupuestaria, endurecimiento de las responsabilidades exigibles a los gestores de las instituciones, un pacto territorial por la austeridad y la eficacia que ponga fin a duplicidades, reforma de la ley de subvenciones para hacerla más exigente y objetiva, reducción de los órganos reguladores, cambio del sistema de nombramientos y refuerzo de las mayorías parlamentarias, ley de transparencia, buen gobierno y acceso a la información pública, establecimiento por ley de una cartera de los servicio públicos básicos comunes para todos los ciudadanos, ley de unidad de mercado que elimine obstáculos a la libre circulación de bienes y servicios, sistema de reconocimiento mutuo de autorizaciones y licencias entre administraciones para ayudar a los emprendedores y acompañar cada norma de una memoria del impacto regulatorio que implica.
- Aislar los activos tóxicos inmobiliarios puede costar al Estado 100.000 millones de euros y elevar la deuda del 70% al 80% del PIB
7. Pacto por la educación
España sigue suspendiendo en educación. Los informes PISA constatan cada año que nuestros estudiantes se encuentran a la cola de Europa en conocimientos y a la cabeza en fracaso escolar. Durante los últimos veinticinco años, se han articulado hasta seis leyes orgánicas cuyos resultados se demuestran insuficientes y aconsejan avanzar definitivamente hacia un pacto de Estado por la Educación que dé estabilidad y consenso a uno de los pilares fundamentales para construir un país competitivo y con aspiraciones reales de liderar el futuro.
8. Agilizar y despolitizar la Justicia
La Justicia no atraviesa sus horas de mayor popularidad. Su lento funcionamiento, el afán exhibicionista de determinados jueces y la indisimulada intromisión del poder político en el judicial al que ha acostumbrado la última legislatura han lesionado su imagen y vuelto prioritario acometer medidas que restituyan tanto la confianza en ella como su escrupulosa independencia. Rajoy ha anunciado en este sentido un cambio de modelo de la oficina judicial que la haga eficaz, accesible y transparente para el justiciable y que asegure la unidad de gestión de todos los órganos jurisdiccionales. Asimismo, habrá de afrontarse la renovación de los puestos del Tribunal Constitucional, todavía pendientes pese a la renuncia de tres magistrados a la espera de relevo en junio de 2011. Las discrepancias entre el PP y el PSOE mantienen bloqueado el proceso de sustitución de los jueces, que requiere una mayoría parlamentaria de tres quintos.
9. Gestionar el fin definitivo de ETA
El cese definitivo de la actividad armada anunciado por ETA el mes pasado no significa la rendición, ni la entrega de las pistolas, ni el arrepentimiento de la banda y petición de perdón a las víctimas. Por tanto, corresponde al nuevo Gobierno tutelar y ordenar un proceso al que le esperan delicados y complicados pasos. Habrá de avanzarse con cautela y contundencia, sorteando las trampas de quienes son expertos en burlar el sistema y teniendo presente quiénes han sido los damnificados y los responsables de ochocientos asesinatos. Por la salud e higiene de nuestra democracia, de ningún modo pueden quedar impunes ni olvidados.
10 Rearme moral y anímico de la sociedad
La crisis económica que azota el mundo y, con especial severidad, a España es consustancial a una crisis de valores y de confianza que ha de combatirse, a la vez y con la misma energía, que el agujero de las finanzas. Es fundamental, por ello, que el nuevo Gobierno sea capaz de recuperar la ilusión y la confianza en los propios ciudadanos y, en particular, en la juventud. Casi uno de cada dos menores de 25 años se encuentra en paro, mientras la corrupción y excesos de las clases política y económica privan a la sociedad del necesario ejemplo para interiorizar el sacrificio, el trabajo y la honradez como únicas vías para conseguir el verdadero progreso personal y colectivo.
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