A la "rebelión armada" en curso y a las maniobras de estrangulamiento económico y de aislamiento internacional lanzadas para terminar con su régimen. En este marco, aparece la hipotesis de la "opción militar" con la OTAN ingresando a Libia como sostén armado de un proceso "democratizador y pacificador" que reinserte a Libia y su petróleo dentro de la estrategia de dominio regional del Imperio "occidental" liderado por EEUU.
Muamar Gaddafi todavía controla Libia y se mantiene en el poder ¿pero hasta cuándo? ¿Hasta cuándo podrá mantener a su ejercito unido bajo su mando? Y los más relevante, hasta cuándo podrá aguantar el bloqueo económico y su impacto social sobre la población.
La ONU y organizaciones internacionales pronostican hambruna y caos a corto plazo con una reacción social todavía imprevisible.
El país petrolero importa todo el alimento que consume, y las organizaciones internacionales (controladas por la potencias imperiales) pronostican una "hambruna colectiva".
En una primera etapa, el líder libio abortó a sangre y fuego la "revuelta popular" organizada por la CIA desde Egipto, rearmó sus fuerzas en la capital de Libia y ahí estableció su cuartel general.
Los grupos golpistas entrenados por la CIA en Egipto (que cuentan con cuadros desertores del ejercito libio) se concentraron y se hicieron fuertes en el este, donde controlan la segunda ciudad de Libia, Bengasi. La zona controlada por Gaddafi está blindada y cerrada a la prensa internacional.
En consecuencia, toda la "información" internacional proviene de fuentes "rebeldes". El grueso de las noticias es propaganda y consignas contra el régimen que controla Libia. La agencia EFE se ha constituido en una virtual vocera de la "rebelión" motorizada por la CIA.
Simultáneamente una operación de aislamiento internacional y de bloqueo económico ya fue puesta en marcha por EEUU y las potencias aliadas que van por el control total del petróleo libio, el eje estratégico del golpe disfrazado de "rebelión popular".
El líder libio sufre una campaña mediática de "demonización" que toca niveles extremos, nunca vistos, y su caso tiene similitudes precisas con la operación internacional que convirtió a Saddam Hussein en un "criminal de lesa humanidad" como escenario previo a la invasión militar que lo derrocó.
La campaña mediática sionista para reconvertir a Gaddafi en un "dictador genocida" está nivelada a escala global y no tiene fisuras. Salvo Chávez, Cuba y Nicaragua, ningún gobierno levanta un dedo para defenderlo. Rusia, China e Irán, mantienen "silencio" de radio, a pesar de que el golpe de la CIA en Libia roza sus intereses estratégicos.
Con las fuerzas rebeldes controlando el este, una gigantesca maquinaria de presión mediática funciona noche y día contra Gaddafi. EEUU y las potencias de la UE ya no disimulan y barajan abiertamente opciones de "intervención militar" sustentadas en la fuerza operativa de la OTAN.
En Washington y en Bruselas se estudian variantes de intervención militar orientadas a controlar una Libia post Gaddafi. Las potencias centrales temen que los grupos islámicos infiltrados por la CIA profundicen el caos y la desestabilización de Libia.
El Gobierno de EEUU cerró su embajada en Libia no descarta una intervención militar en es país ante el uso de la violencia por parte del régimen de Muamar el Gadafi, anunció este viernes el vocero de la Casa Blanca.
Además, EEUU aseguró que impondrá sanciones unilaterales contra Libia, y buscará coordinar sanciones internacionales con sus aliados de la Unión Europea.
En su conferencia de prensa diaria, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, señaló que entre las medidas que se estudian para hacer que el régimen de Gadafi "rinda cuentas", se incluyen la imposición de un embargo de armamento y la congelación de fondos del régimen.
Los funcionarios estadounidenses y europeos delinearon el viernes qué autoridades y entidades libias enfrentarían congelamientos de activos y impedimentos para viajar.
