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La mayor recesión desde la II Guerra Mundial ha obligado a la mayor intervención pública que se recuerda. Los países europeos han puesto en marcha planes de estímulo en los que gastarán, tanto este año como el próximo, medio billón de euros, el equivalente al 5% del PIB de la UE. Y han dedicado otros 3,8 billones a los rescates bancarios y otras medidas de apoyo al sector financiero, según los cálculos de la Comisión Europea.
Esta ingente cantidad de recursos ha generado un importante agujero en las cuentas públicas, que ha quebrado la senda de saneamiento que habían iniciado los países europeos, con España a la cabeza. En la primera legislatura de Rodríguez Zapatero se lograron los primeros superávit presupuestarios desde la Transición. Pero con la crisis, aquellos resultados positivos se han convertido en números rojos también de dimensiones históricas.
En todos los países desarrollados, las cuentas públicas se marcan con el signo negativo. La economía española va camino de cerrar 2009 con un déficit presupuestario equivalente al 10% (de momento, la previsión del Gobierno es del 9,5%, más que la previsión de la Comisión Europea, del 8,6%, que revisará en unas semanas). Es un registro que sólo será superado por Reino Unido, Irlanda y EEUU, las otras tres economías que han sufrido el pinchazo de la burbuja inmobiliaria.
Las medidas de estímulo puestas en marcha por el Gobierno equivalen al 3% del PIB. Gran parte, unos 20.000 millones, son medidas fiscales diversas, como la deducción de 400 euros en el IRPF, el adelantamiento de las devoluciones de impuestos, o un nuevo sistema para reintegrar mensualmente el IVA a las empresas.
Todas estas actuaciones, junto con el propio efecto de la contracción económica, son las que han provocado una caída, hasta la fecha, del 20% en la recaudación. Junto a ello, y del lado del gasto, destaca el plan de inversión local, que ha distribuido 10.000 millones entre todos los ayuntamientos para obras diversas.
Endeudamiento
Las finanzas públicas españolas mantienen una ligera ventaja comparativa respecto a las de los demás países: un nivel de endeudamiento todavía inferior al promedio europeo. Un colchón que permite encajar mejor los números rojos de los presupuestos y que, a pesar de la situación de los mercados financieros, se ha podido ir financiando. Según los responsables del Ministerio de Economía, no están existiendo, de momento, problemas para colocar los títulos de la deuda pública, en uno de los años de mayor emisión de la historia reciente.
Ese es uno de los problemas. La necesidad de financiar los elevados déficit por parte de todos los países está llenando de papel el mercado de deuda. El Tesoro tiene que ofrecer su deuda con una rentabilidad medio punto superior a la del bono alemán para atraer a los inversores (es lo que se llama la prima de riesgo). Dos de las tres agencias internacionales de calificación, Moodys y Fitch, mantienen la nota más alta para los títulos del Reino de España, pero puede perderla si surgen dudas sobre la posibilidad de que el déficit se vaya a reducir.
Por eso los continuos mensajes del Gobierno sobre su compromiso con las reglas de la UE que obligan a reducir el déficit al 3% en 2012. Y, por eso habrá que subir (algo) los impuestos y habrá que hacer ajustes en los presupuestos de algunos ministerios.
La mayor recesión desde la II Guerra Mundial ha obligado a la mayor intervención pública que se recuerda. Los países europeos han puesto en marcha planes de estímulo en los que gastarán, tanto este año como el próximo, medio billón de euros, el equivalente al 5% del PIB de la UE. Y han dedicado otros 3,8 billones a los rescates bancarios y otras medidas de apoyo al sector financiero, según los cálculos de la Comisión Europea.
Esta ingente cantidad de recursos ha generado un importante agujero en las cuentas públicas, que ha quebrado la senda de saneamiento que habían iniciado los países europeos, con España a la cabeza. En la primera legislatura de Rodríguez Zapatero se lograron los primeros superávit presupuestarios desde la Transición. Pero con la crisis, aquellos resultados positivos se han convertido en números rojos también de dimensiones históricas.
En todos los países desarrollados, las cuentas públicas se marcan con el signo negativo. La economía española va camino de cerrar 2009 con un déficit presupuestario equivalente al 10% (de momento, la previsión del Gobierno es del 9,5%, más que la previsión de la Comisión Europea, del 8,6%, que revisará en unas semanas). Es un registro que sólo será superado por Reino Unido, Irlanda y EEUU, las otras tres economías que han sufrido el pinchazo de la burbuja inmobiliaria.
Las medidas de estímulo puestas en marcha por el Gobierno equivalen al 3% del PIB. Gran parte, unos 20.000 millones, son medidas fiscales diversas, como la deducción de 400 euros en el IRPF, el adelantamiento de las devoluciones de impuestos, o un nuevo sistema para reintegrar mensualmente el IVA a las empresas.
Todas estas actuaciones, junto con el propio efecto de la contracción económica, son las que han provocado una caída, hasta la fecha, del 20% en la recaudación. Junto a ello, y del lado del gasto, destaca el plan de inversión local, que ha distribuido 10.000 millones entre todos los ayuntamientos para obras diversas.
Endeudamiento
Las finanzas públicas españolas mantienen una ligera ventaja comparativa respecto a las de los demás países: un nivel de endeudamiento todavía inferior al promedio europeo. Un colchón que permite encajar mejor los números rojos de los presupuestos y que, a pesar de la situación de los mercados financieros, se ha podido ir financiando. Según los responsables del Ministerio de Economía, no están existiendo, de momento, problemas para colocar los títulos de la deuda pública, en uno de los años de mayor emisión de la historia reciente.
Ese es uno de los problemas. La necesidad de financiar los elevados déficit por parte de todos los países está llenando de papel el mercado de deuda. El Tesoro tiene que ofrecer su deuda con una rentabilidad medio punto superior a la del bono alemán para atraer a los inversores (es lo que se llama la prima de riesgo). Dos de las tres agencias internacionales de calificación, Moodys y Fitch, mantienen la nota más alta para los títulos del Reino de España, pero puede perderla si surgen dudas sobre la posibilidad de que el déficit se vaya a reducir.
Por eso los continuos mensajes del Gobierno sobre su compromiso con las reglas de la UE que obligan a reducir el déficit al 3% en 2012. Y, por eso habrá que subir (algo) los impuestos y habrá que hacer ajustes en los presupuestos de algunos ministerios.
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