José María Pedreño, presidente de la asociación Foros por la Memoria, ha pedido la dimisión de Bono por el discurso que ha hecho en el aniversario del golpe de Estado de 1936. La cabra tira al monte.
El célebre discurso de Manuel Azaña en el que pedía "paz, piedad y perdón" ha sido el eje de la declaración que el presidente del Congreso, José Bono, ha leído para conmemorar el 75 aniversario del golpe de Estado militar que propició la Guerra Civil.
En las palabras del socialista no se ha incluido una declaración explícita de condena del golpe ni de la violencia, algo que esperaban los grupos de izquierda del hemiciclo en este acto realizado al finalizar el Pleno. El texto, de apenas 17 líneas, ha sido elaborado por Bono, según ha explicado él mismo, lo que suscitó las quejas de varios grupos por no haberles consultado este extremo. Casi la mitad de la redacción es la transcripción literal del discurso del presidente de la República.
El presidente del Congreso ha iniciado la declaración recordando que ayer no sólo se cumplieron 75 años del inicio de la guerra, sino también 73 años del discurso que Manuel Azaña, presidente de la República, dio en pleno conflicto en el ayuntamiento de Barcelona.
Ha reproducido buena parte de aquel discurso, en el que Azaña señalaba que si el "genio español vuelve a enfurecerse con la intolerancia y con el odio" hay que pensar "en los muertos", los hombres que cayeron "luchando magnánimamente por un ideal grandioso" y que "ahora ya no tienen odio, ya no tienen rencor".
Los mismos muertos, que, dijo Azaña y ha continuado leyendo Bono, "nos envían el mensaje de la patria eterna que dice a todos sus hijos paz, piedad y perdón".
"Sirvan estas palabras" de Azaña, ha concluido el presidente del Congreso, "para rendir homenaje a quienes murieron en defensa de sus ideales y ojalá sirvan también para desterrar el odio y la intolerancia de nuestras vidas".
La declaración de Bono ha sido aplaudida sobre todo por el PSOE y algunos diputados populares, pero no por los parlamentarios de la izquierda minoritaria.
Al finalizar su discurso, un hombre que estaba sentado en la tribuna de invitados se ha puesto en pie y ha exhibido una fotografía de una víctima de la Guerra Civil con la leyenda: "Asesinado el 16 de septiembre de 1936. 75 años sin justicia".
El presidente del Congreso ha conminado a este invitado y a su acompañante a que se abstuviesen de más manifestaciones y se sentasen.
Primeras reacciones de las víctimas
José María Pedreño, presidente de la asociación Foros por la Memoria, ha pedido la dimisión de José Bono por el discurso que el presidente del Congreso ha hecho en el aniversario del golpe de Estado de 1936. "Bono es el clásico heredero ideológico del fraquismo que se ha situado en un partido autoproclamado como de izquierda", denuncia Pedreño, a la vez que lamenta que el socialista haya usado "fuera de contexto" el discurso de Manuel Azaña. "Esas palabras se pronunciaron en un contexto de guerra y encaminadas a negociar la paz", indica Pedreño a quien, por otro lado, no le sorprende el alegato de Bono. "Los que ganaron la guerra volvieron a ganar en la Transición", sostiene el presidente del colectivo que integran varias asociaciones de memoria. "Parece mentira que miembros del PSOE hagan ese ejercicio de neofranquismo cuando tienen miles de compañeros en fosas comunes", remacha.
Ludivina García Arias, presidenta de la Asociación de Descendientes del Exilio español, ve en el discurso de Bono una "ocasión perdida" de condenar un régimen dictatorial "surgido con el apoyo del fascismo europeo". La condena no producida hubiera reforzado, a juicio de García Arias, "los valores de la democracia" y al mismo tiempo habría "deslegitimado los restos de ese fascismo que aún quedan en la sociedad". "Habría sido un buen ejemplo para los jóvenes", lamenta la presidenta de la asociación que recientemente recogió más de un millar de firmas contra el Diccionario Biográfico Español, que define el régimen de Franco como "autoritario". García recuerda que este aniversario también lo es del momento en el que el pueblo "trató de impedir la sublevación militar y que no prosperara el franquismo".
