Hasta el punto de que entre enero y abril las necesidades de endeudamiento del Estado -sin contar las administraciones territoriales- han crecido nada menos que un 198%, hasta los 32.020 millones de euros. O lo que es lo mismo, la deuda pública en circulación (pasivos financieros) ha aumentado en apenas cuatro meses en casi tres puntos del PIB. Desde el desplome de las cuentas públicas en 2009 -el año de la gran recesión- no ocurría nada parecido.
La causa de esta aparente paradoja (reducción del déficit y, en paralelo, aumento de la deuda pública muy por encima del desequilibrio presupuestario) tiene que ver con la política de sobreemisión del Tesoro Público, que para curarse en salud ante posibles turbulencias financieras en la segunda parte del año ha decidido emitir deuda ‘a toda máquina’. En palabras de Carlos Ocaña, secretario de Estado de Hacienda, "esto es un ejercicio de prudencia".
Para llegar a esta conclusión sólo hay que tener en cuenta que el déficit del Estado previsto para todo el ejercicio, según la comunicación enviada a Bruselas, asciende a 24.851 millones de euros, mientras que el Tesoro ha emitido hasta ahora 32.200 millones de euros. En teoría, el Tesoro no tendría que hacer nuevas emisiones en lo que queda de año para financiar el déficit.
Ocurre, sin embargo, que hay mucho gasto público que no pasa por el déficit, y eso explica la aparente contradicción. En particular, la emisión de activos financieros, que no computan a efectos de Protocolo de Déficit Excesivo (antiguo criterio de Maastricht). Y esta circunstancia es la que está aprovechando el Gobierno -como otros ejecutivos de la Unión Europea- para camuflar déficit. En particular, el destinado a financiar la reestructuración del sistema financiero que hay que pagar, pero cuyo coste no contabiliza a efectos de déficit público. El Frob se financia por esta vía.
Y lo que dicen las cifras avanzadas ayer por la vicepresidenta Salgado es que la cuenta corriente que tiene abierta el Tesoro Público en el Banco de España asciende ya a 18.020 millones de euros, una cantidad que representa nada menos que el 1,7% del PIB. Buena parte de ese dinero se destinará a la reestructuración del sistema financiero, cuyo coste rondará los 15.000 millones de euros, aunque esta cifra es sólo provisional.
Variable clave
Para Ángel Laborda, director de coyuntura de Funcas, “la variable clave son las necesidades de endeudamiento y no de financiación”, toda vez que recoge de manera más fiel la evolución de las cuentas públicas. O dicho de otra manera, la suma del déficit público en términos de caja (6.143 millones de euros) y la variación neta de activos financieros (25.877 millones de euros). Esta es la verdadera evolución de las cuentas públicas, y no sólo el déficit en Contabilidad Nacional, que recoge no sólo lo que se paga e ingresa en términos de caja, sino también los derechos reconocidos (ingresos) y las obligaciones de pago.
Esta diferencia entre el déficit real y el que cuenta a efectos de Eurostat explica la creciente divergencia entre deuda pública y evolución de los pasivos financieras (lo que realmente deben las administraciones públicas). Según los datos más recientes del Banco de España, los pasivos en circulación cerraron el año pasado en 805.874 millones de euros, pero la deuda pública ‘oficial’, según el Gobierno e incluyendo a todas las administraciones, ascendía al acabar el año pasado hasta los 638.767 millones.
Esto quiere decir que hay 167.107 millones de euros que habrá que pagar, pero que no pasan por el déficit público.
Fuente: - elConfidencial.com
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