La ONU por su parte ya estudia una primer "opción militar" impulsada por EEUU y la Unión Eoropea consistente en establecer una zona de exclusión aérea en la zona controlada por Gaddafi.
El secretario general de la Alianza Atlántica, Anders Fogh Rasmussen, afirmó el viernes que "todo el mundo sabe que la OTAN tiene recursos que pueden usarse en una situación como ésta y puede actuar como facilitadora y coordinadora siempre que los Estados miembros quieran tomar medidas y cuando deseen hacerlo".
La Casa Blancadijo el jueves que no descarta ninguna posibilidad para hacer frente a la crisis libia, incluida la de declarar el espacio aéreo libio como zona de tráfico aéreo restringido y la de llevar a cabo una intervención militar.
La clave del golpe contra Gaddafi es el apoderamiento del petróleo libio, cuyo control (como sucedió con Irán en 1979) perdió con la irrupción de Gaddafi en el liderazgo de Libia en 1969.
Para la mayoría de los expertos "occidentales" Gaddafi tiene pocas posibilidades de supervivencia. Pero también existe la posibilidad de que pueda seguir controlando Libia con su poder desgastado pero en pie.
Estas variantes de resolución entre un Gaddafi en pie y un Gaddafi derrotado, incluso asesinado, es lo que determinan las opciones, la toma de decisiones del eje imperial EEUU-Unión Europea.
¿Qué hacer con el líder libio empujado hacia el "eje del mal", con su respuesta represiva sin limites al movimiento sedicioso en su contra?
De aliado "inestable" del "occidente" imperial pasó a ser nuevamente un paria del fundamentalismo en su peor variante poniendo en riesgo la continuidad de la explotación del crudo libio por parte de los pulpos transnacionales que controlan el mercado internacional de la energía.
La "opción militar" EE.UU.-UE
Hay un principio de máxima claramente explicitado por yanquis y europeos: Gaddafi no puede quedar en pie. Sería mortal para la estrategia del eje imperial "occidental" que el líder libio se convirtiera en bandera de resistencia a la política imperial de EEUU y la Unión Europea en las inestables regiones petroleras del "eje del mal".
Como ya lo señaláramos en otro informe, para EEUU y la UE, tras el abortado golpe de la CIA, el "peor de los escenarios" es que el régimen de Gaddafi sobreviva a la maniobra de estrangulamiento económico y de aislamiento internacional lanzado en su contra. Para la inteligencia USA-europea-israelí un Gaddafi surgiendo de sus cenizas con todo el poder es un precedente peligroso y un potencial imán de atracción y bandera de lucha para los enemigos islámicos del "eje del mal". Fracasaron estrepitosamente con la operación relámpago de derrocamiento interno del líder libio por "revuelta popular" (como lo hicieron con su sirviente Mubarak en Egipto), y ahora barajan un "Plan B" para "aislarlo" internacionalmente en una primera fase, mientras crean las condiciones y la argumentación para lanzar una intervención y derrocarlo militarmente como a Saddam Hussein en Irak.
Al igual que Saddam Hussein en Irak, Gaddafi debe ser derrocado, muerto o encarcelado (hay que dar la gran lección y el escarmiento al mundo árabe islámico que lo puede adoptar como bandera de rebelión contra gobiernos aliados del eje USA-Unión Europea).
Gaddafi si o sí tiene que ser sustituido por un proceso "democratizador y pacificador" que ponga a Libia nuevamente dentro del tablero del dominio y la estrategia USA-occidental en la región.
En ese escenario Bruselas y Washington se debaten entre una "opción militar" y una opción "económica y diplomática". La operación de aislamiento, de estrangulamiento económico y de "demonización" ya están funcionando, pero no está claro el curso de una posible operación de intervención armada en Libia.
La "democratización" armada
Hay cinco hipótesis fuertes que sostienen la tesis de una intervención militar:
1) Las fuerzas rebeladas (controladas por la CIA y el Pentágono) no están en capacidad operativa de derrotar a las fuerzas de Muamar Gaddafi, salvo que medie una mayor profundización de división de su ejército.
