La Revolución en 2015

Acabamos de iniciar las páginas de la historia contemporánea de la República Bolivariana de Venezuela, y por ahora la derecha internacional ha picado adelante en sus objetivos de torcerle el brazo a las políticas socialistas del gobierno revolucionario y en su plan bien organizado y orquestado ha puesto como caballo de Troya las huestes paramilitares de Álvaro Uribe, la rancia oligarquía colombiana y su innegable poder económico, la guerra de escasez de productos básicos del hogar y de alimentos, de todo lo relativo a la industria automotriz y sus derivados, una burocracia corrupta y paquidérmica que coadyuva diligentemente a crear un estado de indefensión, incredulidad hacia las instituciones, malestar general de la población que se traduce en escepticismo hacia el modelo creado por el Comandante que nos va conduciendo hacia el socialismo o al menos hacia una sociedad más justa.

La guerra declarada del capital internacional que manejada por los halcones del Pentágono, colocan a nuestro País detrás del último lugar como área geográfica donde se pueda invertir con confianza, nos da una idea clara de las malsanas intenciones que siempre han tenido los pretendidos amos del mundo para de una vez por todas hacerse de nuestras riquezas naturales, de nuestro petróleo, así como en los sufridos países del oriente, ergo: Irak. Libia, Siria, inventando cualquier cosa como el terrorismo, el fundamentalismo religioso, el nacionalismo extremo, para colocar a la opinión pública tanto de sus propios países como a la internacional a favor de sus políticas de saqueo disimulado, colocando títeres que defienden sus mezquinos intereses y que se enriquecen en forma descarada traicionado a sus propios pueblos.

En quince años de revolución, les hemos allanado el camino para que sean propicias tales aberrantes prácticas, pues la concupiscencia para con el robo, la praxis de todo tipo de trapacerías y negociados están a la orden del día en todas las instancias gubernamentales; si no, cómo nos explicamos la pérdida de la bicoca de 20.000 millones de dólares de la industria petrolera por concepto de producción, sin que aparezca un solo responsable.

Sin duda hemos sido incapaces de ordenar, organizar y manejar una industria de producción de bienes de consumo que nos garantice la soberanía alimentaria e igualmente sucede con los bienes y servicios  en general que garantizan el normal desenvolvimiento de la población para vivir en un estadio de crecimiento económico de todo tipo, disfrutar de todos los servicios disponibles: educación científica y tecnológica de acuerdo a los nuevos tiempos, servicios de salud que llenen las expectativas de los ciudadanos para prevenir, tratar y curar cualesquier tipo de enfermedad sin que haya de por medio tanta incuria, desabastecimiento de los más elementales insumos hospitalarios necesarios y suficientes para atender las emergencias que se presenten en el territorio nacional.

Así las cosas, llegamos a la conclusión que el camarada presidente Nicolás Maduro tiene una dura tarea por delante que no se resuelve con decretos y leyes que nadie cumple, comisiones que no producen efectividad, si no con la férrea voluntad de echar del templo del legado chavista a látigo limpio y poner  tras las rejas a toda una mafia de militares y civiles que en clara connivencia han traicionado los principios socialistas de la revolución. Manos a la obra camarada o la historia lo juzgará como el Presidente que nunca fue capaz de enmendar el rumbo torcido que los judas de la patria le dieron a la revolución Bolivariana, toda una esperanza del pueblo venezolano.

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