La última cumbre sin Cuba

La idea de que esta debe ser la última cumbre sin la presencia de Cuba es un deseo compartido por la mayoría de los países reunidos en Cartagena de Indias. Acabar con la anomalía, al menos diplomática, de La Habana en la región en la próxima cumbre, que se celebrará en Panamá dentro de tres años, parece casi una consigna. Así lo ha manifestado el canciller venezolano, Nicolás Maduro, y el propio ministro de Exteriores argentino, Héctor Timmerman, se destapó el jueves con una propuesta inesperada: que su homóloga colombiana, Ángela Holguín, llame al presidente cubano, Raúl Castro, para que se vincule a la sesión plenaria de jefes de Estado de mañana.

Timmerman afirmó: “Pensamos que esta cumbre será la última sin Cuba”. Y añadió a renglón seguido que la viabilidad de su propuesta “depende de que se levante el veto de Estados Unidos y Canadá”. El pasado 6 de marzo el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, visitó la isla con este mismo propósito, pero su iniciativa fracasó. Cuba no ha asistido a ninguna de las cinco cumbres de las Américas anteriores y no pertenece a la Organización de Estados Americanos (OEA). Además, como ha reiterado el Gobierno de EEUU, el régimen cubano no cumple con los requisitos democráticos y de respeto a los derechos humanos que se exigen para formar parte del club. El propio presidente, Barack Obama, declaraba en una entrevista al diario colombiano El Tiempo publicada ayer que mientras que él ha hecho diversas aperturas hacia la isla, “las autoridades cubanas no han mostrado interés alguno en modificar su relación con EEUU ni tampoco ninguna disposición a respetar los derechos democráticos”.
La ausencia de Cuba en esta cita de Cartagena ha sido el motivo aducido por el presidente de Ecuador, Rafael Correa, para no asistir. Pese a que su falta no ha tenido mucha trascendencia sí ha servido para volver a debatir la estrategia de la región ante Cuba, entre quienes son partidarios de mantener el aislamiento de La Habana por considerar que es ya una capital irrelevante, y quienes piensan que el régimen nunca cambiará por sí solo y necesita del estímulo democrático exterior.

Sin embargo, lo que no ha podido cambiar la política o la diplomacia quizá lo podrá hacer la biología. Los hermanos Castro superan los 80 años y su salvavidas económico en los últimos años ha sido el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien lucha contra un cáncer. Su fallecimiento, coincide la mayoría de los analistas, obligaría a la isla a abrirse al exterior.


Fuente: elpais.com

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