Las víctimas del franquismo ven "vergonzosa" la actitud de Bono El presidente del Congreso elabora personalmente un texto en el 75 aniversario del 18 de julio en el que usa a Azaña para no condenar el golpe de Estado fascista
JUANMA ROMERO Madrid 19/07/2011 23:57 Actualizado: 20/07/2011 00:11
Imposible. 75 años después de que un golpe de Estado truncara la corta historia de la Segunda República y desencadenara la Guerra Civil y la dictadura, el pleno del Congreso de los Diputados sigue sin condenar de forma expresa la sublevación militar. Hoy la oportunidad se volvió a escapar de las manos. Y todo por decisión del presidente de la Cámara, José Bono. Su actitud llenó enseguida de indignación a la izquierda parlamentaria, a parte del Grupo Socialista y sobre todo a las víctimas de la represión franquista y sus familiares.
Pasaban pocos minutos de las 19.30 horas. Bono llamó a votación. Ese era el momento elegido por él mismo para dar lectura a una declaración revestida con el apodo de institucional en la que teóricamente se iba a condenar la insurrección del 18 de julio y el franquismo, por primera vez en el pleno de la Cámara baja. Al menos, esa era la encomienda que le hicieron llegar el jueves pasado los diputados de IU-ICV, Gaspar Llamazares y Núria Buenaventura, que de hecho ya habían elaborado un documento. Bono, en aquella reunión extraordinaria de la Junta de Portavoces, recogió el guante y se comprometió a redactar él mismo un texto "equilibrado, ponderado", y no de partido, que leería en el primer pleno que sucediera al 75º aniversario del golpe de Estado. Y así lo hizo.
Bono no consultó con los portavoces parlamentarios hasta última hora, bien avanzada la sesión plenaria, como censuraron a la salida algunos de ellos. "¿No haces una condena del franquismo?", le preguntó Llamazares cuando vio el texto, según su propio relato. "No", le respondió el jefe de la Cámara. El diputado de IU se quedó perplejo.
El presidente procedió. Leyó la "declaración del Congreso al cumplirse 75 años del inicio de la Guerra Civil". Solapó ese aniversario con los 73 años que el lunes también cumplía el discurso que pronunció Manuel Azaña en el Ayuntamiento de Barcelona, en plena contienda. Bono reprodujo las últimas palabras del entonces presidente de la República.
Gaspar Llamazares: "Estamos entre la amnesia del PP y la debilidad del PSOE"
"Si el genio español vuelve a enfurecerse con la intolerancia y con el odio y con el apetito de destrucción -advertía Azaña-, que piensen en los muertos y escuchen su lección: la de esos hombres que han caído embravecidos en la batalla [...] y que ahora ya no tienen odio, ya no tienen rencor, y nos envían el mensaje de la patria eterna que dice a todos sus hijos: paz, piedad y perdón". Palabras que debían servir, según Bono, para "rendir homenaje a quienes murieron en defensa de sus ideales" y que "ojalá" puedan emplearse para "desterrar el odio y la intolerancia".
Y punto. Ninguna referencia al Gobierno legítimo de la República, ni al golpe de 1936, ni a Francisco Franco, ni a la dictadura, ni a la represión. Ni tan siquiera una diferencia entre los que defendieron al Estado republicano frente al ataque de los rebeldes. PSOE y PP respondieron con un aplauso. La izquierda minoritaria se negó a replicar el gesto.
