Diversos sectores peruanos permanecen preocupados por la decisión colombiana de conceder 7 bases militares a Estados Unidos, en contraste con el apoyo brindado por el gobierno de Perú a ese país.
En este sentido, el líder opositor Ollanta Humala y comentaristas de diversas tendencias coincidieron en expresar esa preocupación y criticar la posición del presidente Alan García, quien la semana pasada recibió a su colega colombiano, Alvaro Uribe y le dio pleno apoyo, divulgó la agencia Prensa Latina.
“Es una decisión propia de Colombia, pero nuestra posición debe ser de rechazo”, dijo Humala.
Por su parte, el comentarista internacional Guillermo Giacosa, en el diario Perú 21, criticó a Uribe por no asistir a la Cumbre de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), a tratar allí el problema de las bases.
Añadió que las bases junto a otras instalaciones bélicas, además de la presencia de la IV Flota estadounidense, acrecentarán las presiones sobre Venezuela, como la base norteamericana de Mariscal Estigarribia, en Paraguay, amenaza a Bolivia.
El veterano dirigente socialista, Javier Diez Canseco, señaló que las bases no apuntan a combatir al narcotráfico y a la insurgencia como afirman Estados Unidos y Uribe, sino que apuntan contra los procesos de cambio en curso en América Latina.
“García casi solitariamente, ha respaldado en forma incondicional la peligrosa decisión de Uribe y ambos sirven a los intereses intervencionistas de Washington”, describe un artículo publicado en el diario La República.
El analista internacional, Ernesto Velit, por su parte, destacó las expresiones de malestar de los gobiernos latinoamericanos por el acuerdo Bogotá-Washington que entrega las bases.
El director del diario La Primera, César Lévano, dice en su columna diaria que García es el único presidente que ha dado su conformidad a las bases, dos de las cuales están cerca de la frontera con Venezuela.
Desestimó las promesas de Uribe de que los militares norteamericanos sólo actuarán en su territorio y recuerdó que, una vez instalados en una base, los estadounidenses hacen literalmente lo que les da la gana.
El analista amazónico Roger Rumrri, por su parte, escribió en el diario La Primera que la guerra contra las drogas que Washington invoca para su presencia militar en Colombia encubre afanes geopolíticos, pues el narcotráfico ha crecido tras las intervenciones en Colombia y Afganistán.
En ese marco, las siete bases anunciadas en Colombia amenazan a Venezuela, Bolivia y Ecuador y apuntan al control de la Amazonía y sus recursos.
En este sentido, el líder opositor Ollanta Humala y comentaristas de diversas tendencias coincidieron en expresar esa preocupación y criticar la posición del presidente Alan García, quien la semana pasada recibió a su colega colombiano, Alvaro Uribe y le dio pleno apoyo, divulgó la agencia Prensa Latina.
“Es una decisión propia de Colombia, pero nuestra posición debe ser de rechazo”, dijo Humala.
Por su parte, el comentarista internacional Guillermo Giacosa, en el diario Perú 21, criticó a Uribe por no asistir a la Cumbre de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), a tratar allí el problema de las bases.
Añadió que las bases junto a otras instalaciones bélicas, además de la presencia de la IV Flota estadounidense, acrecentarán las presiones sobre Venezuela, como la base norteamericana de Mariscal Estigarribia, en Paraguay, amenaza a Bolivia.
El veterano dirigente socialista, Javier Diez Canseco, señaló que las bases no apuntan a combatir al narcotráfico y a la insurgencia como afirman Estados Unidos y Uribe, sino que apuntan contra los procesos de cambio en curso en América Latina.
“García casi solitariamente, ha respaldado en forma incondicional la peligrosa decisión de Uribe y ambos sirven a los intereses intervencionistas de Washington”, describe un artículo publicado en el diario La República.
El analista internacional, Ernesto Velit, por su parte, destacó las expresiones de malestar de los gobiernos latinoamericanos por el acuerdo Bogotá-Washington que entrega las bases.
El director del diario La Primera, César Lévano, dice en su columna diaria que García es el único presidente que ha dado su conformidad a las bases, dos de las cuales están cerca de la frontera con Venezuela.
Desestimó las promesas de Uribe de que los militares norteamericanos sólo actuarán en su territorio y recuerdó que, una vez instalados en una base, los estadounidenses hacen literalmente lo que les da la gana.
El analista amazónico Roger Rumrri, por su parte, escribió en el diario La Primera que la guerra contra las drogas que Washington invoca para su presencia militar en Colombia encubre afanes geopolíticos, pues el narcotráfico ha crecido tras las intervenciones en Colombia y Afganistán.
En ese marco, las siete bases anunciadas en Colombia amenazan a Venezuela, Bolivia y Ecuador y apuntan al control de la Amazonía y sus recursos.
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