Por qué Irlanda debe de aliarse con ALBA

Rebelion.

El Primer Ministro de Irlanda, Brian Cowen está bajo mucha presión de parte de la oposición parlamentaria a su gobierno a adelantar una elección general programada para el 11 de marzo. La urgencia se deriva del continuo colapso de la confianza en el Primer Ministro después del acuerdo de noviembre 2010 con el Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea sobre un paquete de medidas de rescate económico. Los que critican el paquete argumentan que sus términos van a empeorar la posición financiera del gobierno irlandés de tal manera que se necesitará otra intervención más adelante en 2011 o en 2012. Aun así, parece que los partidos de la oposición en el parlamento irlandés van a facilitar un voto para aprobar el acuerdo.

La posición actual de Irlanda

Fue en 1973 que Irlanda se integró a lo que en aquel entonces era la Comunidad Económica Europea - ahora, mucho más grande, la Unión Europea. Desde aquel momento la política exterior de Irlanda se ha conformado cada vez más a la de los principales poderes de la Organización del Tratado del Atlántico Norte. Las élites corporativas de Europa, intensamente a favor de la OTAN, han consolidado su control de la Unión Europea. En la medida que ese proceso ha avanzado, el pueblo de Irlanda, como los demás pueblos de Europa, ha llegado ser proporcionalmente más vulnerable a los golpes de diverso tipo que resultan de las políticas implementadas y manejadas por aquellas élites.

En 2010, el gobierno de Irlanda aplicó un ajuste estructural de €4 mil millones para ayudar a rescatar los bancos que descabelladamente se había acordado a garantizar en septiembre de 2008. Ahora, en 2011, bajo los términos del "rescate" del FMI y la Unión Europea, el gobierno de Irlanda aplicará un ajuste de €6 mil millones que llegara hasta €11 mil millones para 2014. El Instituto de Investigación Social y Económica (ESRI) de Irlanda calcula que el compromiso actual del apoyo gubernamental para los bancos irlandeses (en efecto, sus bancos extranjeros acreedores) suma un 61% del PIB de alrededor de €170 mil millones. (De ese total alrededor de 20% es repatriado por las empresas extranjeras). El desempleo oficial ya es de alrededor del 14%.

Las relaciones financieras de Irlanda son casi idénticas a las lealtades de su política exterior : los países del Bloque Occidental de América del Norte, Europa y sus aliados del Pacífico.

Especialmente desde la caída de la Unión Soviética, los gobiernos de Irlanda se han comprometido en un pacto faustiano, entregando los intereses soberanos de su pueblo a cambio de una prosperidad falsa basado en burbujas y una complicidad bochornosa en el belicismo despiadado de la OTAN. Existe una relación directa entre la cínica colaboración de las autoridades irlandesas con los vuelos de tortura de la CIA o el uso rutinario por los militares estadounidenses del aeropuerto de Shannon y la crisis económica actual en Irlanda. Las dos demuestran un profundo fracaso del juicio moral frente a la bruta extorsión neocolonial.

Algún contexto

Las varias votaciones en los referendums que han habido sobre los diferentes tratados de la Unión Europea han demostrado que la gente en Irlanda tiende a desconfiar de las opciones arregladas para ellas y ellos por la clase gobernante. Es fácil olvidar que muchas personas irlandesas de gran influencia han seguido el camino recorrido por individuos políticamente poderosos como Peter Sutherland, antiguo jefe de BP y del precursor de la Organización Mundial de Comercio, y Tony O'Reilly, antiguo jefe de Heinz y de Independent News. La elitista red de relaciones empresariales y amistades personales que ha resultado del éxito a nivel internacional de aquellas personas ha hecho el proceso de diseño de políticas en Irlanda presa del declive de los países del Bloque Occidental relativo a sus rivales emergentes.

La élite financiera del Bloque Occidental y sus apoderados políticos están decididos a proteger a un sector bancario corrupto que hizo préstamos sumamente arriesgados a pesar de la enorme burbuja de crédito y bienes y raíces que fue evidente desde por lo menos 2004. Para garantizar aquella protección se ha impuesto un salvaje programa de ajuste estructural sobre el pueblo de Irlanda a pesar del hecho que la economía fundamental es rentable y exitosa. Los términos de aquel programa implica un período prolongado de austeridad por medio de bajar el nivel de vida de la mayoría de la gente y una disminución de los ingresos del gobierno.

Durante muchos años, las autoridades estadounidenses desbarataron la estructura de regulación de su sistema financiero y comercial. Desde 2001, mantuvieron demasiado bajas las tasas de interés por demasiado tiempo. Permitieron a las agencias de calificación crediticia emitir valoraciones corruptas de instrumentos financieros. Dieron preferencia a grandes bancos de inversión para usar razones de prestamos contra reservas de hasta 40 a 1. Entre otros factores, todo esto generaba una presión intensa sobre las autoridades europeas para que colaboraran con sus homólogos en Estados Unidos y Japón en mantener el sistema financiero del Bloque Occidental en equilibrio por medio de la coordinación de acciones con respecto a las tasas de interés y las tasas de cambio de divisas.

Esto quería decir que la tasa de interés real fue negativa en Irlanda, donde la inflación fue más alta. Entonces, solo un esfuerzo extraordinario de parte de los reguladores en Irlanda habría podido controlar la burbuja que resultó del crédito y de los bienes y raíces. Sin embargo, los reguladores en Irlanda siguieron el ejemplo de sus homólogos en los Estados Unidos. Toleraron préstamos depredadores y una contabilidad corrupta que terminaron en el fracaso de empresas como Anglo Irish Bank cuya mera existencia dependía de la burbuja de crédito y de bienes y raíces. Ahora, por ser la clase gobernante en Irlanda demasiado cínica y cobarde en defender ese sistema, el pueblo de Irlanda pagará las pérdidas incurridas por la avaricia de los bancos extranjeros.

Después de su propia crisis entre 1999 y 2002, Argentina enfrentaba la misma situación. Económicamente, Irlanda todavía está a tiempo de seguir el ejemplo de Argentina y rechazar la deuda. Pero debe de ir mucho más lejos y reconocer que su pueblo jamás tendrá una prosperidad sostenible si el Estado de Irlanda no hace de la autonomización y de la diversificación de sus relaciones exteriores un tema urgente. Hacer eso no implica necesariamente salirse de la Unión Europea. Tomar esa decisión podría ayudar quebrar la llave estranguladora anti-democrática de las élites europeas sobre las políticas de la Unión Europea.

La relevancia de ALBA

Un componente crucial de la estrategia argentina para recuperarse de la crisis fue el apoyo incondicional de Venezuela. Venezuela compró cantidades grandes de bonos argentinos en momentos importantes para el desarrollo de la recuperación del país de su crisis. Ese hecho dio al entonces Presidente Nestor Kirchner significativas opciones y un grado de autonomía que de otra manera no habría tenido. Por razones económicas fundamentales, cualquier nuevo gobierno que sea elegido en Irlanda debe de reflexionar muy seriamente sobre quiénes son sus verdaderos amigos y dónde se encuentran sus verdaderos intereses. La política extranjera de Irlanda se ha momificado girando año tras año alrededor del eje Bruselas-Washington.

La fuerza de aquella gravitación se debilitará en la medida que el capitalismo corporativo de consumo falle en sostener un nivel de vida básica para un gran número de personas y permita que la desigualdad vuelva a ser estructural. En América Latina existe un fuerte consenso continental sobre la idea de que la reducción de la desigualdad es esencial para lograr la reducción de la pobreza. Es impresionante la correspondencia negativa entre aquel consenso y la determinación de los gobiernos europeos de traicionar lo que fue, supuestamente, la razón de ser original de la Unión Europea. Imponen programas de ajuste estructural sobre sus pueblos mientras miman a la élite financiera que inicialmente provocó la crisis económica.

Mientras los gobiernos europeos reducen el nivel de vida de sus pueblos y aumentan la desigualdad, los países de la Alianza Bolivariana de los pueblos de las Américas (ALBA) hacen precisamente lo opuesto. La ALBA está conformada por economías medianas y pequeñas, como la de Irlanda. Los países de ALBA están empezando a salir del avasallamiento que suprimía su verdadero potencial
económica. Lo que esos países han hecho es defender los intereses de sus pueblos contra las oligarquías locales que se aliaron con los poderes dominantes norteamericanos y europeos. La oligarquía en Irlanda ha hecho lo mismo que sus homólogos latinoamericanos. Han engañado al pueblo irlandés para que se integre más y más profundamente en una Unión Europea dominada por su élite comprometida con la OTAN.

Irlanda debe de aliarse con la ALBA

Uno de los problemas claves de Irlanda es su dependencia sobre el petróleo importado. En 2008 el país importaba 191,000 barriles por día, casi 70 millones de barriles al año. Un arreglo preferencial con Venezuela parecido a aquellos de Petrocaribe ayudará a Irlanda a pagar la mitad del precio de un monto de petróleo importado de Venezuela dentro de 90 días y lo demás en un plazo de 20 años con una tasa de interés de 2%. Con esos términos aún 10 millones de barriles del petróleo venezolano liberarían cada año US$450 millones para ayudar a la liquidez del sector público en Irlanda.

Como parte de la estrategia global de la ALBA, Venezuela ha hecho acuerdos bilaterales con países tan diferentes como Portugal, Siria y Bielorrusia. La empresa estatal venezolana de petróleos, PDVSA, constantemente llega a arreglos con contrapartes extranjeras y empresas multinacionales
No existe ningún motivo racional para que Irlanda deje de explorar una relación con la ALBA. En cambio, abundan los incentivos políticos, económicos, comerciales, tecnológicos y culturales para hacerlo.

Políticamente, extenderse más allá del proyecto corporativo capitalista europeo revertiría el espiral de Irlanda hacia una dependencia neocolonial abyecta sobre las potencias del Bloque Occidental. Abriría una alternativa más amplia y sostenible al fallido capitalismo corporativo. Económicamente, con respecto especialmente a las políticas de energía y alimentos, el compromiso de la ALBA con la solidaridad y la complementariedad ofrece numerosas ventajas a Irlanda. En cambio, las industrias de tecnología y cultura de Irlanda serán de mucho interés para los países de la ALBA.

De igual manera, no existe ningún motivo por qué los países de la ALBA y las empresas como PDVSA no deban de usar Irlanda - con su tasa de impuesto corporativo de 12.5% - para lanzarse sobre el mercado europeo de la misma manera que lo ha hecho los Estados Unidos. Para los países de la ALBA también, la diversificación de sus relaciones comerciales y financieras serán una fuente importante de crecimiento en el futuro para satisfacer la necesidades de sus poblaciones. Pero la importancia simbólica de una relación formal entre Irlanda y ALBA va mucho más allá de un asunto económico o comercial.

Las amenazas gemelas de la militarización global y el cambio ambiental global requieren una cooperación mucho más estrecha entre pequeños países para poder defender sus intereses contra las potencias económicas y militares gigantescas como los Estados Unidos y la Unión Europea. Éstos se han demostrado con toda la voluntad de usar su poder de la manera más despiadada en cualquier parte del mundo. La experiencia de Irlanda demuestra que el primer instinto de la Unión Europea es de proteger sus élites corporativas antes de todo. Para proteger los intereses fundamentales de sus pueblos, los países como Irlanda necesitan combinarse urgentemente a proyectos políticos y económicos emancipadores como la ALBA.

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