Son los más recientes legados de la recesión por la que atraviesa la economía española y fueron acordados ayer en Consejo de Ministros. La dureza de la crisis ha obligado al Ejecutivo a revisar sus previsiones macroeconómicas, los gastos se han elevado por encima de lo presupuestado y, finalmente, el Gobierno va a aplicar una subida en algunos tributos indirectos, concretamente los impuestos especiales que recaen sobre el tabaco y la gasolina.
En el Informe de Posición Cíclica de la Economía Española, el Gobierno pronostica un retroceso del Producto Interior Bruto del 3,6 por ciento para este año, frente al 1,6 por ciento que vaticinaba en el cuadro macroeconómico del pasado enero; y del 0,3 por ciento en 2010, frente al avance del 1,2 por ciento por el que apostaba el pasado enero. Ahora bien, la vicepresidenta segunda y ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, indicó que estas previsiones hablan de medias anuales y recalcó que en 2010 no se espera ningún trimestre con tasas negativas.
Ya están identificados los responsables del batacazo del 3,6 por ciento en la actividad previsto para el presente ejercicio. El consumo privado y la inversión, con caídas del 4,1 por ciento y del 14,1 por ciento respectivamente, entre otros factores, deprimirán la demanda nacional en un 6 por ciento.
Recuperación en 2011
Con todo, las previsiones han pospuesto hasta 2011 la recuperación de la economía española, año en que prevé un tasa de crecimiento -ésta sí- del 1,8 por ciento. Por tanto, los brotes verdes que se afana en ver y hacer ver la vicepresidenta económica habrán de esperar hasta 2011 para ver sus frutos. No en vano, el mercado laboral habrá de aguantar el tirón hasta ese año para retomar la creación de empleo, con un exiguo avance del 0,5 por ciento, según las últimas proyecciones del Ejecutivo.
Mientras, la tasa de paro se elevará hasta rozar peligrosamente el 19 por ciento en 2010, cifra que no obsta para que Salgado recalque que no se alcanzarán "ni de lejos" los cinco millones de parados en España. Ello a pesar de que el empleo caerá nada menos que un 5,9 por ciento este año y un 1,7 por ciento el próximo. Con todo, las previsiones contemplan un superávit de la Seguridad Social del 0,2 por ciento del PIB para 2010, del 0,3 por ciento para 2011 y del 0,5 por ciento para 2012
Entretanto, se acrecienta el varapalo de la crisis a las cuentas públicas. La previsión de déficit para este año rompe todas las quinielas optimistas y se eleva al 9,5 por ciento del PIB, frente al 5,8 por ciento inicialmente previsto.
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