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Grandes fastos, grandes infraestructuras, grande la campaña de propaganda.
El gigante asiático no ha escatimado esfuerzos para celebrar el noventa aniversario del Partido Comunista de China, en gobierno desde hace 61 años.
En la cultura tradicional china el nueve se asocia a la eternidad. De ahí la importancia del número.
La segunda economía mundial ultima preparativos para los grandes eventos de masas programados para mañana.
Los expertos aseguran que al régimen chino le interesa subrayar públicamente sus logros con el pretexto de las festividades. Sobre todo en tiempos de crisis y arreciando las críticas a su autoritarismo.
En la víspera del aniversario, el Gobierno chino ha hecho alarde de su poder con dos proyectos clave para su economía: el tan esperado tren de alta velocidad entre Pekín y Shanghái y el puente sobre el mar más largo del mundo, de 36,48 kilómetros en la ciudad costera oriental de Qingdao, en una de las provincias más pobladas y desarrolladas del país.
El puente ha costado 2.300 millones de dólares y ha tardado cuatro años en ser construido.
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