Los experimentos sociales que deja Zapatero

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Los ensayos de reforma social de supuesta inspiración progresista han sido el sello más genuino del zapaterismo. Cuando el actual presidente del Gobierno abandone el cargo dentro de algo más de cuatro meses, dejará en herencia a los españoles un ramillete de medidas de marcado carácter ideológico con las que ha pretendido moldear la sociedad a imagen y semejanza de sus conceptos políticos. Aunque algunas de sus pretensiones no van a verse cumplidas por falta de tiempo o las dificultades para ponerlas en práctica, la acción del Gobierno abarca desde la ampliación del aborto hasta la paridad obligada en listas electorales y empresas, pasando por la introducción del matrimonio homosexual, la implantación de una asignatura de Educación para la ciudadanía o las restricciones al tabaco. No llegarán a ver la luz antes de las elecciones la Ley de Muerte Digna ni la Ley de Igualdad de Trato.

Entre sus políticas sociales, la más ambiciosa y esperada era la puesta en marcha de ayudas para el cuidado de personas dependientes, pero la falta de financiación solo ha dejado un reguero de frustración.
Aborto libre

Zapatero no ha querido pasar por el Gobierno sin ampliar las posibilidades de abortar, uno de los principales iconos de las políticas sociales de izquierda y de los que provocan un debate social más encendido. El pasado año se aprobó y entró en vigor una nueva ley que permite a las mujeres, a partir de los 16 años de edad, interrumpir el embarazo hasta las 14 semanas de gestación «sin interferencia alguna» y a las 22 si existe grave riesgo para la vida o la salud de la embarazada» o «graves anomalías en el feto». La medida ha suscitado un amplio rechazo de los colectivos pro-vida, que hace unas semanas acamparon en la Puerta del Sol de Madrid para mostrar su «indignación». El Partido Popular presentó un recurso ante el Tribunal Constitucional, cuyo dictamen aún está pendiente.
Paridad al extremo

El Ejecutivo socialista sacó adelante en 2006 la Ley de Igualdad, que impone un concepto de la paridad entre hombres y mujeres en los más variados aspectos, incluyendo las listas electorales y los consejos de administración de las empresas. Desde su entrada en vigor, las candidaturas de los partidos deben contar con una representación femenina de al menos un 40 por ciento en tramos de cinco puestos y las grandes compañías —aquellas obligadas a presentar cuenta de pérdidas y ganancias no abreviada— deben «incluir en su consejo de administración un número de mujeres que permita alcanzar una presencia equilibrada de mujeres y hombres en un plazo de ocho años». También fija el principio de presencia equilibrada de mujeres y hombres en los órganos directivos de la Administración, y las convocatorias de empleo público deben acompañarse de un «informe de impacto de género». Pero la ley se refiere a muchos otros ámbitos, como los medios de comunicación, la educación, el deporte, el acceso a la vivienda o la salud. El día que se aprobó esta norma, Zapatero llegó a proclamar que era «el primer día de una sociedad distinta», que quedaría transformada «para bien, radicalmente y para siempre». En su opinión, la Ley de Igualdad, junto a la de Dependencia, «podrían justificar toda una legislatura».
Matrimonio homosexual

Zapatero no quiso que España se quedase atrás en la carrera por autorizar el matrimonio entre personas del mismo sexo y en 2005 se convirtió en el cuarto país del mundo en aprobarlo. La ley que modificó el Código Civil incluía la posibilidad de adoptar hijos por parte de las uniones homosexuales, uno de los puntos más polémicos. En esta ocasión, el presidente del Gobierno se despachó con otra de sus frases lapidarias y aseguró que así se construía «un país más decente, porque una sociedad decente es la que no humilla a sus miembros». El pasado año se celebraron en España 3.583 matrimonios entre cónyuges del mismo sexo, un 2,1 por ciento del total (frente al 1,7 por ciento en 2009), según datos del Instituto Nacional de Estadística. De esa cantidad, 2.216 fueron enlaces entre varones y 1.367 entre mujeres.
Educación para la ciudadanía

En el terreno de la enseñanza, el Gobierno de Zapatero también dejará su impronta ideológica. La asignatura de Educación para la ciudadanía implantada en Primaria y Secundaria se marca como objetivo «favorecer el desarrollo de personas libres e íntegras a través de la consolidación de la autoestima, la dignidad personal, la libertad y la responsabilidad y la formación de futuros ciudadanos con criterio propio, respetuosos, participativos y solidarios». Pretende, para ello, que las aulas sean espacios en los que «se practique la participación, la aceptación de la pluralidad y la valoración de la diversidad que ayuden a los alumnos a construirse una conciencia moral y cívica acorde con las sociedades democráticas, plurales, complejas y cambiantes en las que vivimos», explica el decreto por el que se incorporó al sistema educativo.
No discriminación

El último proyecto de esta revolución social que pretendía Zapatero iba a ser la ley de igualdad de trato y la no discriminación, que, tras el adelanto electoral, no podrá finalmente salir adelante. El texto, que fue enviado de urgencia al Congreso, pretendía tomar medidas acerca no solo de las discriminaciones existentes, sino también sobre «las que están por venir» y que fuera el demandado por una supuesta discriminación el que tuviera que aportar «una justificación objetiva suficientemente probada» para defenderse. Esta norma aprovechaba para excluir de la financiación pública a los colegios que solo admitiesen a niños o a niñas y obligaba a los servicios inmobiliarios a «respetar en sus operaciones comerciales el derecho a la no discriminación». También prohibía la diferencia de trato entre hombres y mujeres a la hora de contratar un seguro.
Sin humos

En 2006 entró en vigor la Ley del Tabaco por la que se restringía el consumo de tabaco en centros de trabajo y se establecía la obligación de contar con espacios para fumadores en los bares y restaurantes que superasen los 100 metros cuadrados. Al comenzar 2011 se ampliaron las restricciones, de manera que ha quedado prohibido el consumo de tabaco en cualquier espacio público cerrado, incluida la hostelería.
Muerte ¿digna?

Entre los últimos borradores que han pasado por la mesa del Consejo de Ministros en esta legislatura figura el de la llamada ley de Muerte de Digna, cuya redacción pone en manos del paciente decisiones sobre cómo quiere afrontar el final de su vida, de manera que los médicos deberían respetar su voluntad y no se les podrá exigir responsabilidades cuando la aplicasen. Aunque el anteproyecto de ley no despenaliza la eutanasia o el suicidio asistido, colectivos en defensa de la vida y los obispos consideran que sí puede abrir la puerta a prácticas eutanásicas.
Libertad Religiosa

El Gobierno de Zapatero, que ha mantenido una tensa relación con la Conferencia Episcopal, trabajó en un borrador para modificar la actual Ley de Libertad Religiosa, con el que pretendía, entre otros aspectos, dar un trato de igualdad a todas las confesiones religiosas que tienen reconocido el «notorio arraigo». La reforma embarrancó porque tanto la Iglesia católica como el resto de las confesiones no la consideraban necesaria, ya que los acuerdos de cooperación firmados por el Gobierno con cada una de ellas regulaban ya aspectos como la asistencia religiosa en los hospitales públicos o la enseñanza de la religión en la escuela. En cambio, sí solicitaban que se cumpliera con estos acuerdos para los que en la práctica —sobre todo en las confesiones minoritarias— nunca llegaban fondos.

Publicado con Scribefire para Ubuntu 11.04.

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