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El viceprimer ministro chino, Wang Qishan, ha declarado su respaldo a los esfuerzos que realiza la Unión Europea en apoyar a los países de la eurozona que atraviesan dificultades. “Son esfuerzos que tarde o temprano provocarán el efecto deseado”, aseguró. Y cómo no: si tiene bajo la manga una solución real de alivio para la deuda europea, con más de 900.000 millones de dólares en efectivo, disponibles para adquirir los bonos de deuda soberana que causan tantos dolores de cabeza a Bill Gross y Mohamed El-Erian, los ejecutivos de Pimco que el lunes abogaron por la salida del euro de Grecia, Irlanda y Portugal.
Las declaraciones de Wang Qishan, realizadas ayer en la tercera edición del Foro Económico China-UE, se suman a las que hizo Hu Jintao en Portugal hace dos semanas, y a las que hizo hace un mes en Grecia el Primer Ministro Wen Jiabao. Como fue reconocido por el comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Oli Rehn: “Apreciamos el apoyo de China en este gran esfuerzo que busca salvaguardar la estabilidad financiera de Europa”. .
Si bien este año ha sido titubeanta para China, las altas tasas de crecimiento y al auge que ha tomado la demanda agregada, le ha obligado a poner un freno de cautela a su economía para evitar la creación y propagación de burbujas. Con este objetivo el mes pasado elevó la tasa de reservas bancarias al 18,5 por ciento. Un dato que marca una gran diferencia con los países occidentales en los que la tasa bancaria está en el 2% (lo que significa que los bancos multiplican 50 veces la base monetaria real).
Nadie desconoce a estas alturas que la estabilidad lograda por China durante la crisis se debe al plan de estímulo por 585 mil millones de dólares impulsado en noviembre de 2008, tras la G-20 de Washington. La diferencia crucial con Europa y Estados Unidos fue que mientras estos países se dedicaron a rescatar a instituciones financieras, China se dedicó a apoyar a empresas sólidas y creadoras de empleo. Por eso China puede ahora tender una mano a Europa con su problema de los bonos de deuda soberana.
La actitud protagónica que ahora toma China con los países europeos, la realizó a lo largo del siglo XX Estados Unidos, principalmente tras las dos guerras mundiales. Al término de ambos conflictos, siempre fue Estados Unidos el que tendió la mano, cobrando, por cierto, su libra de carne. De hecho, Gran Bretaña terminó de pagar su parte de los comprimisos a Estados Unidos hace apenas una década. Y los bancos estadounidenses se beneficiaron mediante la financiación de ambos lados de la campaña, como lo dio a conocer el investigador inglés Antony Sutton en 1980. Esta vez, y en tiempo de paz, China ofrece su ayuda financiera a Europa, y quita a Europa un gran problema de encima. Es probable que también exija su libra de carne en base a acuerdos comerciales. Pero en las actuales circunstancias, Europa está dispuesta a todo con tal de aliviar la presión que se cierne sobre su deuda. Además, es una clara demostración de que la hegemonía global va desplazándose hacia oriente, donde China tomará las riendas.
Esta auténtica operación de rescate, no deja de ser relevante en una Europa convulsionada por los ataques especulativos y sitiada por los anuncios de las agencias de calificación de riesgo. Justo en los momentos en que Moody y Fitch han degradado nuevamente la calidad de la deuda de España y Portugal, China hace oídos sordos a esos anuncios demostrando que son informaciones ridículas e interesadas. Tan interesadas como los turbios arreglos que involucraron a Lehman Brothers con Ernst & Young, para engañar a la gente.
Como he señalado en otros artículos, las agencias de calificación han desempeñado un rol patético: No fueron capaces de advertir la enorme crisis de los créditos basura, y luego, en vez de aliviarla, le agregan más combustible castigando a los países que cometieron el error de creer sus dichos como un dogma… Mientras más pronto se decidan los gobiernos a terminar con esta farsa, mejor será para la humanidad.
Por eso que la operación de rescate de China, con sus 900 mil millones de dólares en efectivo, será es un golpe lo suficientemente potente como para adormecer la propuesta lanzada el lunes por Pimco de que Grecia, Irlanda y Portugal deben abandonar el euro. El fondo del gobierno chino, China Investment Corporation, tiene un arsenal muy poderoso para ganar la batalla especulativa que encabezan Bill Gross y Mohamed El-Erian.
Y aunque Estados Unidos ha sido y es el mayor cliente de China, esta vez es Europa la que se lleva el premio. Con esta operación, China proclama su salida de las inversiones en deuda pública de Estados Unidos, que le permitieron el gran despilfarro. El gigante asiático ha sido el gran financista de la primera economía del planeta. Pero las debilidades que acusa esta economía han quedado al descubierto: Estados Unidos se asfixia por deudas que se reproducen día a día, y que no tiene como pagar, dando comienzo a un proceso de largo y continuo deterioro imposible de revertir.
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