"Todos los plazos han terminado. A partir de este jueves intentaré entrar en Honduras" dijo Zelaya a elmundo.es nada más conocerse el fracaso del último intento del mediador Óscar Arias por encontrar una salida a la crisis que vive el país. "Con las pistolas no se puede dialogar, nosotros cedimos en todo pero los golpistas se mantuvieron como lo que son, un grupo de fascistas intransigentes" comentó a este periódico desde Managua.
Poco antes de subirse al coche Zelaya, en compañía de Eden Pastora, el Comandante Cero del Frente Sandinista, recalcó que va desarmado, con bandera blanca y proclamando la reconciliación del pueblo hondureño. "Espero que los fusiles no atenten contra su pueblo señaló en referencia el Ejército".
Unas Fuerzas Armadas que advirtieron, en un comunicado de respuesta, no sólo que no se responsabilizan de la seguridad del depuesto mandatario, sino que la posibilidad de que sea atacado él o sus partidarios no viene a ser más que un "exclusivo propósito de constituirlos en mártires".
Tensa espera
Agotada la vía diplomática y transcurridas las 72 horas que le pidió la comunidad internacional, Zelaya finalmente dio a conocer su estrategia. Este jueves partió de Managua hacia la ciudad de Estelí, a 200 kilómetros de la frontera para desde ahí salir el viernes hacia Ocotal, todavía en suelo Nicaragüense, para intentar en cualquier momento y sin aclarar por donde, acercarse hasta la frontera con Honduras. Otras fuentes señalan que en esta pequeña localidad organizará un campamento desde el que esperará la llegada de más simpatizantes antes de intentar cualquier intento de traspasar la frontera. Una espera que podría durar varios días.
Mientras tanto a pocos kilómetros de la destartalada posta fronteriza de Las Manos, por donde se cree que podría intentarlo, además de a café tostado, tabaco (gracias a la próspera industria levantada por exiliados cubanos) y flores, huele a campamento y se escuchan protestas de los primeros seguidores de Zelaya llegados desde Tegucigalpa bloqueados por tres retenes del Ejército que impiden el paso. Hasta este punto también llegaron refuerzos policiales, encargados de la detención de Zelaya.
Mediación internacional
Hasta el momento Estados Unidos y la Organización de Estados Americanos (OEA) siguen ejerciendo fuertes presiones para parar la marcha de Zelaya a la frontera y para que las dos partes a aceptar la propuesta del presidente de Costa Rica, Óscar Arias, para restituir el orden constitucional en Honduras. "Nuestra recomendación a ambas partes es aprobar el plan de Arias y avanzar", dijo el portavoz del departamento de Estado Philip Crowley.
Después de intentarlo en un avión venezolano hace 20 días, la decisión de Zelaya de emprender su regreso a Honduras llega tras el rechazo de Roberto Micheletti a la última propuesta de 11 puntos formulada por Arias. El gobierno de facto sigue sin aceptar el regreso de Zelaya al poder, tal y como contemplaba la propuesta, a pesar de que en esta ocasión incluía varios 'candados' que garantizaban que Zelaya no volvería a intentar ni su reelección, ni convocar una Asamblea Constituyente.
El anuncio del regreso de Zelaya volvió a sacar a la calle a sus seguidores casi un mes después de su derrocamiento. Como medida de presión, apoyaron huelgas y bloqueos de carreteras. Medios afines al gobierno de facto advertían que el retorno de Zelaya podría provocar desórdenes y violencia. La huelga general decretada por sindicatos afines a Zelaya, fue seguida parcialmente en escuelas, hospitales y centros públicos. Varias carreteras fueron bloqueadas por los manifestantes.
El toque de queda se amplió en las zonas fronterizas desde las 18:00 a las 6.00, no así en el resto del país que sigue entrando en vigor a las 23:00 de cada día.
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