Fuente: EL PAÍS
Los partidos tradicionales se han visto desbordados por las manifestaciones en toda España exigiendo “democracia real ya” con un lema: “No somos marionetas en manos de políticos y banqueros”. A menos de una semana de unas elecciones clave, el movimiento de los indignados, incontrolable políticamente, fue motivo de análisis ayer en todas las cúpulas de los partidos. Las conclusiones son bien diferentes. Mientras en el PSOE se ha instalado una gran preocupación, y en IU una ansiedad por capitalizar ese descontento, en el PP se detectaba ayer una enorme tranquilidad e incluso satisfacción. A los populares no les preocupa que este movimiento vaya contra toda la clase política.
Los que se manifestaron y quienes les apoyan en las redes sociales, analizan diversos dirigentes, en ningún caso son votantes potenciales del PP. “Es una batalla dentro de la izquierda. Los que estaban en la calle son esos a los que Zapatero está tratando de movilizar con el discurso del miedo al PP. Y el mensaje que daban era muy claro: PSOE y PP son lo mismo. Eso es demoledor para el PSOE, cuyo lema de campaña en 2008 fue ‘no es lo mismo’. Los nuestros van a ir a votar todos. Los suyos ya vemos cómo están de enfadados”, resume un dirigente. Otros piensan, como Esperanza Aguirre, que se trata de movimientos “antisistema” que al PP no preocupan.
Quien sí está inquieto es el PSOE. Sus dirigentes son conscientes de que su partido es el principal perjudicado. En la cúpula ya seguían la pista al movimiento desde hace casi tres meses. Aunque rechazan tanto al PP como al PSOE, los socialistas están seguros de que se trata de exvotantes de izquierdas. “Es esa gente que se movilizó en 2008 contra el PP, sobre todo en Cataluña, y le dio la victoria a Zapatero”, resumen en el PP. “No parecen dispuestos a volver a hacerlo”.
Los mensajes de campaña del PSOE de estos días indirectamente también iban dirigidos a ellos. De hecho, los socialistas han incorporado esa crítica a los especuladores que dominó las protestas por toda España. “No pueden salirse con la suya los que han compartido mesa y mantel con banqueros y especuladores”, dijo ayer mismo el vicesecretario general del PSOE, José Blanco. El PSOE, sin embargo, no obvia que en las pancartas de protesta del domingo aparecían fotos del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, con el presidente del Santander, Emilio Botín. Extremadamente cauteloso y prudente se ha mostrado el propio Zapatero, en una conversación con los periodistas en Sevilla: “Los ciudadanos, como es normal, responsabilizan a los que tienen que dar respuesta a los problemas, pero no es del todo seguro ni tiene por qué tener traslación en las urnas”. No quiso explicar cómo cree que afecta al PSOE: “Se trata de una expresión democrática que hay que escuchar y que se da en varios países europeos”. Zapatero relacionó este movimiento con la crisis económica y, por supuesto, “con las malas expectativas de empleo y vivienda, y hay que tener sensibilidad para escuchar esos movimientos y esas protestas”, concluyó.
Mientras, desde IU, su coordinador, Cayo Lara, que participó en la manifestación del domingo en Madrid, ayer introdujo el tema en campaña con un discurso rayano en lo antisistema. “Los jóvenes se sienten estafados porque tenemos una democracia falsa y amputada. El Parlamento no representa la soberanía popular. [Más tarde matizó que no representa “toda” la soberanía] Nosotros no nos identificamos con esa clase política”, afirmó. Y puso un ejemplo de cómo “el pueblo va por una parte y el Parlamento por otra: el Congreso votó masivamente a favor de la guerra en Afganistán y Libia, solo IU y BNG votaron en contra; y las encuestas dicen que más de la mitad de la población está en contra”.
Los partidos tradicionales se han visto desbordados por las manifestaciones en toda España exigiendo “democracia real ya” con un lema: “No somos marionetas en manos de políticos y banqueros”. A menos de una semana de unas elecciones clave, el movimiento de los indignados, incontrolable políticamente, fue motivo de análisis ayer en todas las cúpulas de los partidos. Las conclusiones son bien diferentes. Mientras en el PSOE se ha instalado una gran preocupación, y en IU una ansiedad por capitalizar ese descontento, en el PP se detectaba ayer una enorme tranquilidad e incluso satisfacción. A los populares no les preocupa que este movimiento vaya contra toda la clase política.
Los que se manifestaron y quienes les apoyan en las redes sociales, analizan diversos dirigentes, en ningún caso son votantes potenciales del PP. “Es una batalla dentro de la izquierda. Los que estaban en la calle son esos a los que Zapatero está tratando de movilizar con el discurso del miedo al PP. Y el mensaje que daban era muy claro: PSOE y PP son lo mismo. Eso es demoledor para el PSOE, cuyo lema de campaña en 2008 fue ‘no es lo mismo’. Los nuestros van a ir a votar todos. Los suyos ya vemos cómo están de enfadados”, resume un dirigente. Otros piensan, como Esperanza Aguirre, que se trata de movimientos “antisistema” que al PP no preocupan.
Quien sí está inquieto es el PSOE. Sus dirigentes son conscientes de que su partido es el principal perjudicado. En la cúpula ya seguían la pista al movimiento desde hace casi tres meses. Aunque rechazan tanto al PP como al PSOE, los socialistas están seguros de que se trata de exvotantes de izquierdas. “Es esa gente que se movilizó en 2008 contra el PP, sobre todo en Cataluña, y le dio la victoria a Zapatero”, resumen en el PP. “No parecen dispuestos a volver a hacerlo”.
Los mensajes de campaña del PSOE de estos días indirectamente también iban dirigidos a ellos. De hecho, los socialistas han incorporado esa crítica a los especuladores que dominó las protestas por toda España. “No pueden salirse con la suya los que han compartido mesa y mantel con banqueros y especuladores”, dijo ayer mismo el vicesecretario general del PSOE, José Blanco. El PSOE, sin embargo, no obvia que en las pancartas de protesta del domingo aparecían fotos del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, con el presidente del Santander, Emilio Botín. Extremadamente cauteloso y prudente se ha mostrado el propio Zapatero, en una conversación con los periodistas en Sevilla: “Los ciudadanos, como es normal, responsabilizan a los que tienen que dar respuesta a los problemas, pero no es del todo seguro ni tiene por qué tener traslación en las urnas”. No quiso explicar cómo cree que afecta al PSOE: “Se trata de una expresión democrática que hay que escuchar y que se da en varios países europeos”. Zapatero relacionó este movimiento con la crisis económica y, por supuesto, “con las malas expectativas de empleo y vivienda, y hay que tener sensibilidad para escuchar esos movimientos y esas protestas”, concluyó.
El PP cree que están enfadados aquellos a los que el PSOE necesita movilizarLos socialistas se aferran a que es en la política, y no fuera de ella, donde está la solución para los que más necesitan de lo público.
Mientras, desde IU, su coordinador, Cayo Lara, que participó en la manifestación del domingo en Madrid, ayer introdujo el tema en campaña con un discurso rayano en lo antisistema. “Los jóvenes se sienten estafados porque tenemos una democracia falsa y amputada. El Parlamento no representa la soberanía popular. [Más tarde matizó que no representa “toda” la soberanía] Nosotros no nos identificamos con esa clase política”, afirmó. Y puso un ejemplo de cómo “el pueblo va por una parte y el Parlamento por otra: el Congreso votó masivamente a favor de la guerra en Afganistán y Libia, solo IU y BNG votaron en contra; y las encuestas dicen que más de la mitad de la población está en contra”.
Zapatero: La protesta tiene por qué tener traslación en las urnasAún así, en IU admiten que no han sabido conectar bien con el movimiento. “Ningún partido ha logrado representar a este movimiento: el PP y el PSOE, porque no han querido, y nosotros porque no hemos podido”, se excusa un dirigente próximo a Cayo Lara. “A nosotros nos interesa la gente de izquierdas que está ahí. Pero luego hay mucho elemento ácrata, incluso populista, y discursos de deslegitimación de la política que no compartimos porque pueden llevar al berlusconismo, o la crítica a los sindicatos, que es infantil”, subraya un responsable de la campaña.
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