Hasta la dimisión
Igual hicieron las víctimas. El presidente de la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica, Emilio Silva, tachó de "vergonzosa" la intervención de Bono, porque tal tibieza no se reproduce ni con los que murieron en el Holocausto o por actos terroristas. "Me parece una vergüenza que diga eso ante el delito mas grande del Derecho Penal", el de genocidio. El portavoz de la Asociación Granadina para la Recuperación de la Memoria, Francisco Vigueras, también deploró que el Congreso aún no haya condenado el golpe. "Me parece bien que se recuerde a Azaña, pero la Cámara debería condenar de forma contundente a los militares golpistas, que no tuvieron ni piedad ni clemencia con el vencido", aseguró.
A Josep Cruanyes, portavoz de la Comissió de la Dignitat, las palabras de Azaña le dejaron "frío". "Este día me evoca a decir que esperamos que nunca más vuelva a pasar que las tropas reaccionarias utilizan la fuerza en contra de la libertad de expresión y de la democracia. El discurso de Azaña es de 1938, y pesimista, cuando ya se veía que perdía la guerra. No es el momento de hacer este discurso. Es hora de afrontar las cosas como son", dijo.
José María Pedreño: "Bono es el clásico heredero ideológico del franquismo"
José María Pedreño, presidente de Foros por la Memoria, pidió directamente la dimisión de Bono: "Es el clásico heredero ideológico del fraquismo que se ha situado en un partido autoproclamado de izquierdas. Parece mentira que miembros del PSOE hagan tal ejercicio de neofranquismo cuando tienen miles de compañeros en fosas comunes". Pedreño lamentó, como Cruanyes, que el presidente de la Cámara descontextualizara el alegato de Azaña, pronunciado en plena guerra y para "negociar la paz".
Para Julián Rebollo, de la Plataforma contra la Impunidad del Franquismo, que el Estado aún no condene una sublevación que se cobró "cerca de 200.000 víctimas", prueba el sentido de las movilizaciones, "para que se sepa la verdad, que fue un genocidio".
Matías Alonso, coordinador del Grupo para la Recuperación de la Memoria Histórica y exedil socialista, se fijó en las palabras finales de Azaña. Paz, piedad y perdón, las que no tuvieron "miles y miles de vencidos, y las que necesitarían las legiones de ancianos que no han recuperado los restos de sus familiares". Alonso achacó la imposibilidad de alumbrar un texto "más contundente" a la "correlación de fuerzas actual, con el PP y los nacionalismos de derechas". "Ojalá seamos capaces de votar un Congreso que condene el golpe. El problema es que media Cámara no siente de verdad esos valores", agregó.
"Agua bendita"
Al final, todo fue "agua bendita", según tuiteó al instante un decepcionado Llamazares. "Bono al final no ha sabido salir del jardín en el que él mismo se metió, ha utilizado a Azaña para no criticar el golpe, de una forma muy jesuítica", añadió, en declaraciones a Público. "Así estamos, entre la amnesia del PP y la debilidad del PSOE. Por eso seguiremos dando la batalla".
Emilio Silva: "Es una vergüenza que diga eso ante el delito mas grande"
Buenaventura se hacía cruces. Recordaba que ella y el portavoz de IU, en su borrador de la pasada semana, tomaban como base la proposición no de ley que la Comisión Constitucional del Congreso aprobó por unanimidad -hasta con el PP, por tanto- el 20 de noviembre de 2002, con la que se condenó el franquismo y se reconocía a sus víctimas. Hilo del que tiró la Ley de Memoria Histórica, de 2007, fustigada por los conservadores. "Ahora no hemos llegado ni a eso. Es miedo, cobardía del PSOE y esa falsa equidistancia entre vencedores y vencidos".
El republicano Joan Ridao intentaba verle alguna arista positiva a la polémica: que Bono se apoyara en Azaña, y "no en una solución creativa de las suyas". Pero había que aprender del error: "Era un riesgo innecesario trasladarle este cometido al presidente. Habría sido mejor que todos los portavoces hubiéramos pactado un texto". Francisco Jorquera, del BNG, remarcaba el hecho "inaudito" e irrefutable: que 75 años después el golpe aún quede limpio de todo reproche del Parlamento. Y entre pasillos algunos diputados del PSOE no ocultaban, mientras, su malestar.
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