La crisis económica en España ha dejado a más de 100.000 inmigrantes en una situación irregular, al perder junto a su empleo el permiso de residencia, según un informe que publicó hoy la organización humanitaria Cáritas.
El documento "La situación social de los inmigrantes acompañados por Cáritas", con datos de 2009 y 2010, se presentó hoy en Madrid y traza una radiografía de los efectos sociales de la crisis en la población inmigrante en España, donde están censados unos cinco millones de extranjeros.
La organización católica informó de que ya en 2009 prestó ayuda a casi 800.000 personas, de las que algo más de la mitad (alrededor de 407.000) eran inmigrantes.
Aunque el informe no desglosa nacionalidades, la directora del Área de Desarrollo Social e Institucional de Cáritas, Ana Abril, precisó a Efe que "de los inmigrantes que Cáritas acompaña, la mitad es población latinoamericana, otro 25 por ciento subsahariana y otro 25 por ciento del Norte de África y Oriente Próximo".
Uno de los datos que destaca el texto, basado en información de 54 delegaciones de Cáritas Diocesanas, es que "se estima" que hay como mínimo "100.000 personas más en situación de irregularidad" debido específicamente a la crisis que estalló en 2008.
La organización ha llegado a esa conclusión tras comparar la información del padrón de habitantes sobre extranjeros no comunitarios con los datos del Observatorio Permanente de Inmigración de la Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración.
Así, en 2007 -antes del estallido de la crisis- el número de inmigrantes irregulares si fijaba en algo más de 314.000 personas, mientras que esa cifra se situó en casi 483.500 personas en 2010.
El origen de ese fenómeno está fundamentalmente en la "irregularidad sobrevenida", que afecta a personas que "tenían permiso de residencia y trabajo, pero que no pueden renovarlo debido principalmente a la situación de desempleo".
"Estas situaciones -avisa Cáritas- son más graves de lo que han sido nunca, porque no sólo afectan al inmigrante, sino a todos los reagrupados vinculados a él. Son personas y familias que, por falta de previsión, se ven condenadas a vivir en la clandestinidad y abocados a trabajar en la economía sumergida".
La crisis económica que sufre España, unida al derrumbe del sector inmobiliario, ha provocado una gran destrucción de puestos de trabajo, con una tasa de desempleo que supera el 20 por ciento.
La comunidad de inmigrantes, que registró un gran aumento en la última década, padece directamente el impacto de la crisis por la eliminación de empleos en sectores en los que muchos de ellos trabajaban -construcción y servicios, principalmente-, así como por carecer de la red apoyo familiar que tienen los españoles.
De hecho, el número de extranjeros sin empleo en España superó el millón en 2010, según indicó el pasado mes la Asociación de Grandes Empresas de Trabajo Temporal (AGETT), que agregó que uno de cada cuatro desempleados que generó la crisis pertenecía a ese grupo.
A ese respecto, Cáritas advierte de que "se están multiplicando las situaciones de explotación laboral, sin contrato ni seguridad social," de los inmigrantes que recurren a la economía sumergida. Además, los inmigrantes atraviesan "graves dificultades para el pago de hipotecas", cuyo impago conlleva el endeudamiento y la pérdida de la vivienda, toda vez que se ha producido un "aumento de hogares en condiciones de hacinamiento grave".
Pese al azote de la crisis, Cáritas ha detectado que muchos inmigrantes se muestran "reacios a retornar" a su países, bien porque creen que la situación allí no es mejor, bien por su temor a trabas legales en caso que de querer volver en un futuro a España.
En cuanto a la percepción social y las actitudes de los españoles, el informe subraya que la situación económica de los últimos tres años "ha acentuado la imagen negativa que la ciudadanía tiene de la inmigración".
"Se constata -explica- un aumento de prejuicios racistas y xenófobos en nuestros barrios y ciudades, y que en la actual situación de crisis se culpe a los inmigrantes de mucha de la precariedad económica y social que sufrimos".
También llama la atención Cáritas acerca del incremento de "controles de identificación" de inmigrantes por parte de las fuerzas de seguridad en espacios públicos y en los propios centros de la organización.
Ante este panorama, el secretario general de Cáritas Española, Sebastián Mora, remarcó que no debe olvidarse que la inmigración, "más que una amenaza, representa una riqueza" que contribuye a "una imagen positiva del desarrollo humano".
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