2) En consecuencia, mantener una ofensiva rebelde sin éxito inmediato para derrocar a Gaddafi se podría diluir en el tiempo y terminar en un fracaso.
3) Si bien existen posibilidades ciertas de que el aislamiento internacional y el estrangulamiento económico puedan terminar con Gaddafi, sus posibilidades pueden alargarse jugando como un factor en contra.
4) Por otro lado, un triunfo de las fuerzas rebeldes (un mosaico inasible de intereses contrapuestos y de grupos islámicos infiltrados por la CIA) no le dispensa ninguna seguridad de estabilidad y control a EEUU y la UE.
5) En consecuencia, solo la solidificación de un proceso de "democratización y pacificación" de Libia (sostenido militarmente como en Egipto) con participación de la oposición política, puede dar certeza económica, política y social a un proyecto de dominio imperial post-Gaddafi.
En las cinco razones anteriores se fundamenta lo que en el Pentágono y en la Casa Blanca denominan el "abanico militar" en la resolución del conflicto con Libia y Gaddafi.
En este escenario, las evaluaciones en Washington y en la Unión Europea por estas horas son coincidentes.
Según algunos analistas militares, solamente una fuerza "pacificadora" encabezada por la OTAN e integrada en los niveles de decisión por el Pentágono podría garantizar el derrocamiento de Gaddafi sin romper la estabilidad de Libia en el tablero regional.
Muchos ven a la frontera con Egipto (controlada por el mosaico "rebelde") como la playa de ingreso seguro de las fuerzas de la OTAN, no como fuerzas "invasoras", sino como garantes armados del derrocamiento del "dictador genocida" Muamar Gaddafi y su sustitución por un régimen de "apertura democrática" en el país petrolero.
Este dispositivo cívico-militar, señalan algunos analistas, ya contaría con el aval de una "oposición política" interna, y con la legitimación de los centros del poder político en Washington y en la Unión Europea.
Y un punto que podría ser central: Las fuerzas rebeldes podrían ser rearmadas y entrenadas con el objetivo de ejecutar el grueso de las operaciones militares para aislar y derrotar al ejército de Gaddafi en Trípoli, con el apoyo militar y logístico de la OTAN detrás.
Siguiendo los patrones operativos en Irak y Afganistán, la OTAN y el Pentágono se valdrían de un aparato militar y de un aparato político colaboracionistas para imponer un régimen de "democracia blindada" en la Libia post-Gaddafi.
El ex ministro de Justicia libio Mustafa Mohamed Abud al Jeleil, anunció la formación de un gobierno interino con sede en Bengasi, según informó el diario 'Quryna' en su edición digital.
Fathi Tarbul, miembro del gobierno provisional de Bangasi, la segunda ciudad del país, dijo el sábado en una rueda de prensa que Gaddafi "está viviendo los últimos momentos y esperamos el final de su régimen en los próximos días".
Solo un punto podría desarmar el diseño de los planes de intervención que ya se evalúan casi públicamente en Washington y en las metrópolis del poder político y militar de Europa.
Y ese punto es un, también posible, aceleramiento de la crisis interna de Libia, con una profundización del desgaste de Gaddafi que termine impactando en la división de su ejercito y en un proceso de caos y de descontrol social que lo conduzca a su derrocamiento por implosión interna.
De no mediar ese proceso, como posible emergente de la operación de aislamiento y estrangulamiento económico, la "opción militar" con la OTAN aparece como la variable más lógica y sólida para sustituir a Muamar Gaddafi por un régimen "democrático" que reencauce a Libia en el diseño de la estrategia del dominio imperial regional.
Libros Libres
-(.pdf 342 kb)
* Retos de la nueva configuración del Sistema Financiero Internacional en el contexto de la crisis económica.
* La agresión permanente.(Guy Allard y Eva Golinger)
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