La participación o no de Estados Unidos en el golpe contra la democracia hondureña fue planteada por el presidente Zelaya desde Costa Rica, donde fue trasladado por los militares golpistas tras secuestrarlo de su residencia en Tegucigalpa. Si EEUU no están detrás de esto, dijo, entonces ese país puede incidir para que yo retorne a Honduras.
Pero dejemos que los hechos hablen. La complicidad de la administración estadounidense en el golpe de Estado se evidencia a partir de los comunicados públicos que han sido emitidos en las últimas horas.
El primero, cerca de medio día, si bien lamentaba los sucesos en el país centroamericano, expresaba que “los problemas en Honduras tienen que ser resueltos por los hondureños, sin ninguna interferencia desde afuera”.
Para el mejor entendedor, pocas palabras. Esto implica que la Casa Blanca avala el secuestro y expulsión de Zelaya, pues ¿de qué forma los hondureños podrán resolver sus problemas sin la presencia de su presidente?
Segundo, en la misma dirección y a contramarcha de la posición de la mayor parte de los gobiernos latinoamericanos y caribeños, que se han pronunciado por exigir que se le permita a Zelaya volver a Honduras y retomar la conducción de ese país, Obama emitió en la tarde de este domingo un segundo comunicado que pone el descubierto la mano negra del imperio.
"Como lo hizo la Organización de Estados Americanos el viernes, insto a todos los actores políticos y sociales a respetar las normas democráticas, el estado de derecho y los principios de la Carta Democrática Interamericana", apunta el comunicado.
"Cualquier tensión y disputa existente debe ser resuelta pacíficamente a través del diálogo, libre de cualquier interferencia externa", volvió a señalar.
Este nuevo comunicado estadounidense coloca sobre la mesa otros dos aspectos adicionales: la sospechosa dubitación de la OEA que no reaccionó a tiempo ante el peligro del golpe de estado que se olía en el continente ya el miércoles pasado, cuando el jefe del Alto Mando militar, Romeo Vásquez, se negó a que las Fuerzas Armadas distribuyan las papeletas para una consulta que no iba a tener efectos vinculantes.
Por lo demás, la OEA ha demostrado, por si no fuera sorprendente, seguir siendo un instrumento de los Estados Unidos y ha ratificado la necesidad de que los gobiernos de “Nuestra América” construyan un organismo supranacional sin la presencia de Estados Unidos.
Pero si todavía quedan dudas de la participación de EEUU en el golpe de Estado, la vicepresidente del Congreso Nacional de Honduras se ha encargado de despejar. Durante más de dos semanas hemos tenido reuniones de diálogo para evitar la consulta ilegal, incluso con la presencia de representantes de la embajada estadounidense, ha señalado la parlamentaria opositora en una declaración difundida por CNN.
Minutos después el embajador de Estados Unidos en Honduras ha negado que estuviera al tanto de los planes (de subversión constitucional) y ha ratificado el carácter del pronunciamiento de la Casa Blanca, calificada como blanda por varios sectores.
En 1962, Estados Unidos instruyó la expulsión de Cuba de la OEA por haberse declarado una revolución socialista.
Zelaya es un liberal que a mitad de su mandato empezó a radicalizarse en su condena al neoliberalismo, promovió el ingreso de su país al ALBA, no aceptó recibir las cartas credenciales al embajador estadounidense en solidaridad con el presidente Evo Morales que acababa de expulsar a Philip Golberg por conspirador y fue anfitrión de la reunión de la OEA que derogó la resolución de la expulsión de Cuba.
¿Esta es la forma en que Estados Unidos se volverá a vincular con América Latina, como dijo Obama en Puerto Príncipe?, se preguntó el presidente de la Asamblea General de la ONU, Muguel D’Escoto.
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