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A veces un hecho anecdótico se convierte en categoría y un solo detalle revela todo un relato. La negativa de Tomás Gómez a aceptar la retirada de las listas en las autonómicas madrileñas, como le pedía el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, ha servido para confirmar que el socialismo español ha entrado -como los edificios atacados por la aluminosis, es decir, construidos con cemento que contiene sales de aluminio en cantidades o proporciones inadecuadas- en un serio proceso de degradación política e ideológica. Algunos publicistas de la izquierda consideran al Ejecutivo de Zapatero como “suicidado” (así lo hace Enrique Gil Calvo quien, a propósito de la coyuntura, llega a hablar de la “autodestrucción histórica de la izquierda española actual”) y otros como Josep Ramoneda piensan que Zapatero ha “tocado fondo ideológico” al alinearse con las tesis de Sarkozy en su política inmigratoria.
Es desde la izquierda intelectual -Gregorio Peces Barba sirve como referente de ese grupo que disiente de la marcha del PSOE y del Gobierno-, cada vez menos inhibida, desde donde llegan las críticas más ácidas y los diagnósticos más pesimistas. José María Fidalgo, anterior secretario general de Comisiones Obreras, declaró sin ambages en el programa de TVE '59 segundos' del pasado miércoles que Rodríguez Zapatero debería presentarse a las elecciones porque no habría nadie dispuesto a asumir la muy dura travesía del desierto que se avizora para el PSOE. No hace falta, por tanto, acudir a las fuentes de información y opinión de la derecha para observar cómo la propia izquierda está interiorizando las dimensiones del fracaso del Gobierno de Zapatero y del propio PSOE. Tomás Gómez se ha convertido en un banderín de enganche cada día más nutrido de seguidores.
Concesiones para el presupuesto
Las primarías madrileñas, por lo tanto, han descubierto una extraña pelea interna en el partido, pero también han abierto la válvula para que en otros lugares de España el PSOE muestre su debilidad. Es el caso de la Comunidad Valenciana: el ex ministro del Interior, Antoni Asunción, ha denunciado un pucherazo del aparato que le impide competir con el candidato oficial a la Generalitat, Jorge Alarte. En esa misma Comunidad, el PSOE se ha avenido a que un tránsfuga sea el candidato -en condición de independiente- a la estratégica alcaldía de Benidorm, rompiendo así el Pacto Antitransfuguismo firmado hace cuatro años por todas las fuerzas políticas.
Tampoco le ha importado demasiado al presidente del Gobierno que el acuerdo presupuestario haya dejado al lehendakari López en una posición difícilmente sostenible ante la opinión pública vasca y del mismo PSE. Para sacar los Presupuestos con el PNV, Zapatero ha elevado la valoración de las transferencias de políticas activas de empleo de 300 millones de euros (así las cuantificadas el actual Gobierno vasco) a 472, sin que esté todavía del todo claro si las bonificaciones empresariales que se entregan a la gestión de Vitoria rompe o no la caja única de la Seguridad Social. Formalmente, como ayer informaba Carlos Sánchez, parece que no lo haría, pero materialmente es muy posible que perpetre el disparate, porque la liquidación final se hará a través de descuentos en el cupo, en todo caso un procedimiento que no podrán utilizar otras comunidades que aspiran a disponer de esas facultades.
Las primarías madrileñas han descubierto una pelea interna en el partido, pero también han abierto la válvula para que en otros lugares de España el PSOE muestre su debilidad
Un socialismo al uso convencional jamás hubiera accedido a esas transferencias en las condiciones en las que lo ha hecho éste; no hubiera sometido al Partido Socialista de Euskadi a un estrés político tan humillante, ni hubiese puesto en peligro la fórmula constitucionalista que gobierna el País Vasco -si es que no lo hace ya en la sombra el PNV- después de tres décadas de régimen nacionalista. Para encubrir la marcha confederal que el Gobierno alienta en Euskadi con este tipo de medidas, se ha vuelto a declarar el café para todos -Cataluña y Valencia reclamarán esas transferencias- lo que implica un paso más en la disminución del Estado y en la relativización de los criterios de la ciudadanía -todos libres e iguales- muy en línea con el desmantelamiento estatal que Zapatero consintió -engañando a los catalanistas- en el Estatuto de 2006. Para “rescatarlo”, el presidente se dispone a “descentralizar” el Consejo General del Poder Judicial, lo que le ha granjeado la seria advertencia esta semana de su presidente y del Tribunal Supremo en la solemne apertura del año judicial en presencia del Rey. No sería extraño, sin embargo, que la unicidad del Poder Judicial fuese también zarandeada mediante procedimientos formalmente legales pero materialmente inconstitucionales.
La disidencia se moviliza
Esta banalización de los valores ideológicos y políticos ha llevado a perpetrar decisiones descaradamente sectarias, como la destitución de la directora del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) por una discrepancia de fechas con la vicepresidenta primera en los trabajos de campo de una de las encuestas pautadas que da a conocer la entidad, y en la que quedaba patente la caída en intención de voto del PSOE, o el retraso, por razones exclusivamente partidarias, de la decisión en la localización del ATC (almacén de residuos nucleares), lo que ha disminuido hasta niveles ínfimos la autoridad y solvencia del ministro de Industria que, con total irresponsabilidad, entró en un imposible “pacto energético” con el PP que ha saltado por los aires. Asuntos estos que se enlazan con errores técnicos del Consejo de Ministros y que delatan o un torticero ánimo de eludir las directivas europeas o una ignorancia supina. La Unión Europea tiene retenidos en Bruselas dos asuntos de gran importancia: el Real Decreto sobre la prima a la compra del carbón nacional -que podría ser ilegal- y la financiación de TVE que los servicios jurídicos de la Comisión consideran igualmente ilegal. Lo que lleva a preguntarse cómo es posible tanta incompetencia gubernamental, tanta capacidad de generación de conflictos internos y externos en un Gabinete en el que al menos tres ministros -Trabajo, Sanidad y Ciencia e Innovación- presentan una inmediata fecha de caducidad.
El deslavazado desplazamiento de Zapatero a Nueva York en el que hizo gala de buenismo sobre la pobreza en el mundo -reivindicó una tasa universal para las transacciones bancarias-, incoherencia, con su apoyo a la impugnada política francesa de deportaciones de gitanos en un contradictorio discurso ante la Asamblea de las Naciones Unidas y, a la vez, de pobreza de recursos dialécticos, técnicos y políticos ante representantes de Wall Street, compone un cuadro clínico de máxima degradación política ideológica en el socialismo español.
La disidencia interna ya se percibe. Emerge en artículos, en ensayos en revistas elitistas dirigidas al ámbito de la izquierda universitaria, en reuniones de reducidos comensales en discretos restaurantes madrileños, todos a la espera de tres fechas muy próximas: el 29 de este mes, día de una huelga general que sospechosamente se ha amansado en sus prolegómenos; el 3 de octubre en Madrid -las primarias en el PSM-; y el 28 de Noviembre en Cataluña -las elecciones autonómicas-. Pero la aluminosis del edificio doctrinal y gestor del Gobierno y del PSOE ha hecho mella en las fachadas de Ferraz y la Moncloa. Por eso, Mariano Rajoy -el “divino impaciente”- sigue siendo la más viva representación del hombre que retrepado en el sillón con un puro escucha nostálgico a la otrora bella Sara Montiel cantando el cuplé inmarcesible que dice aquello de “fumando espero…